La Revolución Rusa

Les compartimos diez conversaciones o entrevistas acerca de la Revolución Rusa y les instamos a prestar atención a los paralelos que tienen los métodos utilizados en aquella revolución con las agendas que ahora llevan a cabo los izquierdistas que han impuesto o quieren imponer en alguno de los países de Latinoamérica el Socialismo del Siglo 21:

La Revolución Rusa

Organizaciones creadas/financiadas/relacionadas a George Soros y su Open Society Foundations

Les dejamos los enlaces a dos documentos que contienen listas de grupos u organizaciones que han sido creadas, son financiadas o están relacionadas con el globalista George #Soros y su Open Society Foundations:

1. Organizations Funded by George Soros and His Open Society Foundations

2. Soros Funded Groups

Organizaciones creadas/financiadas/relacionadas a George Soros y su Open Society Foundations

Los jesuitas, las Reducciones y el origen del Comunismo y el Socialismo

Acerca del origen del Comunismo y del Socialismo en el seno del jesuitismo, en el libro titulado “History of the Jesuits: Their Origin, Progress, Doctrines and Desingns” leemos lo siguiente:

“When once the jsuits had raised up a generation so devotes and obediente, they then brought into operation their system of government, and made a successful attempt to realise that republic preconceived of old by Plato, and which, with perhaps more interested views, is held out to us by Socialists of our own day. In fact, their form of a republic was nothing else than that Communism which the famous Cabet is now trying to establish in early the same regions; the only difference being, that the Jesuits substituted themselves for the estate or community.” [1]

Traducción:

“Cuando una vez que los jesuitas habían criado una generación tan devota y obediente, pusieron en funcionamiento su sistema de gobierno y realizaron un intento exitoso de realizar aquella república preconcebida de antaño por Platón, y que, con opiniones más interesadas, nos ofrecen los socialistas de nuestros días. De hecho, su forma de república no era otra cosa que aquel Comunismo que el famoso Cabet está tratando de establecer en las mismas primeras regiones; la única diferencia es que los jesuitas se sustituyeron por el estado o la comunidad.”

[2] Adicionalmente en el libro “Los Jesuitas en el Paraguay” de Alberto Rojas, leemos:

EL COMUNISMO JESUITICO

(En el aniversario de la muerte de Garay)

Blas Garay es una de las figuras más originales que haya aparecido en el campo de las letras y de nuestra política. Espíritu inquieto el suyo, no se conformaba con la labor silenciosa del gabinete que, al desviar a los hombres del mundo exterior, los aleja de la realidad de la vida.

Fue ante todo un ardoroso luchador. Amó el bien público y por el libró batallas memorables. Por eso su nombre figura entre los adalides que han enaltecido nuestra democracia.

Sobre este aspecto de su vida, tan lleno de bellos entusiasmos, hanse escrito ya elocuentes páginas consagratorias.

Pero sobre su obra de historiador han alternado desde la diatriba hasta la admiración más exaltada.

Garay fué el primer paraguayo que hizo una reconstrucción integral de nuestro pasado. Sobre la base del material ingente e informe de los archivos y de las obras que nos dejaron los viejos cronistas, hace una reseña completa de la vida nacional, desde el descubrimiento hasta la guerra contra la triple alianza, “”a la edad en que otros modulan ensayos”. Esto es su gran mérito. Después de él, muy pocos se han empeñado en tan difícil empresa.

En este sentido su obra significó una verdadera reacción.

La historia del Río de la Plata, ha dicho un historiador eminente, todavía no está escrita ; no tenemos sino libelos. Garay tuvo la virtud de no embanderarse en ninguna de las parcialidades que con respecto al pasado dividían a los estudiosos. Procedía como el verdadero investigador que trata de desentrañar la verdad sin estar guiado de prejuicios. Y si como coronación de sus estudios publicó algún trabajo apasionado véase en ello la expresión de su temperamento avasallador antes que la negación de sus cualidades de hombre de estudio. Refiriéndose al escrito que más puede prestarse a esta objeción, el comunismo de las Misiones, decía a un amigo: “Honradamente creo que es imparcial”.

