Absalón sobresalió -de forma negativa- en la Biblia porque embaucó a un grupo de personas para rebelarse contra su padre, el rey David; y porque además después lo persiguió para matarlo (2 Samuel 15). Absalón claramente es el prototipo de aquellos hijos que se tiranizan contra sus padres; insultándolos, agrediéndolos, golpeándolos y hasta quitándoles la vida… tal como la situación que indica la noticia a la que hacemos referencia:
El número de agresiones de hijos menores a sus padres e incluso abuelos se han doblado en los dos últimos años en España. De 2.000 denuncias se ha pasado a 4.000, de las cuales más del 40% corresponden a chicas. En 8 de cada 10 casos, la víctima es la madre de la familia.
Este tipo de violencia es uno de los que más preocupa a Consuelo Madrigal, Fiscal de Sala Coordinadora de Menores, que tomó posesión de su cargo en 2008, pues es uno de los delitos que más está creciendo.
Madrigal está preparando una circular dirigida a los fiscales de toda España sobre este asunto. El aún borrador se centra en el análisis de los recursos que prevé la ley del Menor, en aclarar ciertos puntos en la labor del fiscal y en extremar la sensibilidad cuando se recibe la denuncia, “momento en que los padres, abuelos u otros familiares están cargados de emociones, se sienten sobrepasados e impotentes y los chicos tienen un discurso poco racional”.
La medida más frecuente y eficaz que adoptan los tribunales en los casos de menores agresores es ordenar la convivencia del menor en un grupo familiar educativo, porque implica proteger a la familia amenazada, alivia la tensión y el menor recibe tratamiento psicológico y terapéutico. En la mayoría de los casos, el proceso acaba con éxito.
Según datos oficiales, los delitos de violencia doméstica cometidos por menores en 2007 sumaron casi 2.000 y en el 2008 fueron 4.000, aunque “probablemente” la cifra sea aún mayor porque muchos casos no salen a la luz ni llegan al juzgado.
La Fiscal de Sala ha señalado que llama la atención que hasta hace pocos años el 80% de los agresores eran varones y el 80% de las víctimas madres, y ahora la madre continúa siendo la principal agredida, pero la proporción de hijas violentas supera el 40%.
FACTORES A TENER EN CUENTA
Aunque no hay un perfil sociológico o psicológico de los menores que cometen estos delitos, Madrigal apuntó que sí se detecta una mayor proporción del fenómeno entre las familias monoparentales y aquellas en las que pese a haber un padre su figura está muy ausente.
Consuelo Madrigal ha hecho hincapié en que los problemas de autoridad, indisciplina y déficit educativo están siempre detrás de los jóvenes que se confrontan con la ley. “La mayoría de ellos proceden de un fracaso de la escuela y/o de la familia”, dijo.
Otro punto relevante señalado por la fiscal es el cuidado que debe prestarse a las formas y el lenguaje, mostrándose a favor del uso del “usted” en los centros docentes. Este tratamiento debería mantenerse no sólo cuando el niño se dirija al maestro sino también hacia la cocinera del comedor, el conductor de la ruta, etcétera, porque “todos ellos le están ayudando en su proceso de formación”.
ACTOS DELICTIVOS
El mayor número de delitos que cometen los jóvenes son las lesiones que se producen entre ellos en peleas, sobre todo en lugares de ocio, seguidos de robos con violencia y hurtos.
Los que más han crecido son los delitos contra la seguridad vial, pero se debe a que se han convertido en delitos las conductas típicamente juveniles que antes eran infracciones administrativas, por ejemplo conducir sin carné.
Aunque los homicidios también se han incrementado, estos “en realidad son muy puntuales y en la mayoría de las ocasiones son por imprudencias, accidentes de tráfico o disparo fortuito de un arma de fuego”, señaló la funcionaria.
Si bien “muchos de los comportamientos delictivos pasan con la madurez y el joven acaba el proceso educativo”, la Fiscal opina que la ley del Menor es mejorable desde el punto de vista técnico, pero también es una norma que no sólo ha dado un sistema judicial juvenil que exige responsabilidad penal, sino la ocasión de que los jóvenes puedan reinsertarse y enmendar sus errores.
Fuente: protestanteDigital.com