La Iglesia Católica Romana ha sido durante mucho tiempo contraria a Israel. Los judios fueron asesinados durante las cruzadas católicas y fueron puestos en guetos en las ciudades católicas. La herejía de la Teología del Reemplazo, que sustituye a Israel con la Iglesia, fue engendrada por Roma y tomada de ella por los protestantes.
En 1922, el cardenal Gasparri, Secretario de Estado del Vaticano, expresó su preocupación de que el mandato británico sobre Palestina podría “dar a Israel una posición privilegiada y podría poner en peligro los derechos de la Iglesia Católica respecto a la protección de los Lugares Santos” (“La Santa Sede y la Cuestión de la Palestina de la Posguerra, “Asuntos Internacionales, primavera 1984).
En 1950, la Agencia Telegráfica Judía informó que el Vaticano estaba “intensificando su campaña para la internacionalización de Jerusalén” (JTA 21 de noviembre, 1950).
En la década de 1980, el Vaticano comenzó a apoyar la OLP y su objetivo de hacer de Jerusalén del Este su capital.
En 1982, Yasser Arafat fue recibido en el Vaticano “con todo el honor y la dignidad concedida a un jefe de Estado.”
Con el tratado de 2015, el apoyo del Vaticano cambió de la OLP al Estado palestino. El Vaticano es confortable haciendo tratados con organizaciones musulmanes terroristas que odian a Israel, prometen su destrucción, y persiguen a los cristianos profesantes, porque el Vaticano es uno de los instrumentos principales del diablo en los asuntos humanos.
Un día, el Misterio de Babilonia unirá yugo con el mismo Anticristo, según Apocalipsis 17, y Roma, sin duda, está en el corazón de este fenómeno de los últimos tiempos. “Y será en aquel día, que yo pondré á Jerusalem por piedra pesada á todos los pueblos: todos los que se la cargaren, serán despedazados, bien que todas las gentes de la tierra se juntarán contra ella.” (Zac. 12:3).
Fuente wayoflife.org
Traducción: masNobles.net