La bibliografía nacional cuenta con obras de positivo mérito, pero en ella han prevalecido los trabajos de carácter monográfico, a los que falta la visión de conjunto, tan necesaria para la comprensión de hechos que entre sí están íntimamente concatenados.

Es verdad que su compendio de historia del Paraguay, obra en que cumple esta tarea y que no era sino el andamiaje de una más seria y dilatada que tenía en preparación, es susceptible de ciertos reparos, algunos de los cuales fueron señalados ya en los días iniciales de su aparición por un fino-crítico desde las columnas de “La. Democracia”. Pero el mismo Garay se adelanta a decir: “Puede censurarse mucho más que ha censurado, ya que por la experiencia que tengo de que después de mucho comparar y meditar, viene a lo mejor un documento a destruir todo el edificio”.

Aparte de la historia del Paraguay, nos ba dejado el insigne escritor un breve resumen de la misma, un libfo sobre las misiones jesuíticas (que sirvió de prólogo a la edición castellana de la obra de Techo) y otro sobre la revolución de la independencia.

Entre todos ellos, el que ba dado margen a mayores controversias es El Comunismo de las Misiones, hermosa obra que asombra por la erudición de su autor y la admirable factura literaria.

Estudia en ella la organización que dieron los jesuítas a sus célebres misiones, y la estudia sobre todo desde el puntode vista económico que en ella tuvo pleno desarrollo.

El más tenaz de entre todos sus críticos es el ilustre jesuíta Pablo Hernández aunque, por desgracia, es él de los que escriben la historia “con pié forzado”.

En trabajos polémicos que vieron la luz pública hace años, he hecho un estudio de la crítica del padre Hernández y señalado sus puntos débiles.

Al través de las magistrales pinceladas de Garay desfil; la vida jesuíta rígida, severa, reglamentada, como es la de todas las sociedades teocráticas. A uno de sus caracteres quiero referirme especialmente.

¿El sistema desarrollado por los jesuitas en sus reducciones fué un verdadero comunismo?

La mayor parte de los historiadores y economistas que han tratado el punto, así parecen creerlo.

“Se había establecido — dice Cadell — la comunidad de bieues como el primer principio en él país de las reducciones… cuando haciéndolos responsables a la comunidad del resultado de sus trabajos, este cuerpo tenía cuidado, mirando por su propia conservación, de que el indio contribuyese con su cuota al almacén general. Sin embargo, los padres no permitían que esta regla se llevase tan allá, que privase a los neófitos de aquel estímulo a la industria, que sin duda existe solamente en la posesión de propiedad privada. Por eso, a cada indio se asignaba una porción de tierra para su especial cultivo…”.

Azara por su parte dice (Descripción e historia, etc.): “La corte notificó a los padres que después de siglo y medio empleados en educar a sus indios, debían estos saberse gobernar por sí y tratar con los españoles, saliendo de la sujeción del gobierno en comunidad y conociendo la propiedad privada”.

Garay habla, aunque incidentalmente, de la “organización exageradamente socialista de las Misiones”.

Cauwes, al hablar de la realización del comunismo, expresa : “Otras como las del Paraguay no han vivido más que gracias a un régimen de obediencia pasiva: los padres distribuían a los indios los alimentos como el trabajo”. Y Gide afirma : “Todas las sociedades comunistas de los Estados Unidos, salvo la de los Icarianos que no han hecho más que vegetar, son sectas religiosas, y las repúblicas de los jesuitas en el Paraguay —único gran ejemplo, en suma, que por su extensión y duración puede ser citado— constituían una verdadera teocracia”.

Necesario es distinguir dos períodos en la evolución del régimen de los bienes. El primero, en que no había asomos de propiedad privada (por parte de los indios) y el otro en que ya se atribuía a cada jefe de familia una parcela de tierra (abambaé) a fin de que cultivándola tuviese con que sustentarse. A estos dos períodos se refiere claramente Charlevoix. “‘Muchos, ‘creen— dice — que en esta república nadie poseía nada en propiedad Pudo haber sido esto cierto en un comienzo. Pero… se ha distribuido a cada familia una porción de terreno que puede proporcionarle lo necesario…”.

El primero de estos períodos es el más característico y será también él que yo trate con preferencia.

Si se considera la vida promiscuitaria que se llevaba en las Misiones y la universalidad del trabajo en ellas reinante, está bien aplicado el término, desde que puede significar vida en comjún.

