Se denomina nativo digital u homo sapiens digital a todos aquellos nacidos durante o con posterioridad a las décadas de los 80 y los 90 del siglo XX, es decir, cuando ya existía la tecnología digital. Por contra, también ha sido acuñado el término inmigrante digital, haciendo referencia a todo aquel nacido antes de los años 80 y que ha experimentado todo el proceso de cambio de la tecnología.[1] La tecnología digital comenzó a desarrollarse con fuerza en 1978, por lo tanto, se considera que los que nacieron después de 1979 y tuvieron a su alcance (en el hogar y/o en establecimientos de estudio y de recreación) computadoras y celulares, pueden considerarse nativos digitales, y un ejemplo de esto son los niños y los jóvenes que toman un celular o un ipad o un computador, y lo saben controlar bastante bien. Este término fue acuñado por Marc Prensky[2], autor del libro "Enseñanza nativos digitales". Marc Prensky es conocido por ser el inventor y divulgador de los términos nativos digitales e inmigrantes digitales, los que aparecieron por primera vez en su libro Inmigrantes Digitales[3] dado a difusión en el año 2001. El uso de la palabra nativo surge a partir de que estos podrían ser considerados como habitantes de otro país, ya que entre otras cosas pareciera que han forjado su propio idioma. A fines del 2001, Lorenzo Vilches[4] reflexionó sobre los cambios sociales que experimentaban los usuarios en el campo de la televisión, debido al proceso de migración digital, lo que también suponía el desplazamiento hacia un mundo altamente tecnificado, con una nueva economía creada por las tecnologías del conocimiento, y donde el cambio fundamental es el manejo de la información. En este contexto, Vilches destacaba que en la migración digital el mundo no se divide entre ricos y pobres, sino entre los que están informados y aquellos que han quedado fuera de estas tecnologías. Para Vilches, la aparición de las nuevas tecnologías, junto con la internacionalización de los mercados, ha provocado una serie de migraciones que afectan a distintos ámbitos: (A) al imaginario tecnológico, ya que la convergencia aflora nuevos y antiguos mitos en las narraciones y contenidos de los medios; (B) al lenguaje y al mercado cultural, donde se promueve el debate sobre la cultura de los nuevos medios y su dependencia de las exigencias comerciales; (C) a las nuevas formas narrativas; (D) a las conductas de los usuarios, que gracias a la interactividad se convierten en manipuladores de contenidos; y, (E) por último, a la forma de conocer, archivar, y encontrar las imágenes que produce la sociedad.[5] Las tecnologías digitales en todas sus dimensiones, pero fundamentalmente en su dimensión lingüística, con conversaciones en las que se gestan nuevos mundos de innovación (Flores, 1988) generan ellas nuevos desafíos, y/o inventan nuevos formatos, y obligan a rediseñar los procesos educativos. <strong>Nativos digitales e inmigrantes digitales</strong> Prensky describe a los nativos digitales como las personas que, rodeadas desde temprana edad por las nuevas tecnologías (por ejemplo: computadoras, videojuegos, cámaras de video, celulares) y los nuevos medios de comunicación que consumen masivamente, desarrollan otra manera de pensar y de entender el mundo. Por oposición, define al inmigrante digital como la persona nacida y educada antes del auge de las nuevas tecnologías.[6] <strong>Nativos digitales vs. inmigrantes digitales</strong> Los nativos digitales aman la velocidad cuando de lidiar con la información se trata. Les encanta hacer varias cosas al mismo tiempo. Todos ellos son multitarea y en muchos casos multimedia. Prefieren el universo gráfico al textual. Eligen el acceso aleatorio e hipertextual a la información en vez del lineal propio de la secuencialidad, el libro, y la era analógica. Los inmigrantes digitales no ven la TV, no valoran la capacidad de hacer varias cosas al mismo tiempo propia de los milenaristas, detestan los videojuegos, tienen problemas de todo tipo para fundirse en interfaz con la computadora, o para sacarle el jugo a sus múltiples funcionalidades sin pedirles antes permiso a un dedo para usar el otro. Sin que los docentes las escuchen, las protestas de los chicos son cada vez más explícitas y concretas. Muchos docentes insisten en que los chicos tienen que desacelerarse cuando están en clase. No es que los nativos digitales no prestan atención, directamente no se interesan por ese entorno que les adviene como un túnel del tiempo. La disyunción es clara: o los inmigrantes digitales aprenden a enseñar distinto, o los nativos digitales deberán retrotraer sus capacidades cognitivas e intelectuales a las que predominaban dos décadas o más atrás.