Mis ojos verán al Señor

25 Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. 26 Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. 27 Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, 28 él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: 29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; 30 Porque han visto mis ojos tu salvación.

Lucas 2:25-30

Mis ojos verán al Señor

LA REVISIÓN REVISADA (1)

Hermanos,

Les compartimos el primer extracto en español del excelente libro titulado “THE REVISION REVIDED” – “LA REVISIÓN REVISADA”

El nuestro deseo que sirva para abrir los ojos a muchos acerca del error derivado de la -errónea- teoría de la Crítica Textual y del corrupto Nuevo Testamento Griego de Wescott y Hort.

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LA REVISIÓN REVISADA

TRES ARTÍCULOS

REIMPRESOS EXTRAÍDOS DE LA “REVISIÓN TRIMESTRAL”

I. EL NUEVO TEXTO GRIEGO

II. LA NUEVA VERSIÓN INGLESA

III. LA NUEVA TEORÍA TEXTUAL DE WESTCOTT Y HORT

A LO QUE SE AÑADE UNA

RESPUESTA AL PANFLETO DE BISHOP ELLICOTT

EN DEFENSA DE

LOS REVISORES Y SU NUEVO TEXTO GRIEGO DEL NUEVO TESTAMENTO

INCLUYENDO UNA VINDICACIÓN DE LA LECTURA TRADICIONAL DE

1 TIMOTEO III 16

POR: JOHN WILLIAM BURGON, B.D

DECANO DE CHICHESTER

Hijitos, —guardaos de los ídolos”—1 Juan v 21

Originalmente en Inglés del QUARTERLY REVIEW 1883 Londres, luego de publicaciones Dover. Inc. Nueva York 1971, y de Proyectos Gutenberg, además de colaboración estrecha de la Sociedad Dean Burgon en defensa del Texto Tradicional de las Escrituras

Guatemala, Mayo 2015

Por favor lea atentamente esta nota de la traducción al español:

[NTE] Es Nota Traducción Español, en un esfuerzo para aclarar con la ayuda de nuestro Señor Jesucristo y su Espíritu Santo; algunos dichos, y expresiones de este importante documento. Todo lo que va entre corchetes aunque sin nota NTE a excepción de la numeración, es una traducción que he efectuado de algún idioma sea griego o latín o Francés, Gótico etc. Aparte del griego, el texto que solo estaba en Latín y Francés, expresiones de eruditos y del Autor etc., lo he traducido sin colocarlo en esos idiomas sino solo entre corchetes evitando que este volumen sea muy grande y se hallan algunas de esas palabras en el Índice III así, solamente algunas palabras en Latín he dejado por ser indispensables dentro del texto. He creído pertinente reproducir el texto del Textus Receptus cuando no lo da el Autor o cuando los textos varían. Este libro está todo en negrita y consta de notas al pie, que van aparte no en negrita, y bajo numeraciones, que corresponden a los superíndices que el Autor ha colocado e indican en dicho pie de página bajo cada numeración: la fuente de donde se tomó la evidencia o bien se da una aclaración pertinente. Para que el Lector sepa que un bloque no se ha terminado aunque parezca concluir, debido a estar separado por las notas al pie, he escrito puntos suspensivos… para poder continuar en la siguiente o siguientes páginas después de las notas, sin perder así el hilo de la explicación. Los superíndices se refieren a pergaminos, personas, obras relacionadas etc., hay dos tipos de numeración entre corchetes. Las primeras en romanos, para orientarse en la lectura en la Dedicatoria y el Prefacio. En números cardinales [001], cuando el Autor se refiere a un número de página de este volumen, al que se deberá referirse para algún dato, y no coincide con la numeración digital, pero por retenerse la numeración original del libro impreso sirve para buscar las referencias internas que el Autor hace, toda otra referencia de páginas que no sea de este volumen no lleva corchetes. Faltan algunas numeraciones de página en los originales, por ello aquí tampoco aparecen. Las palabras Griegas y el Gótico las coloqué en formato imagen para evitar que alguno no pueda leerlas por no tener la fuente en su ordenador, dejándolas en línea con el texto, esto me permitió incluir el carácter Griego con una barra en las partes superiores, o sea el “alto rayado,” de las letras para indicar abreviatura como en el Manuscrito original. Cuando dice “el Revisor”, “El Revisor Trimestral” y “El Revisor de la Revisión”, “el actual Revisor”, se refiere a sí mismo y sus artículos. — La letra Hebrea “ ” se pronuncia ÀLEF acentuado en la primera letra. — Bien, ahora solo me resta dar gracias a Jesucristo nuestro SEÑOR Quien me permite que sea aunque solo una leve parte de esta lucha por mantener pura Su Bendita y Poderosa Palabra Viva. Esperando que usted amado Lector pueda aprovechar este pequeño servicio a nuestro común SALVADOR.

¡Aleluya! Diciendo siempre a Su Palabra ¡Amén, Amén y Amén! La oveja Betthy de Mendoza.

Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino”. Salmo 119:105

Contenido:

Clara Introducción” de Scrivener, etc. (1883) [IV]

Dedicatoria [V]

Prefacio [IX]

Artículo I. El Nuevo Texto Griego [001]

Artículo II. La Nueva Versión Inglesa [112]

Artículo III. La Nueva Teoría Textual de

Westcott y Hort [235]

Carta al Bishop Ellicott, en

Respuesta a Su Panfleto. [368]

Apéndice De Códices Sagrados [521]

Índice I, de Textos de la Escritura,

citados, discutidos, o solo mencionados

en este volumen [529]

Índice II, de los Padres [538]

Índice III, Personas, Lugares y Temas [541]

[IV]

Lo que sigue a continuación, es una publicación reciente de la apreciación de SCRIVENER, respecto al sistema de evaluación por medio del cual los Doctores Westcott y Hort han construido su “Texto Griego del Nuevo Testamento” (1881). — Sistema, que el Presidente del Cuerpo Revisor (Obispo Ellicott) ha adoptado totalmente como suyo (Ver en las páginas de abajo), y que lo ha constituido la base de su Defensa para los REVISORES Y SU “Nuevo Texto Griego”.

(1) “Hay poca esperanza que su impuesta estructura sea estable, si sus fundamentos han sido edificados sobre el terreno arenoso de una ingeniosa conjetura. Y debido a que escasamente el mínimo vestigio de evidencia histórica ha sido asumido en apoyo a los puntos de vista de estos consumados Editores, su enseñanza no debe ser recibida como intuitivamente verdadera, ni descartada de nuestra consideración como precaria e incluso visionaria.”

(2) “El sistema del Dr. Hort está enteramente desprovisto de fundamento histórico.”

(3) “Estamos obligados a repetir tan enfáticamente como siempre nuestra fuerte convicción que la hipótesis a la cual él dedicó tantos laboriosos años está privada no solo de fundamento histórico sino de toda probabilidad resultante de las bondades internas del texto cuya adopción entraría en vigor sobre nosotros.”

(4) “‘No podemos dudar’ (dice el Doctor Hort) ‘que San Lucas 23:34 viene de una fuente extraña’ [Sus notas página 68] —“Ni nosotros, por nuestra parte, dudamos (responde el Dr. Scrivener,) que el sistema que conlleva tales consecuencias ya está lastimosamente auto condenado.”

Clara Introducción” de Scrivener, &c. (Edición de 1883): páginas 531, 537, 542, 604.

[V]

Dedicatoria:

EXCELENTÍSIMO HONORABLE VIZCONDE CRANBROOK, G.C.S.I.,

Etc. Etc. Etc.

Mi estimado Lord CRANBROOK,

Permítame la satisfacción de dedicar el presente Volumen a usted; sin quien— (Yo reservo la explicación para otro día) —ésta obra nunca hubiera sido escrita.

No es, (como usted percibirá desde la primera hojeada,) el Tratado el cual algunos años atrás le dije que estaba escribiendo a mano; y el cual, de no ser por la presente dificultad, ya para este tiempo estaría completo. Sin embargo ha crecido a partir de esa otra obra en la manera explicada en el principio de mi Prefacio. Aún más, contiene no pocos ejemplos de la argumentación del trabajo en cuestión, y cuando por fin vea la luz, se descubrirá que está completo.

Mi principal objetivo ha sido derrotar el malicioso atentado, el cual se hizo en 1881 de lanzar sobre esta Iglesia y Monarquía una revisión del Texto Sagrado, la que —aunque fuera recomendada por nombres eminentes— no me convence del todo, y soy capaz de demostrar, que no es confiable de principio a fin.

[VI]

La razón es clara. Fue construida sobre una hipótesis totalmente errónea. Y dedico este Volumen a usted, mi amigo, como un notable de ese cuerpo de personas fieles y piadosas ante cuyo deliberado veredicto; estaré muy deseoso de ver que mi argumento pueda mantenerse de pié o caer, cuando toda la evidencia haya sido presentada y el caso haya sido completamente argumentado.

El Inglés (así como el Griego) de la nueva “Versión Revisada” son lastimosamente los culpables. Es para mí simplemente inentendible como fue que una compañía de eruditos se haya tomado diez años en elaborar tal producción tan insatisfactoria. Su fraseología inculta y sus oraciones irregulares, su pedante incomprensibilidad y su inglés antinatural, contrastan dolorosamente con “los felices giros de expresión, la música y las cadencias, el gusto del ritmo” de nuestra Versión Autorizada. La transición de una a la otra, como el Obispo de Lincoln observa: ‘Es como si se, cambiara un carruaje bien construido y bien suspendido que fácilmente se desliza por una carretera bien pavimentada por uno de malos resortes o que no tiene ninguno, y en el que usted es traqueteado a muerte en zanjas con los huesos doloridos, y sobre las rocas de una recién reparada y escasamente recorrida carretera. ’Pero la Versión Revisada es inexacta también; contiene errores de erudición, en innumerables lugares.

Es, sin embargo, la sistemática depravación del griego subyacente el cual tan gravemente me ofende. Porque esto no es nada más que un envenenamiento del Río de Vida y su Fuente Sagrada. Nuestros Revisores (con las mejores y más puras intenciones no cabe duda) son culpables de haber rechazado deliberadamente las palabras de

[VII]

Inspiración en cada página, y de haberlas substituido por lecturas fabricadas las cuales la iglesia desde hace tiempo se ha negado a reconocer, o bien las ha rechazado, con aborrecimiento, lecturas que sobreviven en esta época solo en un pequeño puñado de documentos de la más depravada clase.

Como Críticos, ellos tenían abundante advertencia. Doce años antes (1871) apareció un volumen sobre “los últimos doce versos del Evangelio según San Marcos,”— que tuvo como objeto el vindicar aquellos Versos en contra de ciertos críticos con discrepancias, y de establecerlos como ciertos por medio de un exhaustivo proceso argumentativo con pruebas. Hasta este momento, por una razón obvia, no se ha intentado dar ninguna respuesta a dicho volumen. Y sin embargo, al final de los diez años (1881), —no solo en la Versión inglesa Revisada sino también en el griego que le sirve de base, (el cual por lo menos es indefendible,)— se ve que los Revisores retiraron esos doce preciosos versos de su contexto, argumentando que no es parte del Evangelio genuino. Tal deliberada preferencia de partir de la noción verdadera y genuina a una obstinada necedad sostenida a pesar de saberse que es irrazonable y errónea, es el deseo voluntario de adoptar una expresión incoherente en lugar de la correcta expresión. Eso en ninguna forma se ha calculado que se gane la buena voluntad de nadie ni que conceda ningún favor, o que logre el respeto de alguno. Los Revisores de hecho han sido los engañados por un ingenioso filósofo, concerniente a cuyos extraordinarios puntos de vista le invito a que lea lo que el Dr. Scrivener recientemente ha publicado. Las palabras de un famoso escritor (quien es un reconocido líder en la Crítica literaria) se hallarán al principio de nuestra presente Dedicación.

Si, por lo tanto, cualquiera se queja que yo algunas veces golpeo a mis oponentes realmente fuerte, termino diciendo que “para todo

[VIII]

hay una razón, y un tiempo para cada propósito debajo del sol”; “un tiempo para abrazar, y un tiempo para dejar de abrazar”; un tiempo para hablar suavemente, y un tiempo para hablar duramente. Y cuando las palabras de Inspiración están en peligro, como ahora lo están, es imposible para alguien que está determinado a preservar efectivamente en su integridad el Depósito, el golpear muy directo o muy duro, Al manejar ciertos dichos recientes de Ellicott, yo consideré concienzudamente que era con el “Critico textual”— no con el sucesor de los apóstoles, —con quien yo tenía que tratar.

Y por lo tanto le encomiendo a su indulgencia: mi volumen como el fruto de muchos años de incesante trabajo sin descanso, solicitándole que usted lo reciba como una prenda de mi sincero respeto y admiración; y deseando ser recordado, mi amado Lord CRANBROOK, como su

Agradecido y afectuoso

amigo y siervo.

JOHN W. BURGON.

Decanatura de CHICHESTER

Día de todos los santos 1883

[IX]

PREFACIO.

Los siguientes tres Artículos tomados de la “REVISIÓN TRIMESTRAL” —(tomados de la publicación de Mayo 17 1881 de la “Revisión” de nuestra “Versión Autorizada del Nuevo Testamento,”)— aparecen en su forma presente se acuerdo a la cantidad de continuas solicitudes para que fuesen publicadas separadamente, lo cual hubiese sido tanto irrazonable como falto de cortesía el desatender. Yo no estaba preparado para esto. —Mientras carta tras carta va llegando a mis manos— me han ocasionado unos sentimientos mezclados, ha revivido todo mi original disgusto y pesar. Pues aunque no puedo menos que sentirme satisfecho, como estoy, por la acogida que mis trabajos han tenido, —(y solo el Autor de mi vida sabe qué cantidad de anteriores trabajos forzados me ha ocasionado el publicar las siguientes páginas,)— Sin embargo lamento más profundamente de lo que soy capaz de expresar, la injusticia que se ha hecho a la causa de la Verdad al manipular el asunto en esta forma fragmentada, y mostrando la evidencia de lo que es más ciertamente verdadero, en una forma tan incompleta. Tratado sistemático es una condición indispensable para asegurarse una cordial aquiescencia hacia el punto por el cual principalmente contiendo. La credibilidad del argumento reposa enteramente en el carácter acumulativo de la prueba. Requiere ser demostrado por medio de la inducción a partir de una gran cantidad de ejemplos particulares, así como por la compleja exhibición de muchas líneas convergentes de evidencia, y no solo por el testimonio de un pequeño grupo de documentos, o en vez, de un manuscrito en particular, —(es decir,

[X]

el Códice Vaticano Códice B, el cual por alguna razón inexplicable, es ahora tratado con supersticiosa deferencia,)— eso es lo contrario a lo confiable. De hecho nada sino un considerable Tratado será el que venga a romper definitivamente ese yugo de hierro de tiranía el cual el excelente Obispo de Gloucester y Bristol y sus colegas han colocado en sus cuellos, y que ahora están imponiendo a todos los angloparlantes. En breve, si yo no estuviera, por otra parte plenamente convencido de lo fuerte de mi posición, —(y yo sé que es completamente inexpugnable),— aún más, si por otra parte, no tuviera completa confianza en el buen sentido práctico y la equidad de la mente Británica,— no me hubiese expuesto ante el público en la forma desorganizada la cual solo es posible en las páginas del “Trimestral”. Hubiera esperado, soportando todos los infortunios, hasta que hubiese completado “mi libro”.

Pero entonces, el atraso hubiese sido fatal. He visto claramente que a menos que un golpe agudo sea dado inmediatamente, la Fortaleza estará en manos enemigas, supe también que era posible condensar en 60 ó 70 páginas impresas en forma muy junta, aquello que demostraba más lógicamente lo fatal de la “Revisión.” Así que me puse a trabajar y durante esos largos días de verano de 1881 (Junio a Septiembre) en los que elaboré la mayor parte de estos tres artículos. Cuando el número de Octubre de la “REVISIÓN TRIMESTRAL” apareció, me consolé con la secreta percepción de que ya había impreso suficiente hasta esta fecha, para asegurar el último rechazo de la “Revisión” de 1881, incluso si mi vida repentinamente llegara a su final. Yo sabía que el “Nuevo Texto Griego,” (y por consiguiente la “Nueva Versión Inglesa”),

[XI]

había recibido su golpe mortal. Por unos pocos años hubiera acarreando una existencia mutilada; furiosamente defendida por algunos, —tímidamente implorada por otros. Pero tales esfuerzos no serían beneficiosos. Sus días ya estaban contados. El efecto de mucha y aún más investigación erudita,— de un más elaborado y más extendido cuestionamiento, —deberá hacerse para convencer a la humanidad más y aún más completamente que los principios en los que fue construido son radicalmente malsanos. Al final, cuando se haya enfriado el partidismo, y la pasión se haya evaporado, y el prejuicio haya dejado de encontrar auditorio, la “Revisión” de 1881 deberá ser universalmente tenida como— lo que en verdad es,— la más sorprendente, así como el más calamitoso error literario de la Época.

