Durante su visita en noviembre pasado a África, el continente en el que hoy viven unos 200 millones de católicos romanos, el papa Francisco dijo que los niños eran una de las principales víctimas de la histórica explotación de África por parte de otros poderes.
También instó a los jóvenes africanos a que combatan la corrupción.
Pero ¿debería el propio Vaticano hacer más para poner su propia casa en orden?
Una investigación de la BBC reveló evidencia de que en Uganda hay tierras de la Iglesia católica que son usadas para la explotación infantil.
Alex Turyaritunga sabe de primera mano sobre este flagelo, en su forma más extrema.
“Yo fui un niño soldado, nada podrá borrar eso de mi memoria”, le cuenta a la BBC. “Recuerdo la guerra en 1994. Yo portaba un arma en mi hombro”.
Hoy Turyaritunga trabaja como enfermero para la agencia de refugiados de la Organización de Naciones Unidas (ACNUR) en Uganda.
Fue criado en Kabale, un pueblo enclavado en las colinas del sudoeste de Uganda. Desde esa altura puede verse a los niños en la vecina Ruanda jugando en los patios de las escuelas.
Pero a mediados de los años 90, durante el genocidio en ese país, lo que se escuchaba del otro lado de la frontera era el sonido de la guerra.
Tras la muerte de su padre, cuando era pequeño, dice que estuvo perdido y sin dirección hasta que miembros de la iglesia católica ayudaron a su madre a pagar por su educación y la de sus cuatro hermanos.
“Me ayudaron a ser lo que soy hoy”, afirma.
Sin embargo, ahora, con 32 años, su visión sobre la iglesia católica cambió.
Hace poco Turyaritunga denunció ante la BBC que en terrenos pertenecientes a la Iglesia en Kabale se explota laboralmente a menores de edad.
Dijo que niños de hasta 10 años trabajan en las plantaciones de té, un negocio que beneficia a la iglesia católica.
EXPLOTACIÓN
El empleo infantil es sin dudas un problema enorme en Uganda, país en el que según la ONU trabajan unos tres millones de niños.
Las cifras más recientes estiman que el 30% de los menores de entre cinco y 14 años trabaja, a pesar de que la ley dice que solo está permitido a partir de los 14.
Cuando llegamos a Kabale entrevistamos a un capataz de la plantación que nos habló en forma anónima.
Nos confirmó que hay niños trabajando en esos terrenos, y que cobran entre US$0,30 y US$0,60 centavos por día.
Según el supervisor, la tierra pertenece a la iglesia católica pero el negocio agrario se realiza en sociedad con su empleador: la empresa de té Kigezi Highland Tea Limited.
Cuando el equipo de la BBC visitó el campo, pudo ver que allí trabajaban al menos 15 menores de edad de la comunidad local junto con un grupo de adultos.
Su trabajo consistía en juntar las plantas de té en la base de una empinada colina y llevarlas hasta la cima donde son cultivadas. También tenían la tarea de desmalezar las hileras de plantas.
Con el fin de confirmar exactamente a quién pertenecen esas plantaciones fuimos al registro local de tierras en busca de evidencia de que efectivamente son de la Iglesia.
Un funcionario de la Iglesia nos confirmó que existía “un acuerdo comercial entre la diócesis y Kigezi Highland Tea Limited” desde 2013.
También señaló que la decisión de cultivar té la hizo “el comité de planificación de sustentabilidad financiera” de la diócesis.
SILENCIO OFICIAL
La BBC hizo varios intentos de hablar con Kigezi Highland Tea Limited pero no recibió respuesta.
Con una copia de la escritura del terreno en mano, decidimos hablar con el obispo Callistus Rubaramira, de la diócesis católica de Kabale.
Justo afuera de su residencia, en terreno de la Iglesia, nos cruzamos con más niños. Uno de ellos, de 10 años, descargaba semillas de té de un camión. Los niños se preparaban para el trabajo del día siguiente.
Niños de esa edad trabajando en un negocio que es administrado por la Iglesia en conjunto con una corporación ejemplifican lo complejo de lo que el papa Francisco llama una “auténtica plaga” para los más pequeños del mundo.
Cuando intentamos contactar al obispo en su diócesis nos dijeron que se preparaba para encontrarse con el Papa. Intentamos llamarlo pero nunca respondió su celular.
Su secretario, el padre Lucien, negó que haya explotación infantil en la plantación de té.
Así que llamamos directamente al Vaticano y le presentamos nuestra evidencia al vocero papal, Federico Lombardi.
“No es mi responsabilidad ni mi deber responder sobre esto”, nos dijo. “Si hay algún problema con la Iglesia local, no soy responsable de ello”.
NEGOCIOS
Alex Turyaritunga, el exniño soldado convertido en enfermero y ahora informante, cree que el tema del trabajo infantil debe ser abordado por lo más alto de la Iglesia.
“La explotación infantil daña a los niños psicológicamente”, señaló. “Siento que el Vaticano debería despertarse y revisar las políticas comerciales de la iglesia católica, sino habrá peligros”.
En su opinión la Iglesia no debería meterse en negocios sin supervisión adecuada.
“Siento que en este momento la iglesia católica no está preparada para hacer negocios, por eso pido un cambio de políticas”, afirmó.
“Sé que estas reformas transformarán a la comunidad y la mejorarán, porque ya no habrá abuso laboral de menores”.
Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/01/160105_iglesia_trabajo_infantil_uganda_vs