[7] <strong>Desafíos pedagógicos</strong> Marc Prensky se preguntaba «¿Cómo deberíamos llamar a estos "nuevos" estudiantes de hoy? Algunos se refieren a ellos como la Generación-N [por Net] o Generación-D [por Digital], pero la designación más útil para ellos muy posiblemente es Nativos Digitales. Nuestros estudiantes de hoy son todos "hablantes nativos" del lenguaje digital de los ordenadores, los videojuegos, e Internet.»[8] Este autor enfrenta al nativo digital (alumno tecno-competente) y el inmigrante digital (la escuela tradicional) para mostrar que la simple reproducción de los métodos que funcionaron en el pasado está condenada al fracaso, y provocará sólo el desinterés. Sugiere apoyarse particularmente sobre el potencial que entrevé en el uso de los videojuegos en contexto de aprendizaje. Pone de relieve su capacidad de motivar al joven, y hacerlo activo aprovechando un modo de aprendizaje que refuerza la autonomía y el pensamiento reflexivo. Más generalmente, subraya la necesidad para la institución escolar de abrirse a formas de aprendizaje informal, y propone reformar la pedagogía vigente en las escuelas desarrollando un entorno de aprendizaje más motivador y acorde con las capacidades de esta nueva generación. También plantea repensar la currícula conservando solamente lo que es útil, y asociar al futuro las temáticas y conocimientos.[6] <strong>No vemos que no vemos</strong> Si Heinz von Foerster[9] tiene razón cuando insiste en que el pecado original de toda epistemología es que no vemos que no vemos, en el caso escolar la cosa se agrava infinitamente, y la principal responsabilidad es no ver que los estudiantes de hoy están cambiando en forma radical, desde su axiología hasta su epistemología, y no son los sujetos para los cuales el sistema educativo fue diseñado durante siglos, y que querría tenerlos como población nativa. Los chicos que hoy tienen entre 5 y 15 años, y son la primera generación mundial que ha crecido inmersa en estas nuevas tecnologías. Han pasado toda su vida rodeados de computadoras, videojuegos, teléfonos celulares, y el resto de los gadgets digitales, pero especialmente respirando la atmósfera Internet (Manuel Castells 2001; Prensky, 2006; Gee, 2003,2007). Nuestros estudiantes actuales, ya sea que tengan 6 años o 20 (preferentemente la franja de los 5 a los 15 años), son hablantes nativos del lenguaje de la televisión interactiva, las computadoras, los videojuegos, e Internet. Y nosotros, por más tecnofílicos que seamos, nunca sobrepasaremos la categoría de inmigrantes digitales, o de hablantes más o menos competentes en esa segunda lengua. Que para nosotros –inmigrantes-, lo digital es una segunda lengua, se nota en todo lo que hacemos. Es un acento que matiza todas nuestras actividades y que se refleja fundamentalmente en nuestra vida académica y profesional. Ingresamos a Internet cuando no encontramos un libro que previamente da cuenta del problema que nos interesa. Antes de usar un aparato leemos el manual. Antes de ejecutar un programa necesitamos saber qué tecla apretar, etc. Una de las diferencias que más nos caracterizan es el tiempo: los nativos están muy acostumbrados a recibir y procesar la información mucho más rápido que los inmigrantes. Acostumbran realizar multi-tareas. En cambio, los inmigrantes digitales si bien en algunos casos logran reconocer a esto como una habilidad especial, en otros casos suelen dudar que los niños puedan aprender mientras ven televisión, escuchan música, y están conectados. Es