Prefacio del Nuevo Testamento Reina-Valera de la Sociedad Bíblica Trinitaria

El Nuevo Testamento es el conjunto de los veintisiete libros canónicos que narran el nacimiento, vida, muerte, resurrección y ascensión a los cielos de nuestro Señor Jesucristo, así como la enseñanza dada por los Apóstoles hasta el fin del mundo. Los autores humanos del Nuevo Testamento fueron algunos de los Apóstoles y sus colaboradores más cercanos, los cuales –como el resto de los autores del Antiguo Testamento– escribieron siendo inspirados por el Espíritu Santo, de manera que sus escritos son verdaderamente la Palabra de Dios y tienen a Dios por Autor (1 Ts 2:13; 1 Pe 1:19,21; 2 Ti 3:16).

La afirmación bíblica de la inspiración divina de la Escritura confiere a la Biblia un carácter absolutamente único. Puesto que Dios no puede mentir y no miente (Heb 6,18; Tit 1,2; 2 Ti 2,13), Su revelación escrita, la Biblia, es infalible e inerrante (Jn 17:17). La inspiración verbal y plenaria de la Biblia hace que ella sea la autoridad suprema y la regla infalible de fe y de conducta (Lc 16:29,31; Ef 2:20; 2 Ti 3:16). Asimismo, la inspiración divina de las Escrituras conlleva que los escritos inspirados hayan sido guardados auténticos y puros por un cuidado particular de Dios a lo largo la historia (Mt 5:18; 24:35; 1 Pe 1:24-25).

La presente edición del Nuevo Testamento es una revisión de la Biblia tradicional protestante en lengua castellana, traducida inicialmente por Casiodoro de Reina (1569) y revisada posteriormente por Cipriano de Valera (1602). El texto base a partir del cual se ha realizado ha sido el de la versión Reina-Valera 1909, procediéndose primeramente a una actualización de su vocabulario, pero intentando recuperar en la medida de lo posible las lecturas presentes en la versión de 1602 que fueran correctas con respecto al texto griego. De manera especial, se ha procedido a un cuidadoso estudio de las distintas ediciones del original griego de la familia del Textus Receptus (Texto Recibido) que fueron la base de la revisión de Casiodoro de Reina y de Cipriano de Valera. El resultado de este trabajo ha sido una nueva revisión del Nuevo Testamento de Reina-Valera en un lenguaje actual, pero guardando al mismo tiempo su registro y estilo clásicos, e íntegramente basada en la familia del Textus Receptus griego.

Como consecuencia de su arraigo en el Textus Receptus griego, esta revisión presenta un texto más pleno en relación con aquellas traducciones que siguen, íntegra o eclécticamente, las distintas propuestas lanzadas por la llamada crítica textual de la Biblia. Estas traducciones suelen omitir versículos enteros del Nuevo Testamento (por ejemplo, Mt 17:21; 18:11; Mc 9:44; 11:26; 15:28; Lc 17:36; 23:17; Jn 5:4 ; 8:37), y en ocasiones porciones enteras de texto bíblico (Mc 16:9-20 ; Jn 8:1-11; 1 Jn 5:7-8), ya sea excluyéndolas directamente de la traducción o bien poniéndolas entre corchetes para expresar dudas en cuanto a su autenticidad. Asimismo, se omiten palabras o porciones de versículos (por ejemplo, Mt 5:22; Ro 8:1; Stg 4:4). Tan sólo en el Evangelio según Mateo, el texto crítico omite el nombre “Jesús” veintidós veces. En otras ocasiones, los textos críticos presentan añadidos significativos con respecto a las versiones basadas en el Textus Receptus (por ejemplo, 1 Co 9:20; Jud 23). En un gran número de versículos, las versiones que siguen el Texto Crítico efectúan cambios de palabras, que en ocasiones llegan a ser de gran importancia doctrinal: en 1 Ti 3:16, la frase “Dios fue manifestado en carne” se ha convertido en “Él fue manifestado en carne”, afectando directamente la doctrina de la divinidad de Jesucristo. El ataque de la crítica textual a 1 Jn 5:7-8 socava una de los principales bases bíblicas a la doctrina de la Trinidad. Aunque muchas veces se suele minimizar estas diferencias, el Textus Receptus y el Texto Crítico no representan dos variantes análogas e intercambiables del mismo texto bíblico, por cuanto ambos textos representan dos actitudes fundamentalmente distintas ante el texto griego y la labor de traducción: mientras que el primero simplemente se limita a recibir el texto griego que ha sido preservado y transmitido a lo largo de la historia, el segundo trata de reconstruir un hipotético texto original en base a criterios muchas veces subjetivos y, en última instancia, indemostrables. En términos doctrinales, las traducciones basadas en el Textus Receptus presentan de manera más clara y directa enseñanzas cristianas fundamentales como la doctrina de la Trinidad o la de la divinidad de Jesucristo.