I. Yo señalé que el “NUEVO TEXTO GRIEGO,”— el cual, en desafío de sus instrucciones,1 los Revisionistas de “la Versión Inglesa Autorizada” fueron tan mal aconsejados como para pasar diez años en elaborar, — fue un trabajo que dio como fruto una obra nada confiable: estuvo lleno de los más graves errores de principio a fin: fue construido basándose en una Teoría completamente equivocada. Aprovechándome de la confesión publicada por uno de los Revisionistas,2 expliqué la naturaleza de la calamidad que había recaído sobre la Revisión. —Le seguí la pista al daño efectuado hasta dar con sus reales y verdaderos autores,— los Doctores, Westcott y Hort, quienes entregaron en las manos de todos y cada uno de los

[XII]

miembros del cuerpo de revisores3 bajo estricto secretismo, una copia del texto que aún no habían publicado de su Nuevo Testamento Griego (el cual es el más viciado que existe). Señalé clara y cuidadosamente el hecho que los Revisores sin costumbre ni familiarización de uso de la delicada y difícil ciencia de Crítica Textual, en una hora maléfica, se habían rendido al consejo y orientación del Dr. Hort: hubieran preferido ser aconsejados por el canónico Scrivener, (un guía mucho más fidedigno): y señalé que el trabajo ante el público fue del más miserable, —pero inevitable— resultado. Todo esto lo expliqué en el número de Octubre de la “Revisión Trimestral de 1881.4

II. Habiendo por lo tanto demostrando la inutilidad del “Nuevo Texto Griego” de los Revisionistas, consideré que había destruido la clave de su posición. Y así necesariamente lo hice: porque si el Texto Griego que sirve de base es equivocado. ¿Qué más que incorrecta será la traducción

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1. Cualquiera que desee ver aclarada esta acusación, es invitado a leer desde la página donde están las Pruebas de que los Revisores escandalosamente han excedido las Instrucciones que ellos recibieron de parte de la Convocación de la Provincia del Sur. Y todo lo que sigue.

2. EL Dr. NEWTH

3. Páginas 24-9: 97, etc.

4. Vea abajo Páginas [001] a [110]

inglesa? Pero al examinar la tal llamada “Revisión de la Versión Autorizada Inglesa,” rápidamente efectué un descubrimiento adicional, el cual en la versión Inglesa Revisada en sí misma sería intolerable, incluso si se dejara en paz el Griego. Porque en primer lugar, para mi sorpresa y molestia, demostró que lo que se intentaba hacer era una Nueva Traducción (en lugar de una Revisión de la Antigua) Notablemente dolorosas fueron las muestras que me llegaron de todos los sectores respecto a que los Revisionistas habían estado muy ansiosos no tanto de corregir los “llanos y claros errores” —sino de introducir tantos cambios en el inglés de las Escrituras del Nuevo Testamento como convenientemente pudieran5. Hubo una nerviosa impaciencia por el trabajo admirable delante de ellos, y una extraña incapacidad

[XIII]

de apreciar sus multiformes excelencias:— una imaginación singular de parte de la promiscua Compañía que se reunió en la JERUSALEM CHAMBER [NTE Cámara Jerusalem] que se sintieron “competentes” para mejorar la Versión Autorizada en cada parte, y con un inexplicable olvido total de la fundamental condición bajo la cual la tarea de la Revisión fue tomada por ellos, y era que: deberían abstenerse de todos los cambios, haciendo solo aquellos que fueran los “absolutamente necesarios”: Esto demostró ser solo parte de la ofensa que cometieron los Revisionistas. Se halló que ellos se equivocaron empleando una erudición defectuosa a tal extensión, y con tal frecuencia, la cual a mí me es simplemente inexplicable. Por lo tanto, me propuse como tarea demostrar todo esto en un segundo Artículo el cual apareció en el siguiente número de la “REVISIÓN TRIMESTRAL” que se intituló “La Nueva Traducción Inglesa”6

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5. Esto se hallará más completamente explicado desde la página [127] a la [130]: y en las páginas [154] a [164]: También en las páginas [400 a 403]. Vea también las citas de la página [112] y [368].

6. Vea abajo las páginas [113] a [232].

III. Por consiguiente, se creó el pretexto en muchos lugares, (pero solo por parte de los Revisionistas y sus amigos,) diciendo que todo mi trabajo hasta ahora había sido en vano, porque yo había omitido demostrar que no eran correctos los principios en los cuales este “Nuevo Texto Griego” estaba fundado. Realmente me agradó que se había dicho ya suficiente para poder establecer de forma lógicamente cierta que la “Teoría Textual” en la cual se estaban basando debería ser inútil. Pero yo no me atuve a atesorar esta convicción en silencio. Me era lanzada la acusación una y otra vez de que yo no había contendido contra los “argumentos” de los Drs. Westcott y Hort. Se me preguntaba que “En lugar de condenar su Texto, ¿Por qué usted no demostró la falsedad de la Teoría de ellos?” Burlonamente se me insinuaba que bien sabía yo no debería estar “cruzando espadas” con los dos Maestros de Cambridge.

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Esto me redujo a la necesidad de ya sea dejarlo a que se dedujera a partir de mi silencio que yo había visto que los “argumentos” de los Doctores Westcott y Hort eran irrefutables; o de lo contrario de salir al frente con su libro en mi mano, y demostrarles que en sus solemnes páginas un lector atento se halla tropezando con nada más que suposiciones sin fundamentos: que su (así llamada) “Teoría” es en realidad nada más que un débil esfuerzo de la imaginación: que el tejido que estos consumados eruditos han tardado treinta años en elaborar, al ser inspeccionado demuestra ser tan insustancial e inservible como cualquier telaraña.

En consecuencia, me resolví tomar la empresa de exponer esto, un tanto en detalle (en el tercer Artículo, el cual apareció en la “REVISIÓN TRIMESTRAL” de Abril de 1882), EL ABSOLUTO ABSURDO, —(yo empleo la palabra intencionalmente)— de “LA NUEVA TEORÍA TEXTUAL DE WESTCOTT Y HORT;7 y ahora respetuosamente les entrego esas 130 páginas para que sean vistas por los atentos y francos e imparciales lectores. Pues sería infundado querer convencer a otros. Nos queda claro en base al Testimonio de alguien (del Dr. Westcott) que “aquél

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7. Vea abajo las páginas [235] a [266].

quien por mucho tiempo ha reflexionado en un orden secuencial de ideas de Razonamiento, se vuelve incapaz de detectar sus puntos débiles.”8 Aún un más extraño fenómeno es, que aquellos quienes una vez se han comprometido con una Teoría errónea, parecen ser incapaces de abrir sus ojos a lo poco fiable de la estructura base que han erguido, aunque ésta se desplome ante sus ojos, como una casa de naipes de un niño, —y se presente ante todos los ojos, menos ante los de ellos, con la apariencia de una ruina informe.

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8. Evangelio de Resurrección, viii.

[XV]

§ 1. Dos años enteros han transcurrido desde la publicación del primero de estos Ensayos; y mi Censura —por las mejores razones— permanece sin ser respondida. Ciertamente se ha asegurado al público, (en el curso de algunas observaciones histéricas por parte del CANON FARRAR9), que el ‘Revisor Trimestral’ puede ser refutado tan plenamente como se desee, tan pronto como cualquier docto tenga el tiempo extra para responderle.” El ‘Revisor Trimestral’ puede darse el lujo de esperar, —si los Revisionistas pueden. Pero se les recuerda que eso no es responderle a alguien que ha demolido la “Teoría” de su maestro. Eso que los alumnos se mantengan reproduciendo fragmentos de ello; y por sus errores y exageraciones se vuelvan ridículos tanto ellos como el mismo maestro.

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9. La referencia se hace a una vulgar efusión de palabras publicada en la “”Revista Contemporánea”” de Marzo 1882: en la cual principalmente aparece que el Canon (ahora Archidiácono) Ferrar es incapaz de perdonar a San Marcos por haber escrito el 16avo verso de su capítulo concluyente. El Venerable escritor se halla en consecuencia denunciando para siempre esos “últimos doce versos”. En Marzo de 1882, (pretendiendo efectuar una revisión de mis artículos en el “TRIMESTRAL”,) él dice: —“A pesar del Ensayo de Dean Burgon respecto al asunto, las mentes de los eruditos se mantienen lo suficientemente inalteradas y resueltas en cuanto a tales cuestiones como la falta de autenticidad de los últimos versos de San Marcos.” (Revista Contemporánea, volumen XLI. página 365.) Y en la subsecuente del mes de octubre, —“Si, entre los resultados positivos, alguna persona pudiera establecer tales hechos como que… Marcos 16: 9-20 no formaba parte del autógrafo original apostólico… Esa persona, digo yo quien debiera enumerar estos puntos como estando fuera del alcance de una disputa seria… estaría expresando los puntos de vista los cuales se han dado por irrefutables por la amplia mayoría de tales críticos recientes quienes han aclarado cualquier aseveración que merezca la seria atención” [Expositor, Página 173.]

No está de más decirle al Venerable escritor que se recuerde que los asuntos críticos, no deben ser despachados por un lenguaje tal como el anterior y siguiente, pues con ello ni siquiera son tocados. Uno se sorprende por tener que decirle a un “amigo del Colegio Trinitario, de Cambridge”, tan obvia verdad como esa la cual por tales escritos él se sale con un acuerdo previo al proclamar que su mente “está suficientemente resuelta” respecto a que el final del evangelio de San Marcos no es auténtico, él afirma que no admite argumento y eso lo hace incapaz de continuar el argumento. Es una mera pérdida del tiempo querer razonar con un desafortunado que anuncia que está fuera del alcance de la convicción.

[XVI]

§ 2. Por consiguiente, un escritor del Trimestral de la Iglesia para Enero 1882, (cuyo conocimiento del asunto se deriva enteramente de lo que el Dr. Hort le enseñó,)— evidentemente teniendo mucho conocimiento del primero de mis tres artículos en el Trimestral,—solemnemente informa al público que “no tiene sentido hacer el desfile de tan grande grupo de venerables testigos,” (dando a entender los innumerables escritos de Padres del III, IV y V siglos los que se citan abajo en las páginas [42]-[44]: [80]-[81[:[84]: [133]: [202]-[203]: [359]-[360]: [421]: [423]: [486]-[490]:)—“porque no tienen nada que decir que merezca ser escuchado ni por un momento.10— ¡Qué lástima es esto, (que estando allí), ese erudito caballero no saliera explicando que la luna está hecha de queso verde!

§ 3. El Doctor SANDAY,11 en un espíritu afín, habla como si fuera su propia opinión, diciendo que “la cosa” que me falta “es el entendimiento de la condición central del problema” — que yo no “parezco tener ni la menor idea de los principios de Genealogía” que “estoy perdido en el mar” y—que mis “pesadas baterías se descargan al azar.” — y una gran cantidad más de la misma manera. Le doy la bienvenida al erudito Profesor para que piense tales cosas de mí, si eso es lo que le agrada ?? ??????? ?????????? [NTE Esta expresión griega es: “Por tanto piensen caballeros”]

§ 4. En el final del año, un Revisor de un calibre bastante diferente hizo su aparición en el número de Enero (1883) de la Revista Trimestral de la Iglesia: a cambio de aquellos que no me alientan estimando el valor de mi trabajo,

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Si a alguien le interesa saber lo que la enseñanza que el escritor del “Trimestral de la Iglesia” estaba intentando reproducir, le invito a leer desde la página 296 a la 300 de este volumen,

10. Número XXVIII, página 436.

11. Revisión Contemporánea. (Diciembre 1881), —página 985 al final.

[XVII]

gustosamente yo reconozco mi convicción de que si éste hombre seriamente aplica su poderosa y exacta mentalidad al departamento de Critica Textual, probablemente producirá un trabajo que ayudará materialmente a establecer en una base científica, el estudio en el cual él toma tan inteligente interés. Pero entonces, él es invitado a aceptar la amigable seguridad que es la indispensable condición de éxito en este departamento, que un hombre le dé al asunto, (el cual es muy intricado y abunda en problemas inexplorados) su indivisible atención por un extenso período de tiempo. Yo confío que no hay nada irrazonable en la sugerencia de que alguien que no ha hecho esto, sea muy circunspecto cuando se sienta a juzgar a un vecino suyo quien, por muchos, muchos años en el pasado, se ha entregado a la Crítica Textual a tiempo completo; —juzgando a alguien quien libremente ha sacrificado su salud, su comodidad, relajamiento, incluso el descanso necesario, para lograr un solo objetivo;— ha convertido en su arduo trabajo el adquirir tal maestría independiente respecto al asunto que lo pueda calificar para salir con éxito de la batalla de la letra de la PALABRA DE DIOS que está en peligro. Sin embargo mi amigo piensa de manera diferente, él dice de mí—

‘En su primer Artículo había algo divertido en la simplicidad con el Testamento Griego de Lloyd, cuando lo puso como el final Estándar de apelación (el cual es solo una pequeña y conveniente edición de la edición Oxford de clase ordinaria). Ello recordaba nuestra recolección del sarcasmo de BENTLEY respecto al texto de Esteban, el cual ‘su docto WHITBUS’ toma por el sagrado original en cada sílaba.’ (P. 354.)

§ 5. Al referirse al pasaje en donde mi “simplicidad” le ha permitido un tanto de diversión a un amigo cuya brillante conversación siempre ha sido mi deleite, Yo leo lo siguiente,—

[XVIII]

“Se ha descubierto que en 111 (de entre 320) páginas de una copia del Testamento Griego de Lloyd, en el cual solamente estos cinco manuscritos están disponibles colectivamente para comparación con los Evangelios, —las serias desviaciones aberrantes de A en relación al Textus Receptus llegan en suma a solo 842; en donde en C llegan a sumar 1798: en B, son 2370: en ? las diferencias son 3392: en D, son 4697. Las lecturas que son características de A dentro de los mismos límites son 133: aquellas que caracterizan a C son 170. Pero aquellas de B suman 197: mientras que ? suman 443: y las lecturas características de D (dentro de los mismos límites), no son menos que 1829… Nosotros proponemos que estos datos no han sido totalmente calculados para inspirar confianza en los códices B, ?, C, D.”12

§ 6. Pero ahora (permítanme preguntar) ¿Será aparente a partir de esto, que yo “he sacado el Nuevo Testamento Griego de Lloyd como el final Estándar de apelación”? La verdad, que, para exhibir claramente sus respectivas divergencias, es que yo me he referido a cinco famosos Códices (A B ? C D) —estando seguro que éstos han tornado la mente de los Críticos de la nueva escuela— hacia una y la misma presentación conocida del comúnmente Texto Recibido del Nuevo Testamento: pero al hacer eso de ninguna forma he asumido la pureza Textual de ese Estándar común. Dicho en otras palabras, Yo no lo he convertido en “el Estándar final de Apelación.” Todos los Críticos, —en dondequiera que estén,— siempre, han comparado otros textos con el Texto Recibido común: pero solamente como el más conveniente estándar de Comparación; nunca, como el absoluto estándar de Excelencia.

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12. Q. R. (No. 304,) página 313 —El pasaje al que nos referimos se hallará abajo (en la página 14) — levemente modificado, para protegerme a mí mismo en contra del riesgo de futuras malas interpretaciones. Mi Revisor se refiere a los cuatro otros lugares. El hallará que mi único objetivo es el de demostrarles que los códices A B ? C D que rinden divergentes testimonios; y por lo tanto, tan habitualmente se contradicen uno al otro, tan efectivamente como para invalidar su propia evidencia en su totalidad. Esto nunca antes se ha demostrado. Solo puede ser demostrado, de hecho, por alguien quien laboriosamente ha cotejado comparativamente los códices en cuestión, y los ha sujetado al duro y afanoso resultado de tabulación.

[XIX]

El resultado del experimento ya referido, —(Yo debo decir, que fue un experimento extremadamente arduo,)— se efectuó, para demostrar que los cinco Manuscritos en cuestión se diferencian el uno del otro en las siguientes proporciones: —

842 (A): 1798 (C): 2370 (B): 3392 (?): 4697 (D).

Pero ¿Será que no se hubiera obtenido el mismo resultado si los “cinco unciales antiguos” hubieran tomado como referencia de comparación a cualquier otro estándar que pueda ser nombrado? Mientras tanto, ¿Qué más es la inevitable inferencia de este fenómeno si no que: cuatro de cinco deben ser —mientras que todos los cinco pueden ser— documentos vergonzosamente distorsionados; en lugar de ser aptos para ser constituidos como nuestras guías exclusivas a la Verdad de las Escrituras, — como los Críticos de la Escuela de Tischendorf y Tregelles nos hubieran hecho creer que son?

§ 7. Yo cité un libro el cual se halla en las manos de todo muchacho estudiante, (el “Nuevo Testamento Griego de Lloyd,”) lo hice solo para facilitar la referencia, y para asegurarme de que mis enunciados fuesen entendidos inmediatamente por las personas menos eruditas o menos doctas, las que tendrían acceso a la “Revista Trimestral” Yo supuse que cada maestro estaba consciente de que el Obispo Lloyd (1827) admite reproducir el texto de MILL; y que MILL (1707) reproduce el texto de Stephens;13 y que Stephens (1550) muestra con suficiente exactitud el Texto Tradicional, —el cual es reconocido desde

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13. “En sus manos damos el Nuevo Testamento mismo, sin duda, tiene la misma lengua en relación con la Editorial Milán.” —son las muy bien conocidas palabras de apertura del: “MONITUM” puestas como prefacio al Nuevo Testamento de LLOYD— y de MILL, según Scrivener, [Introducción, página 399,] “solo intentan reproducir el Texto de Stephens de 1550, aunque en algunos lugares se aparta del mismo, ya sea por accidente o por designio.” Resulta que tales lugares llegan a ser veintinueve. [NTE “MONIUM” significa una amonestación o advertencia seria.]

[XX]

por lo menos 1530 años.14 Ahora, si una tolerable aproximación del texto de fecha 350 D.C. no puede ser aceptado como una norma de Comparación, — ¿Será que el escritor de la Revista Trimestral de la Iglesia, puede ser tan amable en informarnos cual presentación del Texto sagrado puede serlo?

§ 8. Falta considerar un panfleto del Obispo de GLOUCESTER Y BRISTOL,15 el cual apareció en Abril de 1882. Este fue escrito expresamente en defensa de los Revisores y de su Nuevo Texto Griego, ésta exposición muestra una remota asociación con el asunto que ahora se discute, para lo cual yo estaba poco preparado. Puesto que, independiente de ello, es producto del presidente del cuerpo de Revisionistas, e indica ser una respuesta a mis dos Artículos iniciales, yo le he conferido una rápida respuesta que se extiende a ciento cincuenta páginas.16 Por consiguiente, seré muy breve concerniente a este punto en este lugar.