importante reconocer que la mayoría de los docentes seguimos considerando a nuestras infancias actuales como los estudiantes que fuimos en otras épocas, creyendo además que los métodos de enseñanza que resultaron favorables en ese momento puedan tener el mismo resultado con estos nativos digitales. Es por ello que a menudo los docentes (inmigrantes digitales) hacemos de la educación algo no demasiado atractivo, en comparación con todo lo demás que experimentan en su vida cotidiana estos niños que utilizan con gran fluidez el lenguaje digital. <strong>Otra mirada sobre los nativos digitales</strong> Genis Roca[10] refiriéndose a este tema, aporta que tomar como criterio la edad para diferenciar a los nativos de los inmigrantes no es un elemento muy acertado, ya que en realidad no es el elemento fundamental para determinar las prácticas digitales que desarrolla una persona. Y propone otra forma de categorizar a quienes manejan las nuevas tecnologías, no en función de un franja etaria sino a partir del tiempo y uso de éstas. Y cree también importante el hecho de que esta experiencia digital se relacione con la resolución de problemas o el logro de objetivos. De esta manera, dice Roca, podemos encontrar gente joven que tiene acceso a las tecnologías digitales pero que no entraría en esta categoría, ya que no cumple con las cualidades antes mencionadas. Y en cambio, hay otros adultos, que por cierto se encuentran inmersos en las actividades tecnológicas alejándose de la categoría de "inmigrante digital". Es así que lo que los define y marca la diferencia no es la fecha de nacimiento, sino una actitud y el nivel de uso de lo digital para la resolución de problemas. Desde otro punto de vista, también podemos decir que la generación de los nativos digitales no es homogénea, si bien estos conocen y hacen uso de la tecnología, no todos presentan el mismo nivel de conocimiento y habilidades tecnológicas. Las diferencias dentro de la generación digital son tan importantes como las diferencias entre generaciones. Por otro lado Henry Jenkins[11] afirma que las nuevas culturas de participación han sido construidas por jovenes y adultos trabajando juntos. Habla de una cultura participativa a través de los blog y redes sociales, donde estos interactúan cotidianamente sin tener en cuenta las edades. Refiriéndonos a educación, los docentes se sienten abrumados con tantas herramientas tecnológicas, pero lo que más les pesa es el falso discurso de "la brecha generacional", que los pone del lado de los inmigrantes con pocas habilidades para lo tecnológico. También es evidente que los jóvenes utilizan muy bien la tecnología para pasar el tiempo en las redes sociales, así como para los juegos en línea, pero no conocen la forma de utilizar sus habilidades tecnológicas en la escuela. Edith Litwin plantea que las tecnologías bien utilizadas por el docente permiten atraer la atención de los alumnos, ya que éstos están inmersos en un mundo de imágenes. La tecnología ayuda a expandir la comprensión, le da al maestro la posibilidad de trabajar temas difíciles de explicar, y puede utilizar diferentes tipos de medios para trabajar hechos y conceptos sin tener que estereotipar las herramientas. Ahora bien, lejos de encasillarse bajo el título de "Inmigrante Digital" el docente debe capacitarse y ser consciente del uso que le dará al abanico de herramientas que le brinda la nueva Era Digital. <strong>Referencias</strong> [1] Teresa Ferrer-Mico. Nativos Digitales Journal of Feelsynapsis (JoF). ISSN: 2254-3651. 2012 (2): 52-56 [2] Marc Prensky [3] "On the Horizon" [4] Lorenzo Vilches [5] Alejandro Piscitelli. «Inmigrantes Digitales vs. Nativos Digitales». Consultado el 10/11/2012. [6] a b EduTech Wiki fr. «Natifs numériques». Consultado el 10 de noviembre de 2012. [7] Alejandro Piscitelli, Nativos Digitales. Dieta Cognitiva, inteligencia colectiva y arquitecturas de la participación. [8] Traducción de Julia Molano, del texto de Marc Prensky. «Nativos digitales, Inmigrantes digitales». Consultado el 10/11/2012. [9] Heinz von Foerster (1976) [10] Genis Roca [11] Henry Jenkins