El peligro de los falsos hermanos

Leemos en 2 Corintios 11:26 al 27, cómo el apóstol Pablo se enfrentó a muchos peligros, por ejemplo: peligro de asaltantes y peligro de los falsos hermanos, leamos:

Muchas veces he estado en viajes a pie, en peligros de ríos, en peligros de asaltantes, en peligros de los de mi nación, en peligros de los gentiles, en peligros en la ciudad, en peligros en el desierto, en peligros en el mar, en peligros entre falsos hermanos; en trabajo arduo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez.

2 Corintios 11:26-27 RVA

Y no es de extrañar que en este tiempo también existan muchos “falsos hermanos” que se infiltran en las iglesias con propósitos oscuros (que son muchos y variados).

Les dejo una noticia del 10 de Agosto publicada en PrensaLibre.com:

Algunos pandilleros se refugian en la fe cristiana, pero son lobos vestidos de ovejas, ya que sus intenciones son buscar víctimas para extorsionar. Las iglesias evangélicas son ahora el blanco de los antisociales, que en algunos casos asaltan a los pastores y a los feligreses.

Cuenta Marco Rodríguez, de la junta directiva de la Alianza Evangélica, que algunos pandilleros se acercan a las iglesias y manifiestan que desean reinsertarse, mas sus intenciones reales son obtener información.

“Algunos sí lo hacen con fe, aceptan la disciplina de estudiar la Biblia y ser enviados a casas de rehabilitación, pero otros lo hacen para vigilar a los pastores y a los miembros de la iglesia, para después extorsionarlos”, refiere.

Los antisociales han logrado incluso quedarse con viviendas de los religiosos, pues cuando éstos ya no tienen como pagarles la extorsión, deben abandonar sus hogares.

Rodríguez recuerda que el año pasado fue cuando más se quejaron los pastores y ministros de las fechorías de los pandilleros. Este año las denuncias han disminuido, pero puede ser por el temor que los antisociales infunden en sus víctimas.

Además, en ocasiones, durante los servicios, los pandilleros asaltan los templos. Incluso llegan en vehículos, para llevarse los equipos de sonido.

La Alianza Evangélica tiene planificado denunciar estos casos, en los próximos días, por medio de un comunicado de prensa.

Los montos de las extorsiones varían entre Q100 semanales hasta sumas desorbitantes, que tienen que ser recaudadas entre todos los miembros de las iglesias.

Según las denuncias, templos evangélicos de Villa Nueva, San Miguel Petapa y Amatitlán son los más vulnerables.

El pastor Romeo Guerra menciona que los delincuentes se han extendido a Mixco, Guatemala; Mazatenango, Suchitepéquez; Escuintla y otros lugares de la costa sur.

“A ellos no les importa qué tipo de fe profesan, pues sabemos que iglesias nazarenas, conservadoras, pentecostales y neopentecostales han sido extorsionadas también”.

Cuenta el caso de un religioso de Mazatenango, cuyo nombre se reserva por seguridad, a quien estaban extorsionando, pero no pagó porque logró averiguar que las llamadas que recibía salían de la cárcel de Chimaltenango. “La gente está preocupadísima”, recalca Guerra.

Rodríguez opina que hay que saber distinguir entre los jóvenes que quieren reencontrarse con Dios y los que no.

El peligro de los falsos hermanos