§ 9. El respetado escritor no hace nada más que reproducir la teoría de Westcott y Hort en las palabras de Westcott y Hort. Él no contribuye con nada de su parte. La singular impropiedad de estilo la cual ocupa su queja de que el “Revisor Trimestral” “Censura su texto (de Westcott y Hort),” pero que no ha intentado un serio examen de los argumentos los cuales ellos alegan en su favor,” Todo lo he tratado suficientemente en otras partes.17

[XXI]

El resto del argumento de Ellicott puede ser resumido en dos propuestas: —La primera, (I.) Que si los Revisores se equivocan en su “Nuevo Texto Griego” entonces (no solo Westcott y Hort, sino también) Lachmann, Tischendorf y Tregelles deben estar equivocados por igual,— observación que yo digo que es incontrovertible e imposible de negar. — La otra.

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14. Vea abajo las siguientes páginas [257] a [258]: También la página [390].

15. Los Revisores y el Texto Griego del Nuevo Testamento, & c. — MACMILLAN, página 79

16. Vea abajo las páginas 369 a 520.

17. Páginas [371] a [372]

posición del Obispo también es innegable: Es decir: (II.) Que para poder ejecutar un juicio justo de los documentos antiguos, éstos deben ser cuidadosamente estudiados, y atentamente comparados, y probados por más de un proceso científico que la mera burda comparación con el Textus Receptus.18… Por lo tanto, por ambas partes me hallo en unísono con el Obispo Ellicott.

§ 10. Y sin embargo, —como demuestran las últimas 150 páginas del presente volumen,— tengo la desdicha de hallarme en desacuerdo con el erudito escritor en casi cada detalle que él propone para discusión. Por lo cual,

§ 11. En la página 64 de su panfleto, él se aferra resueltamente a su posición respecto al famoso problema de si se deberá leer la palabra “DIOS” o la palabra “Quien” en 1 Timoteo 3:16. Porque yo he mantenido la lectura previa en ocho páginas. Pero él contiende diciendo que la lectura alternativa posterior es la que debe usarse (La que sostengo es: 1 Timoteo 3:16. “Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: DIOS fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.” La alternativa es: “Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: QUIEN fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.”) Él contiende con un tanto de amargura doce veces.19 En consecuencia, he tenido que esforzarme por escribir una “DISERTACIÓN” de sesenta y seis páginas respecto a este importante asunto,20 —la preparación de la cual (¿Será que se me permite decir esto de paso?) me ha ocupado profundamente por seis meses,21 y me ha cansado hasta el límite severamente. Por ello, el único punto el cual el Obispo Ellicott ha condescendido en discutir argumentativamente conmigo, se hallará ocupando la mitad de mi carta de respuesta a él.

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18. Panfleto, páginas 77: 39, 40,41.

19. Vea abajo la página [425].

20. Páginas [424]- [501]

21. Desde Enero hasta Junio 1883.

[XXII]

La “Disertación” a la que me refiero, la entrego con humilde confianza al criterio de los británicos doctos. No precisa tener estudios para entender el caso. Y solicito especialmente a aquellos quienes particularmente van a estar luchando por encontrar respuesta a esta pregunta, que recuerden, —(1) Que el lugar de la Escritura en discusión (Es decir 1 Timoteo 3:16) fue seleccionada deliberadamente para constituirse en un pulso de fuerzas con Ellicott: (Yo no hubiera seleccionado ese texto):— (2) Que por consiguiente, en el asunto de la contienda a quien él por sí mismo se ha invitado, tenemos respectivamente en juego nuestra reputación crítica. La discusión muestra muy claramente nuestros dos métodos, —el suyo y el mío; y “es de mucha importancia como ejemplo,” “ilustrando de forma sorprendente” nuestros respectivos puntos de vista.— como Ellicott mismo ha tenido el cuidado de recordarle a sus lectores.22

§ 12. A la persona que esté deseosa de tomar un estudio general de esta pregunta, la invito a leer desde la página 485 hasta la 496 del presente volumen. Para comprender el caso completamente, dicha persona debe sujetarse a iniciar desde la página [424] y leer hasta la página [501].

§ 13. Una persona atenta que se tome la molestia de hacer esto, será apta para dejar a un lado el libro y preguntar, —“¿Pero no es acaso muy notable que solo cinco de las Versiones antiguas estuvieran en favor de la lectura alternativa: “cual,” (?????????; ? ?????????,) en lugar de “DIOS” (????)?”

[XXIII]

—“Sí, es muy notable,” respondo, “Porque aunque el Antiguo Latín y las dos versiones Egipcias se observa que están constantemente actuando en el error, raramente hallan aliados en el texto Peschito y Etíope. Por otra parte, ustedes deben recordar que además de las VERSIONES, los PADRES deben ser consultados también: mientras que más importante que ambos está el testimonio de las COPIAS. Ahora bien, los testigos combinados que

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22. Panfleto, página 76.

expresan la palabra “DIOS” (????),— son tan múltiples, tan respetables, tan variados, tan inequívocos,— en cuanto a las Copias y los Padres (además de tres de las Versiones) el testimonio es simplemente abrumador. Se convierte en innegable que la verdadera lectura debe ser la palabra: DIOS, que es la palabra que está más respaldada de quedar en ese lugar.”

§ 14. Sin embargo, cuando uno como Tischendorf o Tregelles, —Hort o Ellicott,— me quieren derribar recordándome que media docena de las Versiones más antiguas están en mi contra, —“Ese argumento” (Yo respondo) “no es permitido en sus labios.” Porque si el unificado testimonio de cinco de todas las Versiones pueden realmente ser según su criterio, las decisivas,— ¿Entonces por qué niegan la autenticidad de los últimos Doce Versos del Evangelio de San Marcos, los cuales son reconocidos por cada una de las Versiones? Aquellos Versos además se hallan demostrados como auténticos por cada Copia conocida, excepto por dos de mala reputación; por un poderoso coro de Padres que los citan; por la persistente Tradición de la Iglesia universal. Primero quítenle su marca de sospecha a Marcos 16:20, y luego retornen a mí para que discutamos juntos cómo 1 Timoteo 3:16 debe leerse. Y sin embargo, cuando regresen, no deberá ser para abogar en favor de que se lee la palabra ‘Quien’ (??), en lugar de la palabra ‘DIOS’ (????). Porque recuerde que no es ‘quien’ (??), sino ‘el cual’ (?) lo que se halla en la lectura abogada por aquellas cinco antiguas Versiones.”… Dicho en otras palabras, —la lectura de 1 Timoteo 3:16, la cual los Revisionistas han adoptado, tiene (como lo demuestro desde la página [428] a [501]) la más débil autentificación de todas; además de estar condenada por las consideraciones internas y por la Tradición universal de la Iglesia del Este.

[XXIV]

§ 15. Yo prosigo, después de preguntar modestamente, —¿Será mucho esperar, (¡No deseo más recompensa por mi labor!) que no oigamos más de eso de sustituir la palabra ‘Quien’ en lugar de la palabra ‘DIOS’ en el texto de 1 Timoteo 3:16? No podemos seguir disputando eternamente: y seguramente, hasta que los hombres sean capaces de presentar alguna evidencia más persuasiva de la que ha salido a luz en apoyo del “misterio de la piedad, quien” (?? ??? ???????? ?????????: ??), todos los que buscan la Verdad con sinceridad están obligados a aceptar esa lectura, la cual se ha demostrado con mucho ser la mejor atestiguada. Suficiente, sin embargo, en este asunto.

§ 16. Fue dicho justo ahora, que yo cordialmente estoy en concierto con el Obispo Ellicott en la Segunda de sus dos propuestas, —Es decir. Que “No se puede pasar un juicio imparcial a los documentos antiguos hasta que sean cuidadosamente estudiados, y comparados muy cercanamente uno con el otro, y probados por más de un proceso científico y no solo la burda comparación con el “Textus Receptus.” Yo deseo agregar unas cuantas palabras más a este asunto: lo más breve, debido a que lo que estoy por decir será tan aplicable a mi Revisionista en el “Trimestral de la Iglesia” así como para el Obispo Ellicott. Ambos han malinterpretado este asunto, y exactamente de la misma forma. En donde tan logrados Eruditos se han equivocado, ¿Qué sorpresa entonces sería si los lectores comunes y corrientes se hallan lejos del tema que se debate?

§ 17. En la Critica Textual entonces, no puede nunca ser de uso frecuente “la comparación burda.” Por otra parte, la exacta Comparación de los documentos ya sean antiguos o modernos con

[XXV]

el Texto recibido, es la base fundamental de toda la Crítica científica. Yo empleo el Texto, —(como MILL, BENTLEY, WETSTEIN; GRIESBACH, MATTHÆI, SCHOLZ; TISCHENDORF, TREGELLES, y SCRIVENER lo emplearon antes que yo,)— no como el criterio de Excelencia, sino solo como un Estándar de Comparación. Todo esto se hallará plenamente explicado abajo, desde la página [383] a la [391]. En cualquier momento que me halle juzgando la autenticidad de cualquier lectura en particular, yo insisto en traerla, no importando en donde se halle la evidencia de su existencia, —ya sea en Justino el Mártir e Irineo, por una parte; o en STEPHENS y ELZEVIR, por la otra; —es decir incluso la prueba de la Antigüedad Católica. Pero que quede claro, que cuando nos referimos a la antigüedad católica, jamás nos referimos a las doctrinas católicas, sino solamente al hecho que: los Padres Católicos antiguos, en un momento determinado de la historia, mencionan un texto específico de tal o cual manera; lo cual indica la existencia de dicho texto en esa época. Sirven entonces como marcadores, para hacer ver que si ellos leyeron ese texto de esa forma, aunque lo comentaran en cualquier modo, lo importante es que indica que ese texto existía ya en el tiempo en el que lo comentaron. Por lógica nadie comenta textos que no sabe que existen. Entonces continuando, —si un testigo está en completo acuerdo, o muy cercano al acuerdo, ya sea a favor o en contra de cualquier lectura dada, yo lo sostengo como decisivo. No me sujetaré a ningún otro sistema de arbitraje. Declino reconocer otro criterio de la Verdad.

§ 18. Lo que me obliga a repetir esto tan a menudo, es la impaciente autosuficiencia de estos últimos días, impaciencia que trata de romper con las antiguas restricciones; para erigir la conciencia individual a la altura de autoridad de la cual no pueda haber ninguna apelación. Yo sé bien cuan trabajoso es el método científico por el cual yo abogo. Un largo día de verano desaparece, mientras que el estudiante —rodeado con todas sus aplicaciones— se halla resueltamente examinando algún diminuto problema textual. Otro y aún un siguiente día esplendoroso desaparecen. Por fin llega el sábado por la tarde, y una página de un manuscrito ilegible es todo lo que él tiene que enseñar del pesado trabajo de toda una semana. ¿Hasta cuándo? Y sin embargo, esta es la condición indispensable del progreso en una región inexplorada, que unos pocos deberán por consiguiente trabajar, hasta que se corte una senda en el bosque, —un camino bien trazado,— cabañas construidas, —un estilo de vida establecido.

[XXVI]

En este departamento de Ciencia Sagrada, los hombres han estado por mucho tiempo inventando sus hechos, y entregándose a decretos oscuros como dictados por un oráculo, con la única responsabilidad de su conciencia interna, Existe gran conveniencia en tal método ciertamente, —una encantadora simplicidad que es en alto grado atractiva para carne y sangre. Ese método descarta la prueba. No suministra ninguna evidencia. Asevera cuando debería argumentar.23 Reitera cuando se le pide una explicación24 “Yo soy el Señor Oráculo.” dice… Esto es, —lo cual yo me atrevo a llamar: el estilo anti científico,— que alcanzó su punto culminante cuando los profesores Westcott y Hort recientemente expusieron su Recensión del Texto Griego. [La palabra traducida por “Recensión”, es la palabra en inglés “RECENSION” que en términos de Critica Textual Bíblica significa: “La Revisión Crítica de un texto, basándose en el examen de sus fuentes”.] Su obra es en realidad un tanto una curiosidad sicológica. Lo que me resulta incomprensible es: ¿Cómo este par de hombres capaces y de entendimiento disciplinado pueden seriamente exponer el volumen que ellos llaman “INTRODUCCIÓN—APÉNDICE” Es la verdadera Reducción a lo absurdo del método no-crítico [Método sin cuidado de los principios de estándares y procedimientos] de los últimos cincuenta años. Y está en especial oposición a este nuevo método de ellos el cual tajantemente insisto que el consenso de la voz de la Antigüedad Católica debe ser diligentemente inquirido y sumisamente escuchado; porque este consenso, en conclusión, probará ser nuestra única guía segura como referencias.

§ 19. Sea esta una suficiente respuesta a mi Revisionista en el Trimestral de la Iglesia —quien, yo observo, que nota, como un defecto fundamental de mis Artículos. “la falta de una Teoría consistente de trabajo, tal que nos permitiera sopesar, así como contar, los sufragios de los Manuscritos, Versiones y Padres.”25 A él se le recuerda que no era parte de mi trabajo el proponer una “Teoría.”

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23. Por ejemplo; Las páginas [252]- [268]: [269]-[277]: [305]-[308].

24. Por ejemplo; Las páginas [302]-[306].

25. Página 354.

[XXVII]

Mi método, lo he explicado a menudo suficientemente y plenamente. Mi tarea es demostrar que la teoría de los Doctores Westcott y Hort, —la cual (como el panfleto del Obispo Ellicott demuestra) ha sido adoptado principalmente por los Revisionistas,— y no solo es algo inservible, sino algo totalmente absurdo. Y lo he demostrado. El método, el cual persistentemente abogo en cada caso de supuesta Lectura dudosa, (lo digo por última vez, y solicito que no sea más tergiversado,) es, de apelar sin reservas a la Antigüedad Católica; y que el veredicto combinado de los Manuscritos, Versiones, Padres, sean tomados como lo decisivo.

§ 20. Así que mientras tanto me hallo, encarando las burlas, las rechiflas y tergiversaciones de los discípulos de esta nueva Escuela; quienes, en lugar de presentar hechos históricos y argumentos inteligibles, apelan a los decretos de sus maestros. —lo cuales yo desapruebo, y los cuales ellos son incapaces de autenticar con evidencia. Ellos se deleitan en anunciar que la Crítica Textual hizo “una nueva variación” con la edición de los doctores Westcott y Hort : que la obra de estos eruditos “marca una era,” y se habla de ello en Alemania como la “creación de una época” Mi propia impresión es, que la Edición en cuestión, si se trata de que marca una época, marca esa época en la cual la corriente del pensamiento crítico, reversará su obstinado curso, e iniciará una vez más a fluir en su antiguo canal saludable. Habiéndose visto a tiempo que estaban soñando en un “país de las maravillas” el 14 de Septiembre de 1881,26 cuando se insistió que en “una nueva variación” ante la opinión pública, —pero se efectuó un deliberado retorno,— hacia “Tierra Firme”, y “Tierra Conocida” y a la lucidez del sentido común.

[XXVIII]

Muy lejos de su preponderante aseveración que “Por el respeto a las futuras generaciones,” es “la restitución de un más antiguo y más puro Texto,” —Yo me atrevo a predecir que la edición de los dos Maestros de Cambridge de aquí en adelante será recordada como el punto más alto alcanzado por la imaginación auto desarrollada de los discípulos Ingleses de la escuela de Lachmann, Tichendorff, y Tregelles. El retroceso promete ser completo.

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26. En el día que apareció la “Introducción y Apéndice” al Nuevo Testamento del Doctor Hort en la forma como fue editado por él mismo y por el Dr. Westcott.

El buen sentido de los Británicos siempre se ve que prevalece a la larga; aunque por unos pocos años una manera extraña pueda adquirir el dominio, y pueda engañar a algunas pocas mentes inestables.

§ 21. Solo queda decir que en la re publicación de estos Ensayos, he aprovechado la oportunidad de hacer varias correcciones y adiciones; así en un lugar como en el otro, para expandir lo que antes había explicado muy brevemente. Mi erudito amigo y amable vecino, el Reverendo R. COWLEY POWLES, me ha ayudado muy hábilmente para corregir las hojas. Me ha sido celosamente dada mucha valiosa asistencia por mi sobrino, el Reverendo William F. Rose, Vicario de WORLE SOMERSETSHIRE. Pero la inagotable paciencia y consumado talento de mi Secretaria (M.W.) excede las alabanzas. Cada sílaba del presente volumen ha sido transcrito por ella para ser impreso; y a ella también estoy endeudado por dos de mis índices, —Los favores con los cuales muchos eruditos, tanto en casa como en el extranjero me han ayudado, se hallarán fielmente reconocidos, en su adecuado lugar, al pie de página Les estoy sinceramente agradecido a todos ellos.

