Hace algunos años publicamos dos podcast titulados “¿Creacionismo, Evolucionismo o Diseño Inteligente?” en donde con Sammy, Roberto y David, platicamos acerca del origen del universo y de la vida en la tierra; aún hay muchas cosas que hablar de ese tema, pero les dejo una noticia en donde, de nuevo, la “ciencia” especula acerca de la formación de la tierra, específicamente del origen del agua.
Incisto, es más inteligente creer que Dios hizo el universo y la vida. La noticia fue tomada de heraldo.es
Los científicos investigan si el agua apareció en la Tierra tras impactos de asteroides y cometas, y uno de los indicios es que la composición molecular del agua terrestre es similar a la de estos objetos celestes, explica el astrónomo Humberto Campins.
El investigador que es jefe del grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad Central de Florida (Estados Unidos), afirma que la hipótesis de que los cometas y los asteroides fueron el origen del agua en la Tierra se apoya además en otras evidencias, como la de que después de un “bombardeo” masivo se formaron los océanos y aparecieron las moléculas orgánicas, la materia prima de la vida.
Los astrónomos creen, precisa Humberto Campins, que el material primigenio del que se formó la Tierra era “una materia muy seca”, y así es la composición de los asteroides que proceden de la parte más cercana al Sol.
A medida que aumenta la distancia al Sol los asteroides presentan un mayor porcentaje de agua en su composición y algunos llegan a un 17 por ciento de agua en forma de minerales hidratados, como la arcilla.
Los cometas que proceden del “cinturón de Kuiper”, más allá de Neptuno, puede llegar al 50 por ciento de masa hídrica.
Sin embargo, cuanto más cercanos a Marte más rocosa es la composición de los asteroides, y por lo tanto se cree que tanto la Tierra como Marte se formaron de materia muy seca.
Humberto Campins, que tiene previsto ofrecer hoy una conferencia titulada “Sed de impactos: el agua que vino del cielo” en el Museo de la Ciencia y el Cosmos de Tenerife, puntualiza que en el pasado hubo agua en abundancia en la superficie de Marte, que se perdió por su tenue atmósfera, aunque todavía hay hielo de agua y de dióxido de carbono en sus polos.
En la Tierra, por el contrario, está “bien establecida” la teoría del “Bombardeo masivo tardío”, que primero se descubrió en la Luna con las muestras traídas por las naves “Apollo”.
Según esta teoría, en la Luna se produjo hace unos 4.000 millones de años un período de intensos impactos de una gran cantidad de objetos pequeños, es decir, asteroides y cometas.
Luego se descubrió que en la Tierra hubo una mayor cantidad aún de impactos que en la Luna, pero su huella desapareció por el proceso de erosión, al contrario que en el satélite terrestre, detalla Humberto Campins, que es profesor de Física y Astronomía y doctor en Ciencias Planetarias por la Universidad de Arizona.
Esto debió ocurrir aproximadamente unos 500 millones de años después de que se formaran la Tierra y la Luna, y después de este “intenso” bombardeo aparecieron las primeras evidencias “inequívocas” de agua y las primeras señales de vida en la superficie terrestre.
Ello sugiere que “el fertilizante” para que surgiera la vida vino con los asteroides y de los cometas, que tienen abundante material orgánico con moléculas complejas.
Sin embargo, esto no implica que en los cometas y asteroides “viajase” la materia viva o microbios, una idea que rechaza “con contundencia” el astrónomo.
En todo caso, explica el investigador, se puede cuestionar si había moléculas orgánicas originales en la Tierra antes de este impacto masivo de objetos espaciales, lo que es posible, pero los científicos sí saben que la superficie terrestre en esa época era “un océano de magma, roca derretida”.
En esas circunstancias cualquier molécula orgánica “se hubiera roto” en este período de superficie magmática “muy caliente”.
Cuando este océano magmático se solidificó y comenzó a retener el material que aportaban los impactos de los asteroides, poco a poco se fue desarrollando una abundancia de materia orgánica, aclara.