¿Iglesias Orgánicas?

El siguiente texto es un extracto del artículo titulado “Cristianismo Pagano. Otro libro de Frank Viola para no leer”, por Ricardo Paulo Javier.

Frank Viola comenzó sus primeros pasos en el mundo de la literatura cristiana cuando era uno de los discípulos favoritos de Gene Edwards, líder del ala radical del movimiento de iglesias en las casas. Edwards es el autor de varios libros que critican la iglesia institucionalizada, específicamante la evangélica. Rebélese contra algo, procure aparentar que es un académico y que está tratando de restaurar algo que con el paso del tiempo se perdió, y siempre habrá quien lo sigan. Este fue el caso de Gene Edwards. Debido a su hostilidad contra la iglesia tradicional, Edwards ha atraído a muchos que se encuentran  insatisfechos con las iglesias de estilo tradicional, y también a aquellos que están descontentos cuando ven que muchas iglesias tradicionales se han alejado grandemente de lo que Cristo y sus apóstoles tenían en mente. Lamentablemente, fue peor el remedio que la enfermedad.

En las últimos años la influencia de Gene Edwards languideció significativamente, pero un discípulo suyo, Frank Viola, tomó la antorcha del ataque frontal a la iglesia moderna. En el pasado publicó un libro titulado “Cristianismo Pagano”, donde prácticamente reempaqueta las mismas ideas de Gene Edwards, comenzando por criticar los cultos, el orden del culto, el sermón, el edificio de la iglesia, la institución del pastorado, la vestimenta que usamos, los grupos de música, los himnarios, los coros, el bautismo y la Cena del Señor, la educación cristiana, etc. En el repertorio de Edwards, si mal no recuerdo, no se salvaban ni el púlpito ni las pobres bancas. Dice que todo fue heredado del paganismo ¿podrá creer usted? El remedio para todo esto: deshacernos de estas prácticas y reunirnos en las casas.

Luego de investigar los argumentos y la información histórica dada por Frank Viola, así como por Gene Edwards unos años antes, se encuentra que no son confiables en el mejor de los casos, y en el peor son falsos. Viola manipula la información y los argumentos y de esta forma hace presa del cristiano nuevo o no discipulado, propiciando la decisión de muchos de no participar en las actividades de la iglesia.

Debe quedar claro que la intención expresa del autor es que muchos cristianos se aparten de la “iglesia institucionalizada” (término usado por Viola para definir a las iglesias evangélico-protestantes) para que se unan a la “IGLESIA ORGÁNICA” o iglesia en las casas. El resultado de este llamado insólito es que muchos dejan la iglesia totalmente para volver a su vida anterior.

El libro contiene serios errores y distorsiones, así como datos falsos. Nos permitimos dar un ejemplo del capítulo 2 del libro:

“Llegamos ahora a una de las prácticas eclesiásticas más sacrosantas de todas: el sermón. …¡Pero la asombrosa realidad es que el sermón no tiene ninguna raíz en las Escrituras! Más bien, fue tomado de la cultura pagana, y criado y adoptado dentro de la fe Cristiana…”

¿Puede usted creer esto? ¿Que los sermones no son cristianos? ¿Acaso es un error llamar “Sermón del Monte” a las enseñanzas de Jesús en Mateo 5-6?, ¿El apóstol Pablo quizá nunca dio sermones en las congregaciones que plantó o visitaba?, ¿Las palabras de Pedro durante Pentecostés no eran predicaciones?  ¡Increíble!

Todo esto es la repetición de anteriores conceptos que Gene Edwards expresó en su libro Más allá de lo Radical (1996). Parecería que de acuerdo a estos “revolucionarios” como Edwards y Viola, cuando el pastor abre la Biblia y predica del texto, en realidad está tomando de las aguas envenenadas del paganismo que contaminaron el cristianismo, y no siguiendo el ejemplo de Cristo y los apóstoles. Es embarazoso que cristianos puedan creer esto.