[XXIX]

§ 22. Sin dificultad se creerá que yo he sido fuertemente tentado para remodelar todo mi escrito y para fortalecer mi posición en cada parte: pero entonces, la obra no hubiera sido, —“Tres Artículos reimpresos de la Revista Trimestral.” Sinceramente he deseado, por muchos años pasados, producir un Tratado sistemático respecto a este gran asunto. Esta ha sido mi inspiración todo este tiempo, y aún lo es, en contraste con el absoluto Empirismo el cual hasta ahora ha prevalecido en la investigación Textual, para exponer los lineamientos lógicos de lo que, yo estoy persuadido, que está destinada a convertirse en una verdadera deleitosa ciencia. Pero más que añoro, —y moderadamente sufro los dolores de querer terminar con la Controversia, y deseo estar libre para dedicarme al trabajo de la Interpretación. Mi disculpa por dedicarle tanto de mi tiempo a la Critica Textual es esta, la de David cuando fue reprochado por sus hermanos por aparecerse en el campo de batalla, “… ¿Acaso no hay una causa? [1 Samuel 17:29]

§ 23. Porque —que quede claramente definido,— que ya no es el caso que las dudas Críticas concernientes al Texto Sagrado estén confinadas a las Ediciones críticas del Griego. Mientras que los Eruditos se contentarán con publicar sus extrañas opiniones en una pequeña arena propia, —a pesar de que estuvieran equivocados, y aunque cambiaran sus opiniones una vez cada diez años,— no se esperaba que un daño grande procediera de ello. Los estudiantes del Testamento Griego estaban seguros de tener su atención claramente enfocada en el asunto, —la cual siempre debe estar en el más alto grado deseable; y se esperaba que en este, como en cada otro departamento del aprendizaje, el progreso de Investigación resultara en ascensos graduales de cierto Conocimiento. Que después de muchos años llegaría a ser practicable el establecer por autoridad una cuidadosamente considerada Revisión del Texto Griego Recibido comúnmente. [Es decir del Textus Receptus]

[XXX]

§ 24. Pero en lugar de todo esto, debido a que se confirmó una Revisión de la Versión Autorizada del Inglés en forma ortodoxa por la Convocación de la Provincia del Sur en 1871, se dio la oportunidad que fue ansiosamente atrapada por dos teólogos irresponsables de la Universidad de Cambridge para obtener la sanción general del cuerpo Revisor, y así indirectamente lograr la sanción de la Convocación, para alcanzar una aventura privada de su cuenta propia, —su propia Revisión privadamente inventada del Texto Griego. En base a ese Texto Griego de ellos (el cual sostengo que es el más distorsionado y depravado que haya sido impreso), con unas leves modificaciones, ha sido silenciosamente revisada nuestra Versión Autorizada Inglesa: Silenciosamente, digo, porque en el margen de la versión Inglesa no queda ningún registro o rastro que preserve los textos cambiados que apoyan la versión y los cuales son cambios Textuales que fueron introducidos por los Revisores. Por el contrario, se ha empleado el margen para insinuar sospecha y desconfianza en innumerables detalles en cuanto a la autenticidad del Texto el cual ha sufrido tales insinuaciones para permanecer inalterado. Mientras tanto, la nación ha sido saturada con las dos ediciones del Nuevo Texto Griego; y por consiguiente la puerta ha quedado completamente abierta para que ingrese la universal desconfianza hacia la Verdad de las Escrituras.

§ 25. Incluso a los jóvenes alumnos, parece ser, que les van a introducir estos burdos puntos de vista. Lo atestigua el “Testamento Griego Cambridge para las Escuelas,” editado por el Decano PEROWNE, —quien nos informa en el principio que “Los Síndicos de la Imprenta de la Universidad de Cambridge no han visto deseable reimprimir el texto de uso común.” El consenso de los Doctores Tischendorf y Tregelles, —quienes como es sabido emplearon la mismísima principal premisa errónea al remodelar el Texto Sagrado,— parece representar en forma general, la noción de esos Síndicos en cuanto a pureza Textual.

[XXXI]

Por este medio cada gran mayor deformidad en la edición de los Doctores Westcott y Hort, llega a elevarse a un estado de honor, y es lanzada sobre la inocente juventud de Inglaterra como si fuese la genuina comunicación del ESPÍRITU SANTO. ¿No hubiera sido el curso más justo, lo más fiel así como lo más juicioso, —viendo que con respecto a este importante y oscuro asunto ya que “El litigio está todavía ante el juez”, es decir que no se ha llegado a ningún acuerdo,— que se esperará pacientemente un poco más? Ciertamente, ¡no pues se trataba de arrebatar una oportunidad “mientras que los hombres dormían” [NTE Mateo 13:25], y de esta manera indirectamente perjudicar definitivamente el solemne asunto! No es por tales métodos que debe promoverse la causa de la Verdad de Dios en la tierra. Sin embargo, incluso esto no es todo. Se le ha informado al Obispo LIGHTFOOT que “La sociedad Bíblica ha permitido a sus Traductores adoptar el Texto de la Versión Revisada en donde, ésta se recomienda a sí misma, según el criterio de ellos.”27 Dicho en otras palabras, las personas que completamente desconocen los peligros que continua y crónicamente afectan este delicado problema son invitados a determinar, a la luz de la Naturaleza y bajo el principio de “Resolver caminando” es decir “Descifrar en la marcha,” qué es Escritura Inspirada y qué no lo es: y como una consecuencia necesaria se ven animados a diseminar en las tierras de los gentiles Lecturas las cuales, dentro de solo pocos años en adelante,

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27. “Encargo,” publicado en el Guardián, Dic. 20, 1882, página 1813.

(Tal cosa me atrevo a predecir,)— serán universalmente reconocidas como inservibles.

§ 26. Si todo esto no constituye una razón valedera para descender a la arena de la controversia, según mi juicio sería imposible indicar una ocasión cuando el soldado Cristiano es llamado a hacerlo: —Los menos, porque es seguro que aquellos que por su rango y posición en la Iglesia, deberían ser los campeones de la Verdad, están ahora entre sus más vigorosos agresores.

[XXXII]

§ 27. Permítanme, —(y con esto concluyo),— al darle al mundo el presente Volumen, que se me deje solicitar que sea aceptado como una muestra de cómo los Decanos emplean su tiempo, —el uso que ellos hacen de sus oportunidades. En ninguna parte sino bajo la sombra de una Catedral, (o en una Universidad,) pueden tales esfuerzos laboriosos como el presente “pro iglesia de Dios” ser exitosamente procesados.

J. W. B.

DECANATURA, CHICHESTER,

DIA DE TODOS LOS SANTOS, 1883.

LA REVISIÓN REVISADA (1)

El CANON DEL NUEVO TESTAMENTO

La Biblia es el libro sagrado del cristiano.

De las páginas de ese Libro han bebido los creyentes a lo largo de los siglos. Alabada por los cristianos y despreciada por sus detractores; traducida a muchas lenguas y prohibida su lectura por peligrosa; impresa por millones de ejemplares y distribuida por organismos como Sociedades Bíblicas Unidas, y perseguida, a veces con saña, por personas y regímenes que han visto en ella un formidable enemigo digno de ser atacado; estudiada con sacrificio y ahínco por millones de discípulos de Jesucristo y de adoradores del Dios altísimo, y abandonada en un polvoriento rincón de la casa o del despacho por muchos que se llaman a sí mismos cristianos, la Biblia ha capeado todas las tempestades. Y cada día es mayor el número de quienes ansían descubrir en sus páginas el mensaje de esperanza que no han podido encontrar en teorías ni en ideologías, en ciencias ni en instituciones religiosas, en el activismo político ni en la entrega apasionada al activismo hedonista que tanto caracteriza a este mundo en desesperación.

El sentimiento religioso es una experiencia de carácter prácticamente universal. Ya lo señaló un pensador antiguo: puede uno recorrer los pueblos del mundo y se encontrará con que muchos de ellos no han construido teatros ni coliseos; otros no han desarrollado las artes o algunas de ellas; aun en otros faltan instituciones que ya existían en pueblos que les eran contemporáneos. Sin embargo -decía el filósofo e historiador Plutarco, del siglo II de la era cristiana-, que no se conocían pueblos en los que no existiera alguna forma de expresión del sentimiento religioso, por muy primitivos que tanto este como aquella pudieran ser.

Como parte de esa expresión -y de manera muy particular en las religiones que lograron alcanzar un determinado grado de desarrollo- aparecen también los libros sagrados: el conjunto de aquellos textos que una determinada comunidad religiosa considera que son de particular interés y valor para ella, y, como consecuencia, poseedores de una autoridad tal que ningún otro texto comparte. Por eso existen los Vedas y El libro de los muertos, El Corán, El libro de Mormón y los libros de Russell. Las diferentes comunidades religiosas interpretan de diversa manera el origen y el significado de su propio conjunto de libros sagrados.

En el cristianismo no podía ser de otra manera. Por una parte, hereda del judaísmo una colección de libros sagrados-la Biblia hebrea que, con el tiempo, pasó a denominar con la expresión «Antiguo Testamento». Y, por otra, su propia experiencia y desarrollo le hace producir una serie de textos que también se van incorporando al conjunto de libros tenidos como de especial valor y autoridad.

LA HISTORIA DEL TEXTO, LA TRANSMISIÓN DEL TEXTO Y LA FORMACIÓN DEL CANON:

¿Cómo se formó el canon del Nuevo Testamento?

Es obvio que no se trata de que a alguien se le hubiera ocurrido reunir en un solo volumen un cierto conjunto de obras -muy dispares, por cierto, en cuanto a extensión y contenido- y hubiera proclamado, porque así le pareció bien, que esos libros eran sagrados.

Tampoco se trata de que Dios le haya soplado a alguien en el oído y le haya dictado, libro por libro, la lista completa de los que habrían de componer el Nuevo Testamento.

El proceso fue muy distinto. Mucho más complejo, mucho más rico y mucho más interesante. Y no exento de dificultades. En primer lugar, hay una estrechísima vinculación entre la formación del canon y la formación del texto. Ambos desarrollos no pueden identificarse, pero tampoco pueden separarse sin hacer violencia a uno de los dos.

Como es de sobra conocido, los escritos del Nuevo Testamento son escritos ocasionales. Con ello queremos decir que hubo una «ocasión» (o unas «ocasiones») que, de hecho provocaron su formación. O, dicho de otra manera: Esos textos no aparecen simplemente porque sus autores un día se levantaron con ganas de escribir y luego tuvieron la brillante idea de que sería «bonito» poner por escrito lo que les había venido a la mente. Al contrario. No es extraño el caso de un determinado autor bíblico que escriba angustiosamente, y que habría preferido no tener que escribir lo que estaba escribiendo. Eso es, en efecto, lo que a veces le pasaba a Pablo apóstol. Oigámoslo cuando escribe estas palabras: «Porque por la mucha tribulación y angustia de corazón os escribí con muchas lágrimas, no para que fueseis contristados Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces lo lamenté» (2 Co 2.4; 7.8a).

Fueron muy diversas las «ocasiones» o circunstancias que movieron a los diferentes autores del Nuevo Testamento a poner en papiro (que era el papel de la época) sus pensamientos, exhortaciones, esperanzas, oraciones, etc. El material que se incluye en esa obra global es variado: hay predicaciones, cuentos que Jesús contaba (eso son las parábolas, y Jesús era un consumado e inigualable narrador), relatos de acontecimientos, oraciones, exhortaciones, visiones proféticas y apocalípticas, escritos polémicos, cartas personales, secciones poéticas En cada caso, fue el problema o situación particular que el autor quería enfrentar y las características propias de sus lectores lo que determinó la naturaleza de cada escrito.

Por supuesto, mucho de lo anterior también se encuentra en la Biblia hebrea y, de alguna manera, ella sirvió de modelo para los escritores neotestamentarios. A ese modelo ellos agregaron su propia creatividad y ciertos detalles que eran característicos de la época en la que se forma el Nuevo Testamento. Hay, sin embargo, en el desarrollo de la comunidad cristiana de los primeros tiempos y en su producción literaria, una diferencia fundamental respecto de los escritos heredados del judaísmo. Veamos:

– Cuando Pablo, Pedro, Juan o Judas, pongamos por caso, se sientan a escribir, ya sea por propia mano o, como solía hacer Pablo, por la interpósita mano de un secretario, lo que querían hacer era responder a la situación específica que se les había presentado: pleitos entre hermanos, inmoralidad en la congregación, penetración en la comunidad cristiana de ideas extrañas que negaban tanto la eficacia de la obra de Jesucristo como la eficacia de la fe, gozo por la fidelidad de los hermanos y por la expresión de su amor, necesidad de recibir aliento en momentos de dificultad y prueba o lo que fuera. Y esas autoridades de la iglesia escriben, habiendo buscado la dirección de Dios, en su calidad de tales: apóstoles, obispos (en el sentido neotestamentario), pastores y dirigentes de la comunidad cristiana en la diáspora.

– Cuando ellos escribían, ni siquiera soñaban que aquello que producían tenía, o llegaría a tener, la autoridad de los escritos sagrados que leían en la sinagoga y en las primeras congregaciones de cristianos. Puede decirse que en el Nuevo Testamento, quizás con la excepción del Apocalipsis -por su naturaleza particular-, no hay indicios de que sus autores creyeran que lo que estaban escribiendo iba a ser parte de «La Escritura». Pero, por proceder esos escritos de quienes procedían, por la autoridad que representaban sus autores y por considerar que, de alguna manera, eran testimonio de primera mano y fidedigno de «las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas» (Lc 1.1), los grupos cristianos no sólo guardaron y releyeron los textos que directamente ellos habían recibido sino que, además, comenzaron a producir muchas copias y a distribuirlas entre otras tantas comunidades hermanas. Poco a poco, los cristianos fueron reconociéndoles a esos textos autoridad privilegiada para la vida de la Iglesia y, con ello, reconocieron la inspiración divina en su producción y elaboraron, en fecha posterior, la doctrina correspondiente.

Nos hemos referido hasta ahora a libros del Nuevo Testamento que se escribieron, en su mayoría, «de corrido». La situación se torna más compleja cuando tratamos de textos como los de los evangelios, cuya composición siguió otro camino.

En efecto, a Jesús no lo seguían estenógrafos que iban tomando notas de todo lo que él hacía y enseñaba, y que luego «se sentaron a escribir un libro».

De la palabra hablada a los textos escritos.

La primera etapa de la transmisión del material que se incluye en los cuatro evangelios corresponde a la «tradición oral»: los apóstoles y demás discípulos de Jesús contaron a sus nuevos hermanos en la fe todo lo que podían recordar de su experiencia con su Señor y salvador.

Muy pronto comenzaron a hacerse colecciones escritas de los dichos de Jesús. Quizá nos parezca que algunos dichos de nuestro Señor que encontramos en los evangelios canónicos están como «descolgados» de su contexto literario. Probablemente se deba ello a que hayan sido tomados de alguna de esas colecciones.

De los textos que han llegado hasta nosotros, y por los testimonios de escritores antiguos, sabemos, además, que los seguidores de Jesús y de sus apóstoles también hicieron, en fecha posterior, otras colecciones de libros sagrados. Textos favoritos de esas colecciones parecen haber sido los escritos de Pablo.

Cuando los autores de los evangelios que son parte del Nuevo Testamento se pusieron a redactar en forma final sus escritos, echaron mano del material que tenían a su disposición, e incluso buscaron más información por su propia cuenta. De ello da claro testimonio el propio Lucas, al comienzo de su evangelio.

Ahora bien, ni los cuatro evangelistas fueron los únicos que escribieron obras de ese género literario que llamamos «evangelio», ni Lucas fue el único que escribió un libro como el de Hechos, ni las epístolas del Nuevo Testamento fueron las únicas epístolas cristianas que circularon en el mundo antiguo, ni nuestro Apocalipsis es el único libro cristiano de ese tipo que se escribió en la antigüedad.

¿Qué queremos decir con lo anterior?

Sencillamente que, dada la naturaleza del cristianismo, su expansión y la diversidad que había entre los cristianos de los primeros siglos (sin olvidar las desviaciones que se llamaban a sí mismas cristianas), fueron muchos los que se dedicaron a escribir «evangelios», «hechos», «epístolas» y «apocalipsis». Relativamente pronto, la iglesia comenzó a discriminar entre unos y otros, aunque, en algunos casos, la discriminación no resultaba muy fácil.

Además, en la etapa inmediatamente posterior a los apóstoles hubo cristianos -entre los que se contaban algunos que con su sangre habían sellado la genuinidad de su testimonio y de su vida, como Ignacio, Obispo de Antioquía, o como Justino, de sobrenombre Mártir o el Filósofo- que escribieron obras muy importantes, ya sea para defensa de la fe o para la edificación de los cristianos. Algunas de esas obras resultaron ser sobremanera apreciadas por muchas comunidades cristianas, donde se leían con verdadera veneración y respeto. De entre ellas, unas, como la Primera epístola de Clemente de Roma a los corintios, la Carta de Bernabé, El Pastor, de Hermas, la Didajé y otras, llegaron a ser consideradas por muchos cristianos, y por las comunidades a las que ellos pertenecían, como obras canónicas y, por tanto, como escritos sagrados investidos de autoridad para la iglesia.

EL CANON

La situación interna de la Iglesia.

Desde el primer siglo -y de ello tenemos testimonio en los escritos del Nuevo Testamento- los dirigentes cristianos hubieron de enfrentarse a problemas que tenían que ver no sólo con aspectos prácticos de la vida cristiana personal y comunitaria (cuestiones morales y de relaciones personales), sino también con desviaciones doctrinales, resultado de la incomprensión -o de la distorsión intencionada- del significado del evangelio. En varios libros del Nuevo Testamento podemos detectar esta lucha de aquellos primeros escritores cristianos.

Surgen entonces las controversias doctrinales, en algunas de las cuales se vio envuelto todo el mundo cristiano. Por supuesto, no todas suscitaron el mismo interés (algunas estaban circunscritas a una región) ni tenían igual importancia. Pero desde el principio se vio una necesidad imperiosa: la de contar con un corpus propio de libros sagrados que pudieran servir como punto de referencia y como fuente y criterio a la hora de tomar decisiones doctrinales. En otras palabras: hacía falta establecer un canon.

Como es de esperar, la conciencia de esta necesidad no fue algo que irrumpió repentinamente en los círculos cristianos. Es más, los cristianos de los primeros siglos, como ya se indicó, llegaron a considerar que algunos libros que actualmente no forman parte de nuestro Nuevo Testamento sí eran parte del canon. Este hecho es fundamental para entender el panorama que hoy se nos presenta en el marco general del cristianismo, pues no todos los cristianos aceptan el mismo conjunto de libros canónicos.