Pero la universalidad del trabajo —y mucho menos la simple vida en común, bajo un régimen especial de disciplina— no es toda la característica de un verdadero sistema comunista. Nociones hay como la comunidad de la riqueza, que constituyen la nota saliente de esta escuela económica.

Ahora bien, ¿a quién pertenecían los bienes y sus productos? ¿Cómo se hacía el reparto?

En realidad, la Compañía era la gran propietaria. “Todas las cosas —escribe el doctor Báez— eran de la Compañía, la cual velaba este fraude piadoso con el nombre de tupambaé, o propiedad de Dios”.

El indio estaba sometido a un régimen de verdadera servidumbre. ¿Qué mucho que más tarde se le dieran tierras para que las cultivase para sí, estando sujeto a una disciplina rígida que señalaba de antemano el radio de su acción y el destino del fruto de su actividad? Era en verdad nada más que un instrumento de producción al servicio de la compañía. La orden retribuía su trabajo, es cierto, dándole alimento, vestuario y vivienda, pero el hecho que marca el carácter específico del sistema es que el remanente de lo que se consumía ingresaba en las arcas de la compañía allende el mar. No puede darse nada más contradictorio con el comunismo.

En el segundo período, la compañía continuó siendo la propietaria, la suprema dispensadora. En realidad, el indio no tenia, bajo el velo de la propiedad privada sino el usufructo de las tierras que se le concedían para el cultivo. Pero ya fuera un usufructo, ya el dominio, la verdad es que el sistema iba acercándose cada vez más al individualismo.[3]

Luego en el libro “El Comunismo de las Misiones de la Compañia de Jesús en el Paraguay”, leemos:

La organización que los jesuítas dieron á sus doctrinas ó pueblos fué completamente uniforme, por manera que no sólo presentaban todos el mismo aspecto, igual ordenación de las casas, idéntico estilo en la construcción de éstas, sino que también se llevaba en ellas la misma vida, cuidadosamente regulada de antemano, y en la que marchaba todo en tanta conformidad con lo establecido, que semejaba aquello una gran máquina de acabadísima perfección. Lo mismo en el orden religioso que en el orden político; lo mismo en la esfera de lo económico que en la esfera de las más íntimas y sagradas relaciones de la familia, en todas partes estaba presente aquella autoridad ineludible, que todo lo reglamentaba, que lo tasaba todo; por tal manera, que así tenía el padre de familia designadas las horas en que debía dedicarse al trabajo con los suyos, como las tenía señaladas para el cumplimiento de sus demás deberes, aun de aquélíos sobre los cuales, como decía un viajero ilustre, guardan silencio los códigos más minuciosos y arbitrarios, respetándolos como á cosa exclusivamente abandonada á las inspiraciones de la conciencia.[4]

Realmente todo el libro está dedicado exclusivamente al Comunismo jesuítico en Paraguay.

[1] History of the Jesuits: Their origin, progress, doctrines and desingns.
Giovanni Battista Nicolini. London 1854. Página 303.

[2] Agregado el 23/05/2017

[3] Los Jesuitas en el Paraguay
Alberto Rojas, 1936. Páginas 21-24.

[4] El Comunismo de las Misiones de la Compañia de Jesús en el Paraguay
Blas Garay, 1897. Páginas 29-31

Los jesuitas, las Reducciones y el origen del Comunismo y el Socialismo

Los jesuitas, las Reducciones, el comunismo y el socialismo del pasado y del presente

Acerca del origen del Comunismo y del Socialismo en el seno del jesuitismo, en el libro titulado “History of the Jesuits: Their Origin, Progress, Doctrines and Desingns” leemos lo siguiente:

“When once the jsuits had raised up a generation so devotes and obediente, they then brought into operation their system of government, and made a successful attempt to realise that republic preconceived of old by Plato, and which, with perhaps more interested views, is held out to us by Socialists of our own day. In fact, their form of a republic was nothing else than that Communism which the famous Cabet is now trying to establish in early the same regions; the only difference being, that the Jesuits substituted themselves for the estate or community.”