Reafirmemos esto un poco más, digamos que Jesucristo mismo entró en la sinagoga de Nazaret y predicó (como era su costumbre) desde el manuscrito de Isaías (en esta ocasión) (Lc. 4:16-27). ¿Le podremos llamar sermón a sus palabras?, Pablo hizo lo mismo en Hechos 13:15-40. ¿Acaso Viola no ve la conexión entre el sermón cristiano y sus raíces judías? ¿Podemos llamarle “paganas” a estas raíces? ¡Claro que no! Es por eso que el autor de Cristianismo Pagano hace lo imposible para evitar la conexión. ¡Oh! Se me olvidaba. ¿No le escribió Pablo a Timoteo diciéndole que debería estar siempre pronto para predicar la Palabra? (2 Ti. 4:2)

Pero aun hay mucho más en las páginas del libro. En el capítulo 5, por ejemplo, imagínese con qué se ensaña don Frank, nada más ni nada menos que con la costumbre de muchos cristianos de vestirse bien para ir a la iglesia. Veamos una breve cita:

“Cada domingo a la mañana, más de trescientos millones de protestantes se visten con su mejor ropa para asistir al culto de iglesia. Pero nadie parece cuestionarse el porqué. Miles de pastores usan atuendos especiales que los separan de sus feligreses. Y a nadie parece importarle… “Vestirnos de domingo” oculta un problema subyacente básico. Fomenta la ilusión exagerada de que somos de alguna forma “buenos” porque nos vestimos bien para Dios. Es un acto de simulación deshumanizador y constituye un testimonio falso ante el mundo”.

No hay tema más trivial para criticar. Criticar a los hermanos y hermanas que se visten un poco mejor (no de los casos de ostentación), sólo puede nacer de un corazón pequeño y tóxico. Llamarle al vestirse bien “un acto de simulación deshumanizador” es el colmo de la barbaridad. No estamos frente a un problema moral.

Frank Viola no está criticando a algunos pastores, algunas iglesias o algunas prácticas. No, Viola dice que la institución del pastorado, la iglesia como organización y todas sus prácticas (púlpitos, coros, bancas, etc.) son paganas, contaminadas, postbíblicas.

Resumiendo, el autor del libro Cristianismo Pagano propone que todos los que vinieron antes de él (y los que piensan como él), y los que no están con él, se encontraron y encuentran en el error. Frank Viola se considera a sí mismo un revolucionario. Francamente, éste es un cliché favorito de los que tratan de lograr seguidores para sus causas estrafalarias.

Sobre el final del libro, Viola lanza el desafío para la persona que tuvo la paciencia de leerlo (es de esperar que el lector con discernimiento haya abandonado la lectura en el primer capítulo) para que abandone su iglesia evangélica. Viola escribe:

“Usted ha aprendido que las prácticas de la iglesia que supuso silenciosamente que eran bíblicas carecen por completo de mérito escritural. Ha descubierto el origen de esas prácticas. Sabe que no se originaron en Dios, sino en hombres, generalmente paganos. Y sabe que obstaculizan la intención final de Dios para con su iglesia. También ha tomado conciencia de que usted ha estado perdidamente dependiente de esas tradiciones tenaces. Aun ha estado atrapado por ellas. Ante esta luz asombrosa, le hago esta pregunta sucinta: ¿Abandonará usted estas tradiciones? ¿O seguirá practicando lo que usted sabe se opone a las formas de Dios? ¿Ignorará despreocupadamente lo que ha leído en este libro relacionado con sus prácticas de iglesia? ¿O será file a los haces de luz absoluta dentro de usted y hará un corte completo con la tradición del hombre…”

Frank Viola le pide al lector que abandone su iglesia y siga su movimiento. Todo basado en un libro plagado de errores históricos y teológicos, falto de investigación rigurosa donde el autor manipula las emociones del lector para llevarlo a que abandone su iglesia.

Si bien a primera vista Viola parece ser un portador de la verdad y un sincero reformista preocupado por la situación en las iglesias evangélicas, una investigación detallada nos revela que este hombre promueve doctrinas antibíblicas y perniciosas. Su ataque a las iglesias evangélicas históricas no tienen base lógica ni histórica.

Lamentablemente son muchas las páginas en la red que promocionan sus escritos.

¿Iglesias Orgánicas?