En líneas anteriores mencionamos algunos de esos libros que fueron citados como fuentes de autoridad por los escritores cristianos. A este respecto, es necesario ampliar nuestra comprensión de aquel período. Esos mismos cristianos, incluidos los autores de los libros que componen el Nuevo Testamento, se sentían en libertad de citar, en sus obras, escritos que no eran parte del canon del Antiguo Testamento, tal como este se acepta hoy por la mayoría de las iglesias protestantes. Esta libertad de uso, junto al hecho de que los libros sagrados de la primera comunidad cristiana eran los que habían recibido del judaísmo, explica que cuando empiezan a hacerse las primeras listas de los nuevos libros admitidos por la iglesia aparezcan en ellas algunos de los que hoy nos extrañamos y no aparezcan otros que todas las comunidades cristianas de nuestra época aceptan como canónicos. Veamos, a vuelo de pájaro, los siguientes hechos:

Recepción de los libros y autoridad conferida.

Los escritos de los apóstoles y de los otros seguidores de Jesús (especialmente la mayoría de aquellos escritos que luego se incluyeron en el conjunto que llamamos Nuevo Testamento) gozaron desde muy temprano de una calurosa recepción y se convirtieron en fuente de autoridad para los escritores cristianos de los años subsiguientes. Cuando se leen los escritos de los Padres apostólicos puede notarse la presencia, en ellos, de la enseñanza apostólica, tal como la conocemos por los libros ahora canónicos. Hay citas, en esos escritos, de todo el Nuevo Testamento, con excepción de los siguientes libros: Filemón, 2 de Juan y 3 de Juan. Los siguientes se citan muy poco: 2 de Pedro, Santiago y Judas.

Algunos tratados de los Padres apostólicos -tratados fundamentalmente pastorales-, por la naturaleza de su contenido, por la autoridad de su autor y por su cercanía temporal y temática a la enseñanza de los apóstoles, gozaron de gran simpatía, prestigio y aceptación. Aun cuando se basaban en lo que habían transmitido los discípulos de Jesús (de ahí el recurrir a las citas de las obras de estos últimos), muy pronto esos mismos escritos comenzaron a ser citados como libros de igual autoridad: los miembros de la comunidad los leían como si fueran parte de las «escrituras cristianas».

Los Padres de la Iglesia.

El período inmediatamente posterior al de los Padres apostólicos se conoce como el de los «Padres de la iglesia». Algunos dividen este período, a su vez, en tres etapas (que no tienen necesariamente secuencia cronológica): la etapa apologética (los Padres apologistas), la polémica y la científica. Es entonces cuando recrudecen los problemas doctrinales, tanto por los ataques externos de los enemigos del cristianismo como por dificultades internas, causadas por el sano deseo de profundizar en la inteligencia de la fe y en la comprensión de la enseñanza. De hecho se trata, en este último aspecto, de reducir cada vez más el ámbito del misterio; o sea, de intentar «explicar» todo aquello que pueda ser explicable, incluso después de aceptar la irrupción del misterio o del milagro. Por ejemplo, aceptada, como hecho y como milagro, la encarnación, se buscará explicar cómo se unen las dos naturalezas (humana y divina) en la persona de Jesús. Lo mismo sucede respecto de la persona y la voluntad. Y otro tanto en relación con la doctrina de la Trinidad.

Los esfuerzos fueron múltiples, y variadas las soluciones propuestas. Desafortunadamente, la nuevas relaciones entre el cristianismo y el imperio romano hacen que intereses políticos no sean ajenos a las controversias teológicas.

No es de extrañar, dadas esas circunstancias, que el período nos ofrezca una gran riqueza de producción literaria: amplia y variada, en la que están representados los diferentes bandos teológicos en pugna.

Marción.

En el siglo II aparece un personaje de cuya vida tenemos muy pocos datos: Marción. Al parecer, fue excomulgado de la iglesia por su propio padre (quien debió, por tanto, ser obispo). Luego se afilió a la comunidad cristiana de Roma, y también de allí lo expulsaron (probablemente en el 144 d.C. Influido por creencias no cristianas, consideró que el Dios de quien habla el Antiguo Testamento no es el Dios verdadero, por lo que rechazó, en bloque, todos los libros de la Biblia hebrea. Por aquel entonces no se había establecido en la iglesia ningún canon, y por eso bien puede afirmarse que es Marción el primero que define un canon de libros cristianos. Según él, estaba constituido por el Evangelio de Lucas y por diez de las epístolas paulinas (todas menos las cartas pastorales; Hebreos no cuenta). Aun en esos libros que aceptó, Marción hizo recortes, pues consideraba que la iglesia había manipulado el texto y lo había pervertido.

La acción de Marción fue muy significativa. Muchos escritores cristianos lo atacaron. Fue condenado en el 144 d.C. Pero su atrevimiento dio inicio, en cierto sentido, a un proceso que llevaría a la definición de un canon «cerrado». «La polémica contra las pretensiones de los gnósticos de disponer de tradiciones secretas y contra las de Marción de escoger y corregir los textos, rechazando además las Escrituras hebreas, contribuyó a reforzar la conciencia del privilegio que tenían los escritos juzgados como apostólicos, en función de la acogida que obtuvieron entre las principales iglesias y teniendo en cuenta los criterios internos de seriedad y ortodoxia».

Ya por el año 200 d.C. se ha aceptado la idea del canon y se ha compilado una buena parte de su contenido; sin embargo, no hay unidad de criterio en cuanto a la totalidad de los libros que lo componen. Este hecho se percibe muy bien por las dudas y variaciones que se presentan en las listas que se dan en diversas partes donde el cristianismo se había desarrollado.

Taciano.

Antes de finales del siglo II, Taciano -que había sido discípulo de Justino Mártir- escribe su Diatessaron (ca. 170 d.C.), que es una armonía de los cuatro evangelios. Este hecho muestra que, para esa fecha, ya se consideraba que los evangelios canónicos eran esos cuatro.

El fragmento de Muratori.

De finales del siglo II o principios del III, es un manuscrito que contiene una lista de libros del Nuevo Testamento, escrita en latín, conocida como el Fragmento Muratori, por el nombre del anticuario y teólogo que descubrió el documento: Ludovico Antonio Muratori.

En el Fragmento Muratori se mencionan, como libros aceptados, 22 de los que componen nuestra versión del canon del Nuevo Testamento. Faltan los siguientes: Hebreos, Santiago, 1 y 2 de Pedro, 3 de Juan. Pero se añaden, como aceptados, otros dos libros: Apocalipsis de Pedro y Sabiduría de Salomón. Además, se da una lista de obras que fueron rechazadas por la iglesia, por diversas razones.

Orígenes.

Por su parte, el gran Orígenes (quien muere alrededor del año 254 d.C.), indica que son aceptados veintiún libros del actual canon de veintisiete; pero hay otros que él cita como «escritura», como la Didajé y la Carta de Bernabé. Luego menciona entre los textos acerca de cuya aceptación algunos dudan, los siguientes: Hebreos, Santiago, Judas, 2 de Pedro, 2 y 3 de Juan, además de otros libros (como la Predicación de Pedro o los Hechos de Pablo).

Eusebio de Cesarea.

Eusebio de Cesarea nos presenta, en su Historia eclesiástica, una síntesis de la situación a principios del siglo cuarto, en cuanto al status de los libros sagrados dentro del cristianismo. Dice así el padre de la historia eclesiástica:

«En primer lugar hay que poner la tétrada santa de los Evangelios, a los que sigue el escrito de Hechos de los Apóstoles.

»Y después de este hay que poner en lista las Cartas de Pablo. Luego se ha de dar por cierta la llamada 1 de Juan, también la de Pedro. Después de estas, si parece bien, puede colocarse el Apocalipsis de Juan, acerca del cual expondremos oportunamente lo que de él se piensa.

»Estos son los que están entre los admitidos [griego: homolo-goumena]. De los libros discutidos [antilegomena], en cambio, y que, sin embargo, son conocidos de la gran mayoría, tenemos la Carta llamada de Santiago, la de Judas y la 2 de Pedro, así como las que se dicen ser 2 y 3 de Juan, ya sean del evangelista, ya de otro del mismo nombre.» Entre los espurios [noza] colóquense […] aun, como dije, si parece, el Apocalipsis de Juan: algunos, como dije, lo rechazan, mientras otros lo cuentan entre los libros admitidos».

RESUMEN

¿Qué nos enseña todo este proceso?

Primero, que el camino de la recepción y aceptación como libros privilegiados de un determinado número de textos a los que se les reconoció especial autoridad en las comunidades cristianas fue un proceso propio y natural de esas mismas comunidades. No fue resultado de una decisión consciente, de tipo jerárquico o conciliar. Las comunidades cristianas recibieron con alegría, respeto y hasta reverencia las comunicaciones (epístolas, por ejemplo) de los apóstoles o de otros dirigentes de la iglesia, y las aceptaron como documentos que poseían autoridad. Las leían y releían y las compartían con otras comunidades hermanas.

Movida por su impulso misionero, la iglesia muy pronto comenzó a sacar copias de esos mismos textos y a repartirlas a las nuevas comunidades que se iban constituyendo a lo largo y ancho del Imperio y aun más allá de sus fronteras.

Segundo, que los demás escritores cristianos, predicadores, teólogos, etc., utilizaron esos escritos y los citaron con frecuencia, en su esfuerzo por comprender mejor la enseñanza cristiana y compartirla con sus lectores.

Tercero, que así se fue reuniendo un conjunto de libros que gozaban del mismo privilegio de aceptación. Este proceso de colección no fue uniforme en todo el territorio en que había presencia cristiana. Por una u otra razón, algunos libros eran aceptados por unas comunidades y rechazados por otras. Fue esa precisamente la causa de que no hubiera una única e idéntica lista de libros «canónicos» en todas partes.

Cuarto, que el fenómeno que acabamos de explicar no se limita, de manera exclusiva, a variaciones dentro del conjunto de libros que hoy aceptamos como canónicos. No sólo algunos de estos eran rechazados por algunas comunidades, sino que otros libros extraños a esa lista eran aceptados, quizás por esas mismas comunidades.

Quinto, que las listas de los siglos II y III que han llegado hasta nosotros representan, fundamentalmente, la posición de los grupos cristianos que las confeccionaron (o a los cuales pertenecían las personas que las confeccionaron). Por ejemplo, el «canon» de Muratori (o sea, la lista de libros que aparece en el fragmento de ese nombre) es, con toda probabilidad, el «canon» de la comunidad cristiana de Roma.

Sexto, que la variedad que se produjo se daba, en términos generales, dentro de un marco determinado, con excepción de los «cánones» que se fueron formando en comunidades que estaban al margen de la iglesia (como es el caso de la iglesia marcionita).

Séptimo, que no es sino a partir del siglo IV cuando comienzan a tomarse decisiones conciliares respecto de la composición del canon. Al principio se trató solo de concilios locales o regionales. Muy posteriormente fue asunto de los concilios generales o ecuménicos.

Octavo, que esas decisiones conciliares confirman la tendencia que se manifestaba en los siglos precedentes y, poco a poco, va consiguiéndose un consenso que se orienta al cierre del canon de los veintisiete libros, en las iglesias cristianas mayoritarias. Desde el siglo IV en adelante, los concilios publican listas de los libros que componen el Nuevo Testamento. Algunos de los libros tenidos por «dudosos» pasan a engrosar la lista del canon. Otros, quedan fuera para siempre. A veces, las circunstancias religiosas de una región podían afectar la aceptación definitiva de un determinado libro. Por ejemplo, en el Oriente se tarda más tiempo en aceptar el Apocalipsis de Juan porque este libro fue usado por algunos para apoyar ideas que se consideraban heterodoxas. Por otra parte, se siguió dudando, hasta el día de hoy, de la paternidad literaria paulina de Hebreos (o de la petrina de 2 de Pedro). Pero los veintisiete libros canónicos son los que la iglesia cristiana en su gran mayoría ha aceptado y acepta.

Hay que destacar que la aceptación definitiva del canon del Nuevo Testamento no se debió a las decisiones de los concilios. Lo que estos hicieron no fue sino reconocer y ratificar lo que ya estaba sucediendo en las diversas comunidades cristianas que formaban la iglesia universal.

Nos toca, como cristianos, agradecer a Dios por el don especial de estos libros que son «un libro», abrir sus páginas para descubrir en ellas su palabra, para recibir inspiración y corrección, y para comprender mejor su voluntad.

«conoces las sagradas Escrituras, que pueden instruirte y llevarte a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús. Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud, para que el hombre de Dios esté capacitado y completamente preparado para hacer toda clase de bien» (2 Ti 3.15-17.

Autor: Plutarco Bonilla Acosta.

El CANON DEL NUEVO TESTAMENTO

¿Moisés escribió la Torah?

La Torah, tal y como nos ha llegado, constituye un conjunto de cinco libros – Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio – atribuidos en bloque a Moisés.

A efectos de su análisis como escrito que cambió la Historia semejante circunstancia es suficiente en la medida en que ésa es la forma final en que la conocemos.

No obstante, no resulta del todo ocioso dedicar unas líneas a la denominada hipótesis documentaria siquiera porque es común encontrar a tan trasnochada teoría en la práctica totalidad de las ediciones católicas de la Biblia y en algunas protestantes.

La creencia en que los cinco libros de la Torah se debieron a la redacción de Moisés se mantuvo inalterable hasta finales del s. XIX.

Las razones fundamentales para sustentar este punto de vista eran que así lo indica el propio texto, que así se había transmitido por generaciones y que ninguno de los manuscritos de la Torah con que se contaba indicaba ni siquiera de manera indirecta que en su redacción hubieran participado más autores o que el texto final fuera un ensamblado de distintas obras.

Obviamente, algunos versículos como los últimos de Deuteronomio donde se hace referencia a la muerte de Moisés se atribuían a un redactor posterior, pero en conjunto la Torah seguía considerándose mosaica.

Como además tanto Jesús, como los apóstoles o los rabinos del Talmud sostuvieron sin sombra de duda esa misma idea tanto cristianos como judíos no vieron razones para discutirla.

LA HIPÓTESIS DOCUMENTARIA

Este punto de vista comenzó a verse seriamente cuestionado cuando en la última década del s. XIX Julius Wellhausen sostuvo que, en realidad, la Torah había experimentado una redacción muy dilatada en el tiempo y que se debía a varios autores que, por supuesto, no se podían identificar con Moisés.

De acuerdo con la teoría de Wellhausen, el texto de la Torah no era sino la fusión de varias tradiciones cuya existencia independiente quedaba demostrada fundamentalmente por tres razones.

La primera era que la escritura no existía en la época de Moisés y, por lo tanto, él no podía haber redactado el texto de la Torah. La segunda que el texto contenía repeticiones o dobletes de episodios que hacían pensar en textos procedentes de tradiciones distintas, pero reunidas en la redacción última de la Torah y la tercera, que Dios era llamado con diversos nombres en el texto lo que indicaría diferentes obras. Partiendo de esta última base Wellhausen estableció la existencia de una serie de documentos a los que denominó J, E, D y P según que el nombre utilizado fuera Yahveh (J), Elohim (E), perteneciendo las iniciales D y P a unos supuestos documentos deuteronomista y sacerdotal. Por lo que se refiere a la datación, los documentos se extenderían desde el año 1000 a. de C., en la época de David al s. V a. de C., ya al regreso del Exilio en Babilonia.

La hipótesis documentaria encajaba a la perfección con una visión de la Historia de las religiones que partía de una concepción evolutiva en virtud de la cual el ser humano habría ido pasando por diversos estadios de su desarrollo espiritual y, por lo tanto, resultaba inaceptable una formulación tan primitiva de la fe monoteísta.

Asimismo resultaba atrayente por su insistencia en determinar la datación de una obra partiendo no de criterios históricos y arqueológicos sino filológicos. Ambos aspectos pesaron mucho en su aceptación inicial y posterior.

DIFÍCILMENTE ACEPTABLE

Debe decirse, sin embargo, que actualmente, desde el punto de vista de la investigación histórica, la hipótesis documentaria es muy difícilmente aceptable precisamente por sus prejuicios metodológicos y su carencia de base historiográfica.

Para empezar, ni siquiera los partidarios de la hipótesis coinciden a la hora de delimitar el contenido de cada uno de los supuestos documentos de los que no tenemos la menor prueba textual.

Aunque existe un acuerdo sobre la existencia de los supuestos documentos, lo cierto es que su contenido concreto es objeto de una controversia no pocas veces encarnizada. C. A. Simpson, por ejemplo, habla de J1 y J2 en lugar de sólo J ; R. H. Pfeiffer añade a los documentos de Wellhausen otro al que denomina S y atribuye relación con Edom ; O. Eissfeldt incluye una fuente L o laíca, etc.

Sin embargo, lo más importante no es la inconsistencia de la propia exposición de la hipótesis documentaria sino las sólidas evidencias en su contra.

Así, para empezar, la evidencia arqueológica e histórica es rotundamente contraria a las conclusiones de Wellhausen y sus seguidores expresadas en una época en que la arqueología estaba en mantillas.

Los ejemplos al respecto son numerosos. El interés por el monoteísmo en el Oriente próximo en una época cercana a la fecha tradicional de redacción de la Torah, la estructura de pacto contenida en Deuteronomio o la evidencia arqueológica del período -que, por ejemplo, desmiente rotundamente la afirmación de Wellhausen de la inexistencia de escritura en la época de Moisés aportando testimonios como los de Ugarit, las inscripciones del monte Sinaí o el calendario de Gezer- apuntan claramente a un contexto histórico y cronológico mosaico, pero resultarían absurdos en una época situada casi un milenio después como pretende la hipótesis documentaria.

Por otra parte, incluso las características de los relatos previos al período de Moisés como son los asignados a la época de los patriarcas aparecen muy bien atestiguados en fuentes como las tablillas de Mari (c. 1700 a. de C.) o las leyes de Nuzi (c. 1500 a. de C.).