Consciente de la autoridad del texto inspirado griego como Palabra de Dios, y conforme a la manera de traducir de Reina y Valera, la presente edición del Nuevo Testamento sigue el principio de equivalencia formal de traducción. Este principio se basa en la práctica de traducir las palabras del original, cuando sea posible, por el equivalente formal y directo en la lengua receptora, y cuando no lo sea, por el equivalente más cercano. Se intenta expresar en el lenguaje receptor cada palabra del original griego, hasta las conjunciones o partículas más pequeñas, sin omitir ni añadir nada a lo que se encuentra en el texto original inspirado. Siguiendo el principio “tan literal como sea posible, tan libre como sea necesario”, tan sólo en contadas ocasiones se ha recurrido a traducir de manera dinámica.

Un rasgo destacado de la presente revisión de la Biblia con respecto a otras versiones actuales es la preservación del uso de la letra cursiva, característico del conjunto de las traducciones bíblicas de la Reforma. A diferencia del uso actual corriente, que la emplea para hacer hincapié en ciertas palabras o en el uso de extranjerismos, la presente revisión usa la letra cursiva para indicar que se han añadido ciertas palabras en español para suplir o completar un significado que no se encuentra formalmente en griego, aunque sí de manera implícita. El uso de la letra cursiva es una de las consecuencias del método de equivalencia formal de traducción, pues, al traducir literalmente del idioma original, hay construcciones gramaticales y sintácticas que necesitan el añadido de algunas palabras para poder ser expresadas en español. De esta manera, además, el texto griego subyacente se encuentra, por así decirlo, siempre a la vista del lector. La letra cursiva fue un recurso que se empleó en las distintas traducciones bíblicas de la época de la Reforma en diferentes idiomas así como de las versiones de la Biblia Reina-Valera hasta la RV1909, y la presente revisión la ha preservado para emplearla de una manera extensiva, intentando aplicar cuidadosamente un criterio estricto en cuanto a su inclusión.

La responsable de esta revisión de la versión Reina-Valera es la Sociedad Bíblica Trinitaria, entidad fundada en el año 1831 en Londres, Gran Bretaña, para trabajar en la publicación y distribución de versiones fieles y confiables de las Sagradas Escrituras, sin los libros Apócrifos, en los diversos idiomas del mundo. Su propósito principal es promover la gloria de Dios y la salvación de los hombres, dependiendo de la bendición divina para ello. Confiesa la Trinidad y la inspiración e inerrancia de los sesenta y seis libros canónicos de las Escrituras, así como su preservación por Dios en el Texto Masorético hebreo del Antiguo Testamento y en el Textus Receptus griego del Nuevo Testamento.

La presente edición del Nuevo Testamento es el resultado del trabajo por años de un equipo internacional de revisores. Todos los libros y capítulos revisados han sido asimismo considerados por distintos comités de lectura de seis países de habla hispana.

Heredera y continuadora de esta tradición de traducción, la presente revisión adopta el nombre de Reina-Valera de la Sociedad Bíblica Trinitaria (RV-SBT).

Con profunda gratitud al Señor, este Nuevo Testamento se publica para la gloria de Dios, la salvación de los pecadores perdidos y la edificación de la Iglesia en todo el Mundo Hispano.

Fuente: http://sociedadbiblicatrinitaria.org/ReinaValera/prefacio-nt/

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