Traducción: “Cuando una vez que los jesuitas habían criado una generación tan devota y obediente, pusieron en funcionamiento su sistema de gobierno y realizaron un intento exitoso de realizar aquella república preconcebida de antaño por Platón, y que, con opiniones más interesadas, nos ofrecen los socialistas de nuestros días. De hecho, su forma de república no era otra cosa que aquel Comunismo que el famoso Cabet está tratando de establecer en las mismas primeras regiones; la única diferencia es que los jesuitas se sustituyeron por el estado o la comunidad.”

History of the Jesuits: Their origin, progress, doctrines and desingns.
Giovanni Battista Nicolini. London 1854. Página 303.

Los jesuitas, las Reducciones, el comunismo y el socialismo del pasado y del presente

Algunos interesantes datos que proporciona la gematría

Popedom: http://www.gematrix.org/?word=popedom

Papism: http://www.gematrix.org/?word=papism

Papist: http://www.gematrix.org/?word=papist

Pope: http://www.gematrix.org/?word=pope

Papa: http://www.gematrix.org/?word=papa

Francisco I: http://www.gematrix.org/?word=francisco+i

Bergoglio: http://www.gematrix.org/?word=bergoglio

Loyola: http://www.gematrix.org/?word=loyola

Jesuits: http://www.gematrix.org/?word=jesuit

Jesuit: http://www.gematrix.org/?word=jesuits

Algunos interesantes datos que proporciona la gematría

Europa, Alemania y la legislación para el control de la información

Los funcionarios del Ministerio del Interior de Alemania están pidiéndole al ministro, Thomas de Maizière, que cree un “Centro de Defensa contra la Desinformación” (Abwehrzentrum gegen Desinformation) para combatir lo que ellos llaman “desinformación política”, un eufemismo de “noticias falsas”.

“La aceptación de una era de la posverdad supondría la capitulación política”, dijeron los funcionarios a Maizière en una nota interna, que también revelaba que los burócratas del Ministerio del Interior están ansiosos por que la “comunicación política auténtica” siga siendo “un rasgo definitorio del siglo XXI”.

Una se pregunta si con “comunicación política auténtica” los funcionarios del Ministerio del Interior se están refiriendo a cómo las autoridades alemanas intentaron encubrir las agresiones sexuales masivas a mujeres que tuvieron lugar en la Nochevieja de hace un año en Colonia. En su día, la policía alemana dijo inicialmente –de manera surrealista–, la mañana del 1 de enero de 2016, que la Nochevieja había sido “tranquila”. El jefe de la policía de Colonia, Wolfgang Albers, admitió secamente después: “Esas primeras declaraciones fueron un error”. Otra posibilidad es que se refiera quizás a la decisión del canal público alemán ZDF de no informar de las agresiones hasta cuatro días después de producirse. Incluso un exfuncionario del Gobierno, Hans-Peter Friedrich, ministro del Interior de la canciller Angela Merkel entre 2011 y 2013, acusó en aquel momento a los medios de imponer un “apagón informativo” y de aplicar “un código de silencio” a las noticias negativas sobre los inmigrantes. ¿Se puede entender eso como “comunicación política auténtica”?

“Ante las [próximas] elecciones federales, debemos actuar con rapidez”, pidieron los funcionarios en la nota interna, hablando de la necesidad de combatir las “noticias falsas”.

Dicho de otro modo, los burócratas del Ministerio del Interior temen que la canciller Angela Merkel pierda las elecciones en septiembre de 2017, y están dispuestos a hacer lo que sea menester para evitar ese escenario, aunque eso signifique usar (aún más) la autoridad federal para acabar con la libertad de expresión inventándose una oficina estatal de propaganda. El actual debate sobre las “noticias falsas” les sirve de oportuna excusa.

Alemania, obviamente, lleva algún tiempo aplicando mano dura contra la libertad de expresión. Ya en septiembre de 2015, dijo Merkel: “Cuando la gente incita a la sedición en las redes sociales utilizando su verdadero nombre, no sólo es el Estado quien tiene que actuar, sino que también Facebook, como empresa, debe hacer algo contra esas afirmaciones”.