Si algo nos muestran por lo tanto la Historia y la arqueología es que la Torah pudo ser perfectamente obra de Moisés –que, previsiblemente, utilizó fuentes anteriores- pero que muy difícilmente podría pertenecer a un período posterior.

En segundo lugar, los supuestos dobletes de la Torah no pasan, por regla general, de ser episodios distintos referidos a personajes diferentes y no repeticiones del mismo relato. A nadie en su sano juicio se le ocurriría pensar que si un español que viviera en 1936 dijera que su padre y su abuelo habían vivido una guerra civil se trataba de un doblete.

Lamentablemente, así habría sido en relación con las guerras carlistas. Tampoco nadie podría decir que si ahora un español afirma haber vivido una crisis económica es sólo un doblete de la que pudo vivir su padre en los años cuarenta-cincuenta. Ambas crisis –por no hablar de las intermedias– son reales y no dobletes.

De la misma manera, el empleo de los diversos nombres divinos en la Torah se debe no a una pluralidad de autores sino a un contenido específico de cada uno de esos nombres es algo que aparece expresamente contemplado en los comentarios judíos.

De hecho, ya en el s. XII Yehudáh ha-Leví escribió un libro titulado Cosri en el que explicaba la etimología de los distintos nombres divinos. En el s. XX, ha sido Umberto Cassuto el que ha vuelto a retomar magistralmente esta cuestión dejando de manifiesto que la pluralidad de nombres divinos puede indicar muchas cosas pero no, desde luego, una diversidad de autores.

En ese sentido, no deja de ser significativo que, por ejemplo, en los últimos años se hayan multiplicado los libros de historiadores que sostienen la imposibilidad de la hipótesis documentaria especialmente en relación con el primer libro de la Torah, el Génesis.

Rolf Rendtorff, por ejemplo, ha indicado que la asignación de palabras y expresiones hebreas a documentos concretos se colapsa cuando se realiza una investigación seria y, a la vez, señala que la noción de teología específica de estos documentos es “ilusoria”.

Thomas L. Thompson, por su parte, ha repudiado igualmente la hipótesis documentaria señalando que la redacción de la Torah es prácticamente contemporánea con los episodios que relata. Incluso John Van Seters –a pesar de que mantiene la creencia en algunos documentos- ha afirmado que la hipótesis documentaria deber ser “contemplada ampliamente como obsoleta”.

Finalmente, Duane Garrett en uno de los estudios más inteligentes sobre la redacción del Génesis escritos en la última década del s. XX niega la hipótesis documentaria y sitúa la redacción del libro en los días de Moisés.

Fue Cassuto el que señaló que la hipótesis documentaria no se apoyaba en pilares caracterizados por la debilidad por la sencilla razón de que ni siquiera tenía esos pilares.

En buena medida, puede afirmarse que la defensa actual de la hipótesis documentaria descansa fundamentalmente en la pereza que caracteriza a ciertos segmentos del mundo académico para actualizar lo que aprendieron décadas antes.

Cyrus Gordon, al final de un artículo dedicado al estudio de la hipótesis documentaria, ha relatado una anécdota bien iluminadora al respecto:

“Un profesor de la Biblia en una universidad de vanguardia me pidió en cierta ocasión que le diera los hechos reales acerca de JEPD. Esencialmente le dije lo mismo que he escrito aquí. Me contestó entonces: lo que me ha dicho me ha convencido, pero seguiré enseñando el antiguo sistema. Cuando le pregunté el por qué me respondió: porque lo que usted me ha contado implica que tendría que desaprender y además volver a estudiar y reflexionar. Me resulta más fácil continuar con el sistema aceptado de la Alta Crítica para el que contamos con libros de texto”.

Lamentablemente, el caso del interlocutor de Gordon es bastante más común en los claustros universitarios y en los seminarios de lo que sería deseable.

Fuente: ProtestanteDigital.com

¿Moisés escribió la Torah?

LA EQUIVALENCIA DINÁMICA (9)

Les compartimos el 9no extracto de la traducción del libro en inglés titulado “Dynamic Equivalency”; una vez más les pedimos que nos envíen sus aportes para corregir la traducción. El libro en inglés lo pueden descargar de: http://www.wayoflife.org/free_ebooks/dynamic_equivalencey.php

¿A DONDE LLEVARÁ LA EQUIVALENCIA DINÁMICA?

Sería prudente considerar a donde se dirigen las cosas, ahora que el método de equivalencia dinámica ha ganado tal ascenso.

No más Biblias precisas

En primer lugar, donde la equivalencia dinámica prevalece, no serán producidas más Biblias precisas. Sólo habrá las sueltas, poco confiables paráfrasis.

El hecho de que las Sociedades Bíblicas Unidas están presionando agresivamente para reemplazar las versiones literales (“equivalencia formal”) con sus nuevas versiones de equivalencia dinámica (“lenguaje común”) es abiertamente admitido, al menos en sus publicaciones más técnicas. Un artículo aparecido en The Bible Distributor, Número 27, octubre-noviembre de 1986, titulado “Promoting a Common Language Translation” (“La promoción de una traducción del lenguaje común”, de Daniel C. Arichea, Consultor de Traducciones USB para la región Asia-Pacífico, y MK Sembiring, Oficial de Información de la Sociedad Bíblica de Indonesia. Da mucha atención a su informe:

¿Cómo la Sociedad Bíblica promueve un lenguaje común (c.l.) -también llamado traducción de equivalencia dinámica (e.d.)? ¿Cuáles son las formas de superar la resistencia de la gente de la iglesia, los líderes y los miembros por igual, a traducciones de e.d.?

En 1985, la Sociedad Bíblica de Indonesia se embarcó en un programa para promover la c.l. Biblia de Indonesia que salió de la prensa en mayo de ese año. Varios meses antes de eso, el personal IBS comenzó a considerar un programa viable PARA ASEGURAR QUE ESTA NUEVA TRADUCCIÓN sería utilizada por las iglesias de todo el archipiélago indonesio. En las sesiones de planificación para este programa de promoción, los siguientes asuntos entraron en foco:

La mayoría de los cristianos indonesios son muy aficionados a la traducción estándar de 1974, que es una traducción de correspondencia formal (f.c.), de naturaleza similar a la Inglés Revised Standard Version. La actitud positiva hacia esta traducción a menudo resulta en una actitud muy sospechosa y negativa hacia cualquier otra traducción. …

Un enfoque básico que se empleó fue promover la traducción c.l., no en lugar de, pero además de la traducción estándar que ya se ama y se utiliza, a fin de obtener ACEPTACIÓN PARA ESTA.

La tendencia de la gente que traduce es hablar muy bien de las traducciones e.d. a veces hasta el punto de ridiculizar implícitamente las traducciones c.f.. HAY, POR SUPUESTO, JUSTIFICACIÓN DE TAL ENTUSIASMO. LA IDEA DE TRADUCCIONES DE EQUIVALENCIA DINÁMICA O FUNCIONAL ES COMO LA PERLA BÍBLICA DE GRAN PRECIO: UNA VEZ LA PERSONA SE ENTERA DE LO VALIOSO QUE ES, ESA PERSONA TIENDE A DEJAR TODAS LAS OTRAS TRADUCCIONES EN FAVOR DEL TESORO RECIÉN ENCONTRADO. Pero este enfoque crea problemas para las personas que ya utilizan otras traducciones. Muchas personas tienen la idea de que las traducciones que se aprecian ya no se publicarán y, debido a eso, empiezan a resistir la nueva traducción, incluso antes de leerla. En vista de esto, se decidió un nuevo enfoque: promovie los dos tipos de traducción. Tanto traducciones c.f. y traducciones e.d. son traducciones válidas. El problema no es que uno es mejor que el otro, sino que no se reconoce a menudo que se traducen sobre la base de principios diferentes de traducción. … Ambas traducciones son válidas y ambas se esfuerzan por ser fiel al texto bíblico. Pero mientras que la traducción c.f. conserva las diversas formas y términos bíblicos, la traducción e.d. reproducen estos términos a la luz de su contexto; Además, utiliza un lenguaje que expresa el significado del texto bíblico lo más natural posible y en un nivel que es apropiado para los lectores previstos.

EN ESTE ENFOQUE DE LA PROMOCIÓN AMBAS TRADUCCIONES HA ROTO RESISTENCIA A LA NUEVA TRADUCCIÓN CL. Muchos ahora LEER JUNTOS CON LA F.C. TRADUCCIÓN. BASTANTES HAN CAMBIADO COMPLETAMENTE A LA TRADUCCIÓN C.L., SOBRE TODO DESPUÉS DE DARSE CUENTA DE QUE ES MUCHO MÁS FÁCIL DE LEER Y ENTENDER.

A partir de este informe de cómo se está promoviendo la versión en idioma común en Indonesia, el plan y la metodología de las Sociedades Bíblicas Unidas se hace evidente. Su objetivo es en última instancia, reemplazar las versiones anteriores de “equivalencia formal” con la paráfrasis de equivalencia dinámica. Comparan este nuevo método de traducción a la “perla de gran precio” y reconocen que una vez que un individuo encuentra el supuesto valor de este método “tiende a dejar todas las demás traducciones a favor del tesoro recién descubierto.” Pero también se dan cuenta de que un gran número de cristianos todavía aman las versiones literales anteriores, y tienden a ser escépticos de las nuevas versiones de idioma común. Por lo tanto, para “vencer la resistencia de la gente de la iglesia a las traducciones de equivalencia dinámica” trazan diversos enfoques por el que durante un período de tiempo la resistencia del pueblo hacia los nuevos paráfrasis hábilmente se descompone. Al principio ellos defienden tanto las viejas y las nuevas versiones como válidos y buenos, pero el objetivo real es reemplazar las versiones oficiales. Así, los autores del informe anterior proclaman con mucho entusiasmo, “Este enfoque de promocionas ambas traducciones ha roto la resistencia a la nueva traducción cl. Muchos ahora leerla junto con la traducción c.f. No pocos han cambiado completamente a la traducción L.C”.

En este sentido, recordamos la siguiente cita del libro de Jakob Van Bruggen The Future of the Bible (El futuro de la Biblia): “Las traducciones en lenguaje coloquial [equivalencia dinámica] tiene la mayor prioridad. Sus costos totales son pagados y este pago tiene prioridad. En la parte inferior de la lista están las traducciones en lengua tradicional de la iglesia; no hay nuevos fondos para ser formadas por éstos, a menos que estos fondos se nutran de campañas especiales. Consulte la “Tabla de Prioridades,” Bible Translator 23 (1972): p. 220. Pablo Ellingworth escribió en la misma edición (p 223.): «Desde que las Sociedades Bíblicas nunca tienen suficiente dinero para todo, esto significa que es poco probable que en el futuro apoyen traducciones en ‘lenguaje tradicional eclesiástico” (Jakob Van Bruggen, El futuro de la Biblia, pág. 67).

Vemos que no habrá nuevos fondos de las versiones “tradicional eclesiásticas” de las Sociedades Bíblicas Unidas. Esta es una situación que existe desde hace bastantes años. En agosto de 1987, recibí una carta de Geoff Horner de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, quien reconoció que “prácticamente todas las traducciones se están llevando a cabo en la actualidad directamente por UBS son [traducciones de la lengua común] de CLT.” Esta misma forma de pensar existe en la Biblia Wycliffe Traductores. TODAS sus traducciones son versiones de equivalencia dinámicas. El mundo se está llenando de “Biblias” que son débiles paráfrasis en el mejor caso.

Por otra parte, la prevalencia de versiones de equivalencia dinámicas disminuye el nivel de lectura de la Biblia en las iglesias y conduce a aumentar el analfabetismo bíblico.

“Finalmente, después de un cuarto de siglo de traducciones de la Biblia de fácil lectura diseñadas para hacer la Biblia accesible a las masas, el analfabetismo bíblico continúa en una espiral. En lugar de resolver el problema, las traducciones modernas, con su asunción de un público teológicamente inepto, puede haberse convertido en una profecía autocumplida “(Ryken, The Word of God in english [a Palabra de Dios en Inglés], p. 110).

No Más Biblias Mejestuosas

La Biblia es más que una colección de palabras que debe ser traducida correctamente. Es al majestuoso y poderosa Palabra del Dios vivo,. De todos los libros del mundo, sólo la Biblia está escrita por Dios. Así, una buena traducción de la Biblia será minuciosamente exacta, pero será más que eso; será majestuoso. No va a leer como un periódico o una novela o un discurso político sino como la Palabra eterna de Dios!

Considere las siguientes declaraciones a lo largo de esta línea, por un profesor de literatura en una universidad cristiana:

“¿Que se pierde a medida que avanzamos por el continuo que va de lo exaltado a lo coloquial? La primera cosa que se pierde es la dignidad de la Palabra de Dios. Si escalamos por la majestuosidad y, en su caso, la elocuencia de la Biblia en un formato prosaico plano, la Biblia deja de ser algo especial. Un crítico de la traducción coloquial moderna ha dicho con razón que esta “especie de familiaridad, también, puede generar desprecio.” … Un segundo efecto de la disminución de la lengua es la pérdida de la potencia efectiva de que la Biblia King James una vez fue la piedra angular. Un miembro de un comentario moderno de la traducción en un pasaje lo citó con la afirmación: “Casi todo se ha perdido [de la KJV: no sólo el ritmo, sino el sentido de la autoridad que va con ella –que arriostramiento sentido que no estamos apelando a las ideas o vagas esperanzas propias, sino con la firma de las promesas y los hechos. Se ha convertido en débil'”(Leland Ryken, La Palabra de Dios en Inglés, pp. 205, 206).

“El Buen ritmo de una Biblia es como un examen de calificación: Si la traducción no puede medir hasta en este asunto, no está en el camino para ser una Biblia superior para el uso público y para la lectura oral en situaciones más particulares. … La mejor prueba del ritmo es simplemente leer pasajes en voz alta. … Si en la lectura oral de un pasaje fluye y fluye suavemente, evita las paradas bruscas entre las palabras y las frases, cuando sea posible, y proporciona una sensación de continuidad, es rítmicamente excelente. Si la traducción estorba el flujo del lenguaje y es consistentemente staccato en efecto, es rítmicamente inferior. … Todas estas consideraciones hacen del ritmo un problema de traducción esencial, no uno periférico. Para un libro que se lee en voz alta con la frecuencia que la Biblia es leída, y pora un libro cuyas expresiones se cargan con tanta frecuencia con fuertes sentimientos y sublimes ideas, el excelente ritmo debe ser considerado como un hecho “(Ryken, pp. 257, 259).

“‘Que la Biblia pueda leerse en el sentido moderno significa aplanarse, bajar el tono y convertir en prosa expositiva tibia lo que en la KJV es salvaje, lleno de asombro, poético y apasionado. Significa disminuir el voltaje de la KJV por lo que no van a explotar los fusibles'”(Ryken, citando Dwight Macdonald,” The Bible in Modern Undress”, en Literary Style of the Old Bible and the New [El Estilo Literario de la Biblia Vieja y la Nueva] ed. DG Kehl, 1970, p. 40).

“‘Estamos en peligro real de perder, en una época de prosa plana, una capacidad esencial e inestimable de la lengua plenamente efectiva en la Biblia Inglés … la capacidad de expresar por el tono y matiz, por el ritmo, por la belleza y la fuerza del vocabulario, lo religioso, lo espiritual, los antojos éticos del hombre'”(Ryken, citando a Henry Canby, “A Sermon on Style”, en Literary Style of the Old Bible and the New [El Estilo Literario de la Biblia Vieja y la Nueva], ed. DG Kehl, 1970,. p 427).

“El tono es el término literario que se refiere a cosas tales como la actitud del escritor hacia su objeto, la idoneidad de estilo para el contenido y la exactitud de efecto en un lector. … De vez en cuando me encuentro con el sentimiento de que la equivalencia dinámica aboga que la Biblia “no debe sonar como la Biblia. ‘Billy Graham hizo suyas las The Living Lattera diciendo que son emocionantes para leer la Palabra … [en] un estilo que se lee como el periódico de hoy.” No estoy de acuerdo con estos veredictos. Un libro sagrado debe sonar como un libro sagrado, no como la prensa diaria. Se debe llamar la atención y respeto, y no hacer que se exprese en el lenguaje de la parada de camiones. El fracaso de las traducciones coloquiales modernas es con frecuencia una falta de tono” (Ryken, The Word of God in English [La Palabra de Dios en Inglés], pp. 278, 279, 280).

“Lo que un erudito literario dijo de una traducción moderna es generalmente cierto para toda la equivalencia dinámica y las traducciones coloquiales: esto ‘hace que se deslice más suavemente en el oído moderno, pero también se desliza con mayor facilidad; la extrañeza y la ceremonia antigua de las viejas formas hacen que permanezca en la mente.” No es sólo que la proliferación de las traducciones haya hecho difícil la memorización de la Biblia, si no que realmente la hizo una causa perdida. … Estas traducciones son inherentemente deficientes en las cualidades que la hacen memorizable” (Ryken, The Word of God in English [La Palabra de Dios en Inglés], p. 284).

“Yo creo que la iglesia cristiana tiene una profunda responsabilidad hacia el lenguaje de un pueblo … Lejos de canonizar o explotar, la lengua flácida, vaga de nuestro tiempo, la Biblia debe estar mostrar constantemente hacia arriba, dirigiendo una luz de arco sobre ella, cauterizando sus impurezas'” (Ryken, citando a Martin Jarrett- Kerr,” “Old Wine: New Bottles,” [Vino Viejo:. Nuevas Botellas,”] en The New English Bible Reviewed [La Nueva Biblia Inglés Comentada], p 128).

