En nuestro país, de cuando en cuanto se levantan olas antievagélicas disfrazadas de intelecto y moralidad. Hace varios meses se levantó un rechazo periodístico y noticioso en contra de la lectura de la Biblia por lo cual escribí un comentario al respecto: http://masnobles.net/2015/08/del-debate-por-la-propuesta-de-ley-para-la-lectura-ensenanza-instruccion-biblica/
Sin embargo parece que no fueron suficientes esas olas de rechazo, porque una vez más se están levantando. Algunos de los argumentos que utilizan en contra de la lectura de la Biblia son que contiene violencia física y violencia sexual comparables al comportamiento de mareros y de algunas masacres ocurridas.
Efectivamente, la Biblia tiene varios pasajes que describen los extremos de violencia a los llega el ser humano; asimismo describe la vileza y la bajeza a la que llega el comportamiento y la moral humana.
Hay que recordar que la Biblia, además de ser el único libro inspirado por Dios, también es un libro de historia y por eso contiene los pasages que describen el comportamiento del ser humano y de la sociedad.
Sin embargo, los enemigos de la Biblia siempre vociferan que es malo leerla; que la población se expone a peligros con su lectura. Pero esa enemistad no es nueva, es el acostumbrado odio de la iglesia católica en contra de la Biblia, que como en antaño hace uso de las plumas serviles para sembrar el rechazo hacia la lectura de la Biblia.
Ahora bien, si seguimos hablando de violencia, recordemos la Santa Inquisición de la iglesia católica que condenó a muerte a incontables millones de personas; también recordemos el caso de la noche de San Bartolomé, cuando aproximadamente 90,000 personas evangélicas fueron asesinadas por católicos.
Además si seguimos hablando de depravación sexual, recordemos el caso de Marozia, la prostituta hija del papa juan 10, amante del papa sergio 3 y madre del papa juan 11. También recordemos los incontables casos de los curas que violan sexualemente a niños católicos, pero bueno, las plumas católicas no hablan de ello y del peligro que representa para los niños el ser católicos.
Concluyo entonces, la enemistad en contra de la Biblia no es nueva, tiene muchos siglos y procede de la iglesia católica.