Con un programa gubernamental, que cuenta con la colaboración de la organización no gubernamental alemana Fundación Amadeu Antonio, dirigida por Anetta Kahane (que, para ponerle una pizca de ironía, es exagente e informadora de la Stasi), las autoridades alemanas están vigilando que los muchos comentarios supuestamente “racistas” reportados por usuarios de Facebook sean eliminados en un plazo de 24 horas. El ministro de Justicia, Heiko Maas, se ha comprometido a valorar tomar medidas legislativas si los resultados “no son satisfactorios”. La duración del programa se ha fijado hasta marzo de 2017.

Un matrimonio, Peter y Melanie M., fue procesado y condenado en julio de 2016 por crear un grupo de Facebook que criticaba la política migratoria del Gobierno. Su página decía: “Los refugiados de guerra y económicos están inundando nuestro país. Traen terror, miedo y dolor. Violan a nuestras mujeres y ponen en peligro a nuestros hijos. ¡Acaben con esto!”

Además, en julio de 2016, la policía alemana registró los domicilios de 60 personas sospechosas de escribir “mensajes de odio” en internet.

Sin embargo, nada de lo anterior parece suficiente para el presidente del Bundestag, Norbert Lammert, del partido de Merkel, la CDU, que cree que no basta con lo que Facebook ya está haciendo contra el “discurso del odio”. Según Lammert, hacen falta más leyes. Una ley para poder multar a las redes sociales si no eliminan los “mensajes de odio” y las “noticias falsas” acaba de ser anunciada por Volker Kauder, líder del actual grupo parlamentario de Merkel en el Bundestag y de la facción CDU/CSU, y Thomas Oppermann, presidente del grupo parlamentario del Partido Socialdemócrata (SPD).

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, también ha pedido recientemente a empresas como Facebook que tomen medidas contra las “falsas afirmaciones” en internet, diciendo que tenía la impresión de que los europeos estaban cada vez más concienciados respecto a “quién se dedica a marearlos y quién les está diciendo la verdad”.

Todo esto, naturalmente, tiene el firme apoyo de Merkel. La canciller, en un discurso el 23 de noviembre en el Bundestag, dijo:

Apoyo los esfuerzos del ministro de Justicia, Heiko Mass, y del ministro del Interior, Thomas de Maizière, para hacer frente al discurso y los comentarios de odio, que son devastadores e incompatibles con la dignidad humana, y para hacer todo lo posible por prohibirlos, porque contradicen nuestros valores.

Esos “valores” están claramente circunscritos: la opinión del Gobierno alemán respecto a qué constituye “discurso de odio” es sumamente selectiva, y parece limitarse a proteger las políticas migratorias del Gobierno de las críticas legítimas.

Cuando un profuso antisemitismo barrió grandes ciudades alemanas en verano de 2014, por ejemplo, el Gobierno no mostró igual celo antirracista. Al contrario: hubo casos de autoridades que prácticamente facilitaron el discurso del odio. En julio de 2014, la policía de Frankfurt dejó que unos “manifestantes” en su mayoría musulmanes utilizaran el megáfono de su furgón para transmitir lemas de incitación en árabe, coreando repetidas veces “Alá Akbar” y llamando “infanticidas” a los judíos.

En otro caso similar, un tribunal alemán consideró que el atentado contra una sinagoga de Wuppertal llevado a cabo por dos árabes alemanes y un jóven cómplice no era un acto antisemita, sino “un acto de protesta” para “llamar la atención sobre la guerra de Gaza”. Los individuos fueron condenados por piromanía.

En Alemania, es delito llamar la atención sobre los problemas que acarrean las políticas migratorias del Gobierno, o criticarlas, porque constituye “discurso del odio”. En cambio, atacar una sinagoga es simplemente un “acto de protesta”. Tal vez, una vez que esté en marcha el “Centro de Defensa contra la Desinformación”, esos “actos de protesta” se clasificarán como “Comunicación no falsa aprobada oficialmente”.

Fuente: https://es.gatestoneinstitute.org/9842/alemania-censura-propaganda

Europa, Alemania y la legislación para el control de la información

Una breve reseña de los jesuitas con pruebas que la soportan, del peligro de su reavivamiento alrededor del mundo (2)

UNA

BREVE CUENTA

El reavivamiento de la Orden de los Jesuitas por el actual Papa, después de que hubiera sido totalmente abolida por un su predecesor (Clemente XIV.), en las fervientes súplicas, téngase presente, no de protestantes, sino incluso de Reyes Católicos, como absolutamente incompatible con la existencia de la sociedad civil, parece ser un evento sin importancia ordinaria, y no puedo sino sentir una considerable sorpresa por la apatía y la indiferencia que se manifiesta en el asunto por los Estados de Europa en general, y por este país en particular. En un período en que se nos informa que una mayor luz y liberalidad prevalecen en el mundo que fueron alguna vez encontrados en él, -cuando se nos asegura que si bien el credo del catolicismo es inmodificado e inmutable, sin embargo, su práctica está totalmente alterado, y que no tenemos nada que temer de la conducta de sus profesores, ya sea dentro o fuera del poder, precisamente en este período es que nos encontramos una orden con prácticas nefastas atravesando toda Europa, y en contra de cuya existencia continuada protestó toda Europa, restablecida por el actual jefe de la Iglesia Romanista, y está entrando con todo su característico espíritu en el desempeño de sus diversas funciones. El objeto que me propongo a mí mismo, es mostrar que uno de los temas más importantes para los que este país tiene derecho de buscar la protección de su Parlamento como el guardián natural de sus libertades religiosas y políticas, tal vez no hay ninguno que se destaque más prominente, que está embarazada con mayor peligro para esta nación, o pide remedios más rápidos en la parte de su Legislatura, que el reavivamiento de la Orden de los jesuitas. Tengo la intención de dar un resumen de la historia de esta Orden, para proporcionar algunas evidencias históricas en apoyo de su exactitud, y para hacer algunas observaciones sobre el conjunto.

El plan original que el fundador de la Orden (Ignacio de Loyola) formó de su constitución y leyes, fue sugerido, como él lo dio, y como sus seguidores todavía enseñan, por la inmediata inspiración del Cielo. Pero a pesar de esta elevada pretensión, su designio reunió en primer lugar una violenta oposición. El Papa Pablo III, a quien Loyola aplicó para la sanción de su autoridad para confirmar la institución, refirió su petición a una comisión de cardenales. Que representan el establecimiento que no es necesario, así como peligroso, y Pablo se negó a conceder su aprobación a la misma. Por fin Loyola eliminó todos sus escrúpulos por una oferta que era imposible de resistir para cualquier Papa. Propuso que, además de los tres votos de pobreza, castidad y obediencia monástica, que son comunes a todas las ordenes regulares, los miembros de su sociedad deben tomar un cuarto voto de obediencia incondicional al Papa, obligándose a ir a donde quiera que él los envíe para el servicio de la religión, y sin necesidad de ninguna cosa de la Santa Sede para su apoyo. En un momento en que la autoridad papal había recibido un shock por la revuelta de tantas naciones de la Iglesia Romanista; en un momento en que cada parte del sistema papista fue atacado con mucha violencia y éxito, la adquisición de un cuerpo de hombres, particularmente devotos a la Sede de Roma, y quienes podría poner oposición a todos sus enemigos, era un asunto de la más alta importancia. Pablo instantáneamente percibir esto, confirmó la institución de los jesuitas por su bula en 1540 – concedió los más amplios privilegios a los miembros de la Sociedad, y nombró a Loyola a ser el primer general de la Orden. El evento justificó plenamente su discernimiento, al esperar tales consecuencias beneficiosas a la Sede de Roma de esta institución en menos de medio siglo, la Sociedad obtuvo establecimientos en todos los países que se adhirieron a la Iglesia Católica Romana; su poder y su riqueza aumentaron sorprendentemente; el nombre de sus miembros llegó a ser grande; su carácter, así como los logros eran todavía mayores; y los jesuitas fueron celebrados por los amigos y temidos por los enemigos de la fe romana, como la orden más capaz y emprendedora en la iglesia.

La constitución y las leyes de la sociedad fueron perfeccionados por Lainez y Acuaviva, los dos generales que sucedieron a Loyola; hombres muy superiores a su maestro en capacidades y en la ciencia de gobierno. Se enmarcan ese sistema de política e ingenio profundo que distingue a la orden, mientras que la gran infusión de ardor y entusiasmo religioso, que son mezclados con su regulación, se debe importar a Loyola, su fundador. A Laínez, en particular, se le atribuye la Monita Secreta, o las instrucciones secretas de la orden, que no se hicieron públicas hasta alrededor del final del siglo 17, y una edición en el latín original, con una traducción al Inglés en el apposite página, se dedican a Sir Robert Walpole en 1722. Estas instrucciones secretas son ahora difíciles de procurar, y de ninguna manera son suficientemente conocidas.

Muchas circunstancias ocurrieron en dar una peculiaridad de carácter a la orden de los jesuitas, y en la formación de sus miembros no sólo en tomar gran parte en los asuntos del mundo como ningún otro cuerpo de monjes, pero para adquirir influencia superior en la conducta de ellos.

El objeto principal de casi toda orden monástica es separar a los hombres del mundo, y de cualquier preocupación de sus asuntos. En la soledad y el silencio del claustro, el monje está llamado a trabajar por su propia salvación por actos extraordinarios de mortificación y piedad. Él está muerto para el mundo, y no debe mezclarse en sus transacciones. Él no puede ser de ningún beneficio para la humanidad, sino por su ejemplo y oraciones. Por el contrario, a los jesuitas se les enseña a considerarse como formados por acción. Son elegidos soldados, sujetos a esforzarse continuamente ante los ojos de Dios, y del Papa, su vicario en la tierra. Cualquiera de ellos tiende a instruir a los ignorantes, cualquier cosa que pueda ser de utilidad para reclamar u oponerse a los enemigos de la Santa Sede, es su objeto propio. Para que puedan tener tiempo completo libre para este servicio activo, ellos están totalmente exentos de esas funciones que son el principal negocio de otros monjes. No aparecen en ninguna procesión; en su la práctica no hay austeridades rigurosas; no consumen la mitad de su tiempo en la repetición de tediosos oficios; pero están obligados a asistir a todas las transacciones del mundo a causa de la influencia que éstas pueden tener en el éxito de la religión católica; ellos son dirigidos a estudiar la disposición de las personas de alto rango, y a cultivar su amistad; y por la propia Constitución, así como el genio de la orden, un espíritu de acción e intriga se infunde en todos sus miembros.

A medida que el objeto de la Compañía de Jesús fue diferente del de las otras órdenes monásticas, no hubo una menor diversidad en la forma de su gobierno. Las otras órdenes han de ser consideradas como asociaciones voluntarias, en el que todo lo que afecta a todo el cuerpo es regulado por el sufragio común de todos sus miembros. El poder ejecutivo es ejercido por las personas puestas a la cabeza de cada convento, o de toda la sociedad; la autoridad legislativa reside en la comunidad. Asuntos del momento en relación a los conventos particulares son determinados en los capítulos conventuales; tales como el respeto de todo el orden considerado en las congregaciones generales. Pero Loyola conociendo el valor de la obediencia implícita, ordenó que el gobierno hacia su orden debe ser peculiarmente monárquico. Un general elegido de por vida por diputados de las distintas provincias, poseyendo un poder que era supremo e independiente, que se extiende a todas las personas y para todos los casos. Él, por su sola autoridad, nomina provinciales, rectores, y todos los demás oficiales empleados en el gobierno de la sociedad, y podría eliminarlos a su antojo. En él fue concedida la administración soberana de los ingresos y los fondos de la orden. Cada miembro perteneciente a ella está a su disposición; y por su mandato incontrolable, el podría imponerles cualquier tarea, o emplearlos en lo que pidiere servicio a su antojo. A sus órdenes estaban obligados a producir no sólo la obediencia externa, sino a abandonarle a él las inclinaciones de su propia voluntad, y los sentimientos de su propio entendimiento. Fueron a escuchar sus requerimientos, como si hubieran sido pronunciadas por Cristo mismo. Bajo su dirección ellos son sólo instrumentos pasivos, como la arcilla en manos del alfarero, o más máquinas incapaces de resistencia.

(1) http://masnobles.net/2016/01/una-breve-resena-de-los-jesuitas-con-pruebas-que-la-soportan-del-peligro-de-su-reavivamiento-alrededor-del-mundo/

Una breve reseña de los jesuitas con pruebas que la soportan, del peligro de su reavivamiento alrededor del mundo (2)