Las Escrituras en hebreo y griego son hermosas, majestuosas y dignas, y cuando la Escritura se traduce con precisión y, literalmente, por gente espiritual y literariamente calificados, su majestuosidad inherente brillará a través de la traducción. La equivalencia dinámica no puede producir una traducción verdaderamente majestuosa porque toma demasiadas libertades con la Palabra de Dios; de hecho, la equivalencia dinámica desdeña la majestuosidad y grandeza de la Biblia y deliberadamente baja lo más exaltado, más noble de libros al nivel de un periódico humilde, que tiene tan poco valor que se lee hoy en día y se arroja lejos mañana.

No más Confianza en las Biblias

No habrá confianza porque las equivalencias dinámicas están en conflicto entre sí y no hay ninguna norma establecida. Ya hemos dado ejemplos de esto.

No habrá confianza debido a la multiplicidad de las traducciones. El método de traducción de equivalencia dinámica requiere que la Biblia sea continuamente re-traducida porque el lenguaje está cambiando continuamente en el nivel cotidiano común. El “lenguaje de hoy” es siempre nuevo por lo que una Biblia que pretende ser en el “lenguaje de hoy” debe ser siempre nueva. Una multiplicidad de Biblias crea confusión porque el individuo se enfrenta a una desconcertante variedad de versiones, todas dicen ser mejor que las demás. ¿Pueden todas estas Biblias ser realmente la Palabra de Dios?
“El efecto [de la proliferación de las traducciones de la Biblia] ha sido desestabilizar el texto bíblico – para que sea siempre cambiante en vez de permanente. Con esta sucesión de nuevas traducciones (y su revisión constante), la gente ha perdido la confianza en la fiabilidad de las traducciones al inglés. Si cada año es una nueva traducción, al parecer, las existentes no deben ser lo suficientemente buenas. Y si las anteriores eran inadecuadas, ¿qué razón hay para creer que las actuales serán mejores?” (Leland Ryken, The Word of God in English [La Palabra de Dios en Inglés], p. 187).

No más Memorización de la Biblia

La multiplicación de las Biblias en Inglés ha disminuido seriamente la costumbre de memorizar las Escrituras. Y las flojas versiones de equivalencia dinámica casi totalmente desalientan esta práctica.

“Hemos perdido una Biblia común para los cristianos de habla inglesa, la comunidad cristiana ya no habla un ‘idioma’ bíblico universal. Y con la pérdida de una Biblia común hemos perdido la facilidad de la memorización de la Biblia. Después de todo, cuando una Biblia común existe, la gente escucha una y otra vez y ‘memoriza’ prácticamente sin ser consciente, pero esta facilidad se pierde cuando las traducciones se multiplican. Además, con la proliferación de las traducciones, a las iglesias y las organizaciones les resulta difícil saber qué traducción elegir por los efectos de la memorización; e incluso después de su elección, hay tanta variedad que una persona se enfrenta a la perspectiva de tener que memorizar de diferentes traducciones en diferentes contextos” (Ryken, The Word of God in English [La Palabra de Dios en Inglés[, p. 62).

He visto muchos ejemplos de esto. Por ejemplo, en agosto de 2003, visité la Iglesia Comunidad Saddleback en California del sur, pastoreada por Rick Warren de la famosa Iglesia con Propósito. Observé en el camino hacia el auditorio que sólo unas pocas personas llevaban Biblia, y la razón se hizo evidente cuando vi la multiplicidad de versiones que se utilizaron en la predicación. Un bosquejo del sermón fue entregado con el boletín, y seis o siete versiones fueron citados, la mayoría de ellas paráfrasis como la Biblia Viviente, la Biblia Dios Habla Hoy, El Mensaje, la Versión en Ingles de Hoy y la Versión en Inglés Contemporáneo [Living Bible, the New Living Bible, The Message, the Today’s English Version, and the Contemporary English Version]. Hubiera sido imposible haber seguido a lo largo en una sola Biblia, sin importar cuál hubieras traído. El resultado es que un gran número de personas no traen sus propias Biblias y por lo tanto no se prueba con cuidado la predicación.

Es un hecho que hay menos memorización de las Escrituras en un contexto como el que hay cuando las personas usan una traducción de equivalencia formal estándar.

No más Biblias

Donde la equivalencia dinámica prevalece tal vez no haya más ninguna Biblias completa. Hay un fuerte movimiento por parte de las Sociedades Bíblicas Unidas para producir selecciones de la Biblia en lugar de toda la Biblia o incluso todo el Nuevo Testamento. Jacob Van Bruggen escribe de este desarrollo:

Incluso una importante traducción de la lengua común, como la TEV es todavía un libro grueso. No es “fácil de leer” para todas las personas.

El objetivo de las Sociedades Bíblicas, por lo tanto, es proporcionar traducciones para grupos destinatarios concretos, como ‘Los lectores principiantes; Niños y Jóvenes; Estudiantes y jóvenes; Mujeres; Ciegos y Discapacitados Visuales; Grupos especiales (por ejemplo, la gente de vacaciones, las víctimas de los desastres naturales, los trabajadores migrantes, los presos, las personas en los hospitales, los miembros de las fuerzas armadas); Audiencias de medios de comunicación; gente escuchando el audio de las Escrituras.” [“[“Free the Word for Modern Man! The Programme of Advance [¡Libera la palabra para el hombre moderno! El Programa de Avance] de la década de los 70 aprobados por el Consejo de UBS en Addis Abeba, “Sec. I: principales grupos destinatarios, Boletín de la UBS 93, 1973, p. 5 ss.]

Las traducciones de la Biblia separadas para todos estos grupos y situaciones no son posibles. Para llegar a una variedad de grupos y situaciones de este tipo, se deben utilizar pasajes bíblicos seleccionados. La tabla a continuación indica que la producción de selecciones está aumentando más rápido que la de Biblias completas:

Ratio de Biblias a Selecciones en la distribución mundial de la UBS:

1962 1 Biblia a 3,5 selecciones

1969 1 Biblia a 18,5 selecciones

1974 1 Biblia para 33 selecciones (Van Bruggen, The Future of the Bible [El futuro de la Biblia], Pág. 30).

Los que están detrás del desarrollo de este fenómeno afirman que están regresando a las condiciones que existían antes de la invención de la imprenta que hizo factible la difusión de toda Biblias. De hecho, profesan que al alejarse de la impresión de la Biblias en conjunto a la producción de selecciones de la Biblia, están regresando a las puras condiciones de la iglesia primitiva.
Según Eugene Nida, una Biblia completa no logra un efecto equivalente casi tan bien como lo hace una selección:

“Algunas personas todavía están temerosas de las consecuencias de tales acontecimientos [centrados en la producción de partes de la Biblia en lugar de toda la Biblia], pero en un sentido las Sociedades Bíblicas están reproduciendo hoy el equivalente cultural de lo que sucedió en la primera generación de la iglesia cristiana, cuando las palabras de Jesús y las cuentas de sus maravillas fueron ampliamente difundidas tanto en folletos separados o, evidentemente, como muchos estudiosos creen, como series límite de selecciones (E. Nida, “una nueva época en las Sociedades Bíblicas,” Boletín de la. UBS, nº 96, 1974, pp 7-8).

Hay un grave error aquí. El intento de volver al primer siglo en este asunto en particular es regresión, no progreso. Las primeras iglesias no tenían todo el Nuevo Testamento en un solo volumen, aunque reconocieron por la guía del Espíritu Santo, que epístolas y escritos eran las Sagradas Escrituras y cuales eran falsas. Si habían los cristianos del primer siglo tenido la oportunidad de haber tenido toda la Biblia bellamente encuadernada en un volumen, como podemos tener hoy en día, podemos estar seguros de que la habría tenido y la habrían atesorado con sus vidas. Esa no era la voluntad de Dios; estaban viviendo en un período de transición durante el cual la Santa Biblia se estaba terminando, sus capítulos finales incluso entonces se escriben. Podemos alabar a Dios que ese día es pasado. El libro se ha completado, y el Dios de la Historia ha dado al hombre la imprenta por lo que el bendito libro puede ser impreso y difundido en todo el mundo económicamente en la medida en que la persona más humilde pueda tener su propia copia de la misma Palabra de Dios. ¡Increíble! ¡Maravilloso! El deseo de volver a un período anterior de la historia en la que una bendición no fue posible es locura extraña. Pero esto es exactamente lo que se proponen – y propuso seriamente – los gurús equivocados que están liderando la influencia de las Sociedades Bíblicas Unidas.

“¿Cuál es entonces el futuro de la Biblia? ¿Seguirá siendo un libro completo, o se convertirá en un paquete de selecciones? ¿La Biblia continuará siendo un libro para todos, o cada individuo en el futuro tendrá su propia carpeta de selecciones? “(Van Bruggen, pp. 30-32).

Conclusión

Nuestro objetivo ha sido el de informar a la gente de lo popular que la equivalencia dinámica se ha convertido en los últimos tiempos de Dios, y para advertir de su peligro. Esto es algo que tiene una enorme y creciente influencia en todo el mundo, y no sólo entre los teólogos modernistas y nuevos evangélicos, sino incluso entre algunos fundamentalistas.

Es esencial entender que la mentalidad de lenguaje común ha abierto las compuertas de la corrupción. Es imposible producir una Biblia pura siguiendo estos principios. Teniendo flojos ellos mismos y sus seguidores con los principios de traducción literal, los gurús de la equivalencia dinámica están causando que el mundo se llene de paráfrasis. Estas personas no tienen ancla. Se han desatado a sí mismos de la autoridad inflexible del texto original, y no habrá fin a los pensamientos heréticos que este movimiento va a desovar.

LA EQUIVALENCIA DINÁMICA (9)

LA EQUIVALENCIA DINÁMICA (8)

Les compartimos el 8vo extracto de la traducción del libro en inglés titulado “Dynamic Equivalency”; una vez más les pedimos que nos envíen sus aportes para corregir la traducción. El libro en inglés lo pueden descargar de: http://www.wayoflife.org/free_ebooks/dynamic_equivalencey.php

Con base en verdades a medias

Al igual que todos los errores, la equivalencia dinámica se basa en muchas medias verdades. Los escritos de los defensores de la equivalencia dinámica contienen muchas cosas con las que estamos de acuerdo, sin embargo, van más allá de la verdad. Considere algunas de las verdades a medias de equivalencia dinámica:

En primer lugar, la equivalencia dinámica dice que una traducción demasiado literal no es la correcta.

Los que promueven la equivalencia dinámica comienzan inevitablemente dando ejemplos de traducciones salvajemente inapropiadas y el uso de éstas como justificación de su metodología paráfrasis. Eugene Nida hace esto en Cada Hombre en su Propio Idioma (Every Man in His Own Language):

“Traducciones literales-las más fáciles y las más peligrosas-son la fuente de muchos errores. El misionero en América Latina que constantemente utiliza la frase “aconteció” apenas se dio cuenta de que eso significaba sólo para las personas “algo vino para pasar allí.” … Literalmente la historia de María sentada a los pies de Jesús, “sólo para descubrir más tarde que lo que habían dicho en realidad describe a María como “‘en ‘el regazo’ Jesús” una cosa es hablar de “ascuas de fuego en la cabeza” si uno está hablando a una congregación de habla Inglés; pero si se habla de esa manera en algunas partes de África, puede ser mal malinterpretado, por eso es uno de los métodos de tortura y el homicidio” (Eugene A. Nida, God’s Word in Man’s Language, Harper and Brothers, 1952, p. 17) .

Se trata de un hombre de paja para desviar la atención de las libertades impropias que los defensores de equivalencia dinámica toman con la Palabra de Dios. La solución a una traducción literal inexpresiva no es equivalencia dinámica, sino una traducción razonable, espiritual, que busca ser fiel a las palabras y forma originales y que no toma las libertades espantosas de la equivalencia dinámica, sino está dispuesta a dejar que la Palabra de Dios diga lo que dice en lugar de cambiarlo-incluso en aras de la simplificación. La metodología correcta de la traducción de la Biblia que se ha llamado una “esencialmente traducción literal” y una “traducción equivalencia formal”, en oposición a la equivalencia dinámica.

En segundo lugar, la equivalencia dinámica, dice el traductor debe interpretar.

¡Esto es cierto! Un ejemplo es Isaías 7:14, donde podría decirse que es posible traducir la palabra hebrea “almah”, ya sea como “joven” o como “virgen”. El Cristiano que honra a Cristo, traductor bíblico-creyente elegirá siempre virgen, porque sabe que el verso es una profecía mesiánica del nacimiento virginal de Cristo. Este es el resultado de la interpretación. He aquí otro ejemplo. En el idioma nepalés no hay un término genérico para el vino como existe en el griego y hebreo. El traductor, por lo tanto, debe interpretar pasajes como Juan 2 cuando está seleccionando una palabra nepalí para el vino. Él debe traducirlo “jugo de uva” o “bebida fuerte”, etc., dependiendo del contexto.
Todos los traductores se enfrentan a esto, pero el hecho de que un traductor debe interpretar las cosas en las Escrituras antes de que se traduzcan no justifica las libertades extremas que se están tomando en las versiones de equivalencia dinámica.

Además, hay una gran diferencia entre la necesidad de interpretar las palabras y la de pasajes de interpretación. Considere lo siguiente de Leland Ryken, profesor de Inglés en la Universidad de Wheaton:

“Cada vez que un traductor decide que una palabra Inglesa capta mejor el significado de una palabra en el texto original, la decisión implica una interpretación. Pero hay una diferencia fundamental entre la interpretación lingüística (decisiones con respecto a lo que las palabras inglesas expresan más el hebreo o palabras griegas) y la interpretación temática del significado de un texto. El no distinguir entre estos dos tipos de interpretación ha llevado tanto a la confusión y la licencia en la traducción. … Es el momento de llamar a una moratoria sobre la afirmación engañosa y falsa que toda traducción es interpretación. Para las traducciones literales, esencialmente, la traducción es la traducción, y su tarea es expresar lo que dice el original. Sólo para traducciones equivalentes dinámicas es toda la traducción potencialmente interpretación -algo añadido al original o cambiado del original, para producir lo que los traductores piensan que el pasaje significa”(Ryken, The Word of God in English: Criteria for Excellence in Bible Translation, 2002 , pp. 85, 89).

En tercer lugar, la equivalencia dinámica dice que las personas para las que se está haciendo la traducción deben tenerse en cuenta.

Una vez más, esto es cierto. Cada traductor debe tener en menta a la gente para quien está traduciendo, pero eso no significa que podemos cambiar higuera por árbol de plátano o sangre por muerte o gracia por bondad o santos por gente de Dios o pastores por funcionarios de la iglesia!

En cuarto lugar, la equivalencia dinámica dice que algunas cosas implícitas deben hacerse explícitas.

Esto es cierto. Por ejemplo, a veces las palabras se deben agregar en la traducción para hacer un pasaje inteligible y/o sacar palabras implícitas en el original. Un ejemplo de esto son las palabras que aparecen en cursiva en la versión King James. Estas son palabras que se han añadido por los traductores, pero que no están explícitamente en los textos originales. Este tipo de cosas son esenciales en el trabajo de traducción de la Biblia y es algo que siempre se ha hecho. Pero este importante principio de traducción contrasta con la perversión de la equivalencia dinámica de la misma en el siguiente ejemplo de Isaías 53: 1 en el Today Inglés Versión:

KJV- “¿Quién ha creído a nuestro anuncio? y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? ”

TEV- “El pueblo responde:” ¿Quién hubiera creído lo que nos informan? ¿Quién podría haber visto la mano de Dios en esto?'”

Las cosas añadidas y modificadas en este pasaje ilustran que la equivalencia dinámica va más allá de cualquier límite apropiado de fiel traducción. ¿Sobre qué autoridad los traductores TEV añaden “El pueblo responde” a este pasaje? ¿Sobre qué autoridad han cambiado los tiempos de los verbos? ¿Sobre qué autoridad han cambiado “brazo del Señor” por “la mano del Señor”? Los traductores que hacen este tipo de cosas pueden reclamar sólo estar haciendo explícito lo que está implícito, pero en realidad están corrompiendo la Palabra de Dios. Ninguno de estos cambios son realmente implícitos en este versículo.

Veamos otro ejemplo. Esta vez vamos a comparar Efesios 3:2-4 en el RV a la Contemporary English Version (CEV):

KJV- “Si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros: ¿Cómo que por revelación que dio a conocer a mí el misterio; (como escribí anteriormente, en pocas palabras, lo que, cuando leéis, podáis entender mi conocimiento en el misterio de Cristo “.

CEV- “Oísteis duda acerca de la bondad de Dios en mí elegir para ayudarle. De hecho, esta carta te dice un poco acerca de cómo Dios me ha mostrado sus caminos misteriosos. Al leer la carta, también averiguar qué tan bien realmente lo hago entender el misterio de Cristo”.

Vemos que las libertades tomadas por los traductores de equivalencia dinámica van más allá de cualquier límite adecuado de traducción de la Biblia. Esto es válido para prácticamente cualquier ejemplo que podamos dar de estas versiones. Ellos simplemente no son fieles. Los defensores de la equivalencia dinámica no lo admiten, pero, amigos, es cierto. La equivalencia dinámica (por cualquier nombre) es una nueva metodología que los hombres de Dios del pasado -los William Tyndales y los Adoniram Judson- habrían rechazado en el temblor y el asco.

La equivalencia dinámica es especialmente peligrosa porque es una sutil mezcla de verdad y error. Muchos de los que siguen este método de traducción han aceptado la amarga tarta de la equivalencia dinámica debido a la dulzura de la verdad entremezclada en la misma. Los principios pueden sonar tan razonables. Pero la conclusión es que la equivalencia dinámica es una perversión de la Escritura.

Una respuesta inadecuada a problemas reales

Los promotores de la equivalencia dinámica usan ejemplos de trabajos de traducción en las naciones no desarrolladas entre los analfabetos para justificar su metodología. Escuche Traductor misionero Lynn Silvernale:

“¿Cómo hablar acerca de las ovejas a las personas que nunca han visto las ovejas y no tienen ninguna palabra para tal animal? ¿Qué es lo que utiliza para “vino” en una lengua que tiene palabras sólo para ‘jugo de uva” y “licor fuerte”? Cómo expresar términos y conceptos teológicos como “justicia” “justificación”, “propiciación”, es otro gran desafío para la mayoría de los traductores. En muchos idiomas tribales estos conceptos son extranjeros y no hay términos readymade para expresarlos. Ha tomado a algunos traductores meses y años para encontrar un término adecuado en su idioma para tales ideas abstractas como “amor” y “santidad”. Para tener una idea de lo que está involucrado, intente expresar “propiciación” en lo más breve, de manera la más clara posible un traductor para poner en un lenguaje que no tiene tal término” (Silvernale, By the Word).

Los problemas así declarados pueden hacer que la equivalencia dinámica parezca correcta, razonable. Estos son problemas que los traductores de la Biblia y misioneros siempre han enfrentado, sin embargo, es sólo en los últimos años que el concepto orgulloso de la equivalencia dinámica con su voluntad de cambiar la forma de la Palabra de Dios para adaptarse a la cultura del hombre ha sido propuesta como solución.

Las culturas extranjeras no son los únicos problemas que se utilizan para ilustrar la supuesta necesidad de traducción de equivalencia dinámica. Las publicaciones de las Sociedades Bíblicas Unidas están llenas de problemas involucrados en permitir varios grupos como niños y personas sin hogar para comprender las Escrituras.

Es cierto que hay enormes problemas implicados en la traducción de la Biblia a las culturas extranjeras y para los pueblos analfabetos o marginalmente alfabetizados. Pero nunca es adecuado cambiar la Palabra de Dios por el bien de su adaptación a otra cultura. La solución correcta es traducir la Biblia con exactitud, entonces explicar la traducción con notas al pie, diccionarios, y comentarios.

¿Qué pasa si una lengua es demasiado primitiva para llevar las Escrituras? ¡Digo no traducir la Biblia a este idioma! Puedo oír los gemidos ahora de los que tienen una mentalidad Wycliffe. Pero, ¿quién ha dado al hombre el permiso de cambio de la Palabra de Dios? ¿Quién ha dado tal permiso? Dios dice: “Toda palabra de Dios es limpia; El es escudo a los que ponen su confianza en Él. No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso” (Prov. 30: 5-6). Esto es lo que Dios dice, y yo asumiría que esta es la última palabra sobre el tema!

A la luz de advertencia de Dios acerca de la manipulación de su Palabra, me permito sugerir que el método adecuado de enfoque sería el siguiente:

En primer lugar, porciones simples de la Escritura pueden ser traducidos y utilizados para el evangelismo. A medida que el número de conversos crece dentro de un grupo lingüístico, otras porciones de las Escrituras pueden ser traducidas y utilizadas para enseñar a los nuevos cristianos acerca de las cosas de Dios. Además, una traducción exacta de las Escrituras en un idioma comercial local a menudo puede ser utilizado para capacitar a los líderes tribales clave, que a su vez pueden enseñar a su propia gente y ampliar el proceso de crecimiento. A través de este medio, durante un período de tiempo, el lenguaje de un grupo puede desarrollarse de modo que con el tiempo podría ser capaz de llevar a toda la Palabra de Dios. Debemos recordar que tardó 230 años para que la Biblia sea perfeccionada en Inglés, desde el momento de la primera traducción de Wycliffe del Latín en 1380 a la Biblia King James de 1611. Durante ese período, el propio idioma Inglés estaba siendo perfeccionando y madurando desde sus raíces en anglosajón, latín, francés y otras lenguas.

Lo anterior es el método que se ha utilizado con éxito a través de los siglos por los misioneros fieles que nunca han utilizado la equivalencia dinámica. La Biblia debe levantar a la gente hacia el cielo, no al revés. La equivalencia dinámica es un camino hacia atrás, de pensar al revés.

La Biblia no dice que las Escrituras deben ser traducidas a todos los idiomas. Dice el Evangelio debe ser predicado a todas las personas (Mc. 16,15). Mientras que el Evangelio puede ser traducido a todas las lenguas, lo mismo no es necesariamente cierto para toda la Biblia.

Muchos hacen luz de la idea de usar un lenguaje comercial para enseñar a la gente las cosas de Dios. Hablan de la necesidad de utilizar el “lenguaje del corazón.” Dicen que una lengua comercial nunca puede llegar al corazón. Creo que es un error. Los que entienden un idioma, a pesar de que puede que no sea su lengua materna, puede entender las verdades de la Palabra de Dios desde ese idioma. Claro, siempre es agradable escuchar cosas en la propia lengua materna. Eso es todo bien y bueno. Pero yo digo, si es necesario, sería mejor educar a un pueblo entero en una lengua comercial para que puedan tener la incorrupta Palabra de Dios más que corromper la Palabra de Dios a través de la equivalencia dinámica.

Sin Control firme en el Proceso de Traducción

Desde que la equivalencia dinámica permite al traductor tomar tantas libertades con las palabras y forma de las Escrituras, no hay controles firmes sobre el proceso de traducción. Considere el siguiente ejemplo de la primera parte de 1 Tesalonicenses 1:3. Daremos la traducción de la fiel Biblia King James y otras dos traducciones literales y luego de tres versiones de equivalencia dinámica. Veremos que las traducciones literales coinciden palabra por palabra, ya que no hay ningún problema textual en este pasaje; pero que las equivalencias dinámicas son dramáticamente diferentes, no sólo de las versiones literales, sino también la una de la otra:

KJV “… la obra de vuestra fe, del trabajo de amor …”

NASV (New American Standard Version) “… la obra de vuestra fe, del trabajo de amor …”

ESV (English Standard Version) “… la obra de vuestra fe, del trabajo de amor …”

NLB ((New Living Bible) “… el trabajo producido por fe, el trabajo motivado por el amor …”

TEV (Today’s English Version) “… cómo usted pone su fe en práctica, cómo su amor le hizo usted trabaja tan duro …”
CEV (Contemporary English Version) “… su fe y
amar el trabajo … ”

AMPLIFIED: “su trabajo energizado por la fe y el servicio
motivado por el amor”

“El gran rango de variabilidad en las traducciones equivalentes dinámicas de este versículo muestra que una vez que se abandona la fidelidad a la lengua del original, no hay controles firmes sobre la interpretación. El resultado es un texto desestabilizado. Ante la variedad de traducciones equivalentes dinámicas, ¿cómo puede un lector tener confianza en una traducción al Inglés de este versículo? Y si es posible traducir con mayor precisión al abandonar las palabras del original hacia sus ideas, ¿por qué las traducciones equivalentes dinámicas terminan en tal desacuerdo entre ellas? En lugar de mejorar la precisión, la equivalencia dinámica subvierte nuestra confianza en la exactitud de la traducción” (Leland Ryken, The Word of God in English, 2002, p. 82).

CONTINUARÁ…

LA EQUIVALENCIA DINÁMICA (8)

LA EQUIVALENCIA DINÁMICA (7)

Les compartimos la 7ma porción de la traducción del libro en inglés titulado “Dynamic Equivalency”; una vez más les pedimos que nos envíen sus aportes para corregir la traducción. El libro en inglés lo pueden descargar de: http://www.wayoflife.org/free_ebooks/dynamic_equivalencey.php

Confunde Traducción con Evangelismo y Enseñanza

El traductor debe transmitir fielmente las palabras y el mensaje del original al idioma receptor lo más literalmente posible. Al hacerlo, obviamente, debe intentar hacer la traducción tan clara para los lectores como sea posible sin hacer daño a las palabras y formas originales. El traductor no tiene libertad para simplificar lo que Dios no ha simplificado. La fidelidad absoluta al texto original debería ser la suma preocupación del traductor de la Biblia.

Es el evangelista y el trabajo del maestro, entonces, explicar el mensaje a la gente. El traductor de la Biblia, cuyo objetivo primordial es hacer la Biblia clara a los no salvos por necesidad se convierte en un corruptor de la Biblia.

El eunuco etíope estaba leyendo las Escrituras y no podía entender lo que leía. Fue trabajo de Felipe el evangelista explicar las Escrituras a este hombre (Hechos 8: 26-33). ¡Si Felipe hubiera creído las teorías de la equivalencia dinámica podría haber vuelto a casa después de esta experiencia y reescrito y simplificado el libro de Isaías, el libro que el eunuco etíope estaba leyendo! ¿No era obvio que el sincero, pero no salvo, etíope no había sido capaz de entender la Biblia? ¿No es obvio que muchos otros hombres deben estar en la misma condición que este de Etiopía? ¿No es obvio que no hay suficientes evangelistas para hablar personalmente con cada persona perdida y explicarle la Biblia a ellos? Bueno, entonces, debemos reformular la Biblia y cambiar sus palabras difíciles, anticuadas (el libro de Isaías era ya de cerca de 800 años de edad cuando el eunuco lo estaba leyendo) para que el no cristiano pueda recogerlo y “entenderlo sin dificultad.” Ciertamente esto agradaría a Dios. Tal es el pensamiento tan comúnmente celebrado entre aquellos que promueven la equivalencia dinámica.

Pero Felipe y los primeros líderes cristianos habrían tenido las manos cortadas en lugar de haber manipulado las santas palabras de Dios. ¡Ese libro es Santo! ¿Es realmente? ¿Es correcto para inscribir “Santa Biblia” en la portada de este libro? Sí, el nombre de Dios es santo y reverendo, se nos dice en las Escrituras (Sal 111:9.), Pero también leemos que “has engrandecido tu palabra sobre todo tu nombre” (Sal 138:2.)! Si el nombre de Dios es santo y temible, y Dios ha engrandecido Su Palabra, sobre todo, su nombre, entonces Su Palabra es aún más santa y más reverendo de su nombre! Increíble, pero cierto. ¡Ay de aquellos que están manipulando indeciblemente este Libro Sagrado.

Reduce la Biblia al pueblo en lugar de elevar el Pueblo hacia la Biblia

La equivalencia dinámica es una metodología al revés. En lugar de aumentar la población hasta el nivel de la Biblia a través de la educación, que busca llevar la Biblia al nivel natural del pueblo de la ignorancia espiritual.

“En lugar de bajar la Biblia a un denominador común más bajo, ¿por qué no hemos de educar a la gente para subirla hasta el nivel requerido para experimentar la Biblia en toda su riqueza y la exaltación? En lugar de esperar lo menor de los lectores de la Biblia, debemos esperar los más de ellos. La grandeza de la Biblia exige lo mejor, no lo menos. … La más difícil de las traducciones modernas al inglés – la King James – se utiliza más en segmentos de nuestra sociedad que son relativamente incultos, como se define en la educación formal. … La investigación ha demostrado en repetidas ocasiones que la gente es capaz de elevarse a las capacidades sorprendentes e incluso maravillosas para leer y dominar un tema que es importante para ellos. … Si los lectores modernos son menos expertos en teología de lo que pueden y deben ser, es la tarea de la iglesia educarlos, para no darles traducciones de la Biblia que privan permanentemente del contenido teológico que está realmente presente en la Biblia” (Leland Ryken, The Word of God in English, pp. 107, 109).

Esto es exactamente lo que decimos a los que critican la Biblia King James por ser demasiado difícil para los de habla inglesa moderna. La Biblia King James contiene un cierto nivel de antiquation, pero el problema no es tan difícil de superar. Su vocabulario es mucho más pequeño que cualquiera de las versiones modernas. La mayoría de las palabras son sólo una o dos sílabas.

Su fraseo es corto y conciso. No es tan difícil de aprender lo que “thee, thou, and thine” significan. No es tan difícil de aprender lo que significan las 100 o más palabras anticuadas, que “quick” significa “living”, etc. ¿Qué se requiere? ¡Estudio! Y eso es exactamente lo que Dios requiere de aquellos que aprenden a entender correctamente Su Palabra (2. Tim 2:15).

En vez de traducir la Biblia para que suene como un lector de sexto primaria o el periódico de la mañana, tenemos que traducirla con precisión y majestuosamente, y luego educar a las personas para que puedan entenderla.

Hacemos esto mediante la producción de herramientas de estudio de la Biblia, como diccionarios y comentarios y concordancias. No hay nada nuevo acerca de este proceso. Esto es exactamente lo que los misioneros han estado haciendo durante siglos. Es un proceso que todavía funciona muy bien, y hablo por experiencia como misionero.

¿Qué pasa con los no salvos, dice usted? La Biblia en su conjunto no fue escrita para los no salvos. Es el evangelio de la Biblia que fue escrito para los no salvos (Rom. 1:16), y podemos hacer el evangelio tan simple como sea necesario para los perdidos (por medio del evangelismo personal, folletos, grabaciones de evangelio, las emisiones de radio, etc.), sin tratar de llevar la Biblia misma a su nivel. Como hemos visto, traducir la Biblia para que los no salvos la puedan entender sin ayuda es una imposibilidad absoluta, de todos modos, porque no puedan entenderla hasta que nazcan de nuevo. “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura: y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2:14.).

Confunde la inspiración con traducción

La teoría de la equivalencia dinámica, dice que el traductor debe preguntarse: “¿Cómo escribirían Moisés o Pablo si vivieran hoy?” Beekman y Callow desarrollan esta forma de pensar en la Traducción de la Palabra de Dios (Translating the Word of God):

“Los escritos originales eran tanto naturales en la estructura y significativa en el contenido. Cuando decimos que las Escrituras son naturales en la forma, simplemente decimos que, escribieron como hablantes nativos, cayeron dentro de los límites del hebreo natural, arameo o griego koiné. El uso de las palabras y sus combinaciones; la sintaxis; la morfología, todo era natural. Esta característica del original también se debe encontrar en una traducción” (Beekman y Callow, traducción de la Palabra de Dios,. P 40).

La equivalencia dinámica enseña a los traductores a hacer la pregunta, “¿Qué dirían los escritores de la Biblia si estuvieran hablando hoy?” Este pensamiento está defectuoso. Confunde inspiración y autoría con la traducción. Un autor tiene la autoridad para escribir lo que le plazca. En el caso de la Biblia, el autor era Dios y los secretarios eran los diversos escritores humanos. Los escritores humanos de la Biblia recibieron las palabras a través del proceso de la inspiración. El traductor no es un autor ni es un traductor recibiendo la Escritura por el proceso de inspiración divina; no hace más que traducir algo a otro idioma. El trabajo del traductor de la Biblia es traducir exactamente lo que Dios ha escrito. Su trabajo no consiste en adaptar las imágenes de la Biblia a una cultura moderna.

Además, no sólo el traductor no tiene la autoridad para modificar las Escrituras, no tiene manera de saber cómo los escritores de la Biblia hablarían si vivieran hoy. La sola idea de que podríamos realizar una tarea de este tipo es pura ficción.

“Los escritores bíblicos no están escribiendo hoy. Ellos escribieron hace miles de años. Para imaginarlos como escribir en una época en que no escribieron es participar en la ficción, y que distorsiona los hechos de la situación. … No queremos una Biblia especulativa. Necesitamos una Biblia basada en la certeza. Lo que es seguro es lo que los escritores bíblicos realmente dicen y escriben “(Leland Ryken, The Word of God in English, pp. 98, 99).

Intentan lo Imposible

Hemos visto que la equivalencia dinámica intenta volver a escribir la Biblia para hoy, que es una tarea imposible. En otros aspectos, la equivalencia dinámica intenta cosas que son imposibles. Veamos algunas de ellas.

Por un lado, la equivalencia dinámica intenta retener el significado exacto del original permitiendo al mismo tiempo grandes cambios en la adaptación del mensaje de la Biblia a la lengua y la cultura de las personas receptoras.

Considere la siguiente declaración del traductor de las Sociedades Bíblicas Unidas Thomas Headland:

“El objetivo de la traducción bíblica es hacer una traducción que se comunicará a la cultura de destino sin que tengan que aprender la cultura judeo-griego, mientras que al mismo tiempo sea fiel a la singularidad de la situación histórica y teológica de las Escrituras. No es una tarea simple!” (Thomas N. Headland, “Some Communication Problems in Translation,” Notes on Translation, No. 88, abril de 1982, Pág. 28).

Headland dice que esto no es una tarea sencilla. Se equivoca. ¡Es una tarea imposible! Dios escogió revelar Su Palabra en el marco de una cultura judeo-griego, y si cambia la Biblia hasta el punto de que los lectores puedan entender sin aprender nada acerca de esa cultura, han corrompido la Escritura.

En este punto hay que señalar que los defensores de la equivalencia dinámica afirman inevitablemente que sus traducciones son fieles al texto original. Todos los gurús de la equivalencia dinámica afirman esto. En la publicación de las Sociedades Bíblicas Unidas Traducciones Bíblicas para Uso Popular (Bible Translations for Popular Use), William Wonderly afirma que las versiones de equivalencia dinámicas son fieles al original:

“En las traducciones mencionadas anteriormente [la TEV, Living Bible, Versión Popular en Español, versión común Francesa, y Today’s Dutch Version, etc.] se han utilizado varias técnicas para producir una versión que es más significativa para los lectores a los que van destinados, PERMANECIENDO DENTRO DE LOS LÍMITES DE FIDELIDAD AL ORIGINAL POR UN LADO y el uso de un estilo aceptable por el otro”(. p 75).
La publicación de la Wycliffe Translator Traduciendo la Palabra de Dios (Translating the Word of God) por John Beekman y John Callow también afirma que el objetivo de la equivalencia dinámica es siempre la fidelidad al texto original:

“El objetivo debe ser una traducción que es tan rica en vocabulario, por lo idiomático en la frase, tan correcto en la construcción, tan suave en el flujo de pensamiento, tan claro en su significado, y tan elegante en el estilo, que no parece ser una traducción en absoluto, y sin embargo, AL MISMO TIEMPO, TRANSMITE FIELMENTE EL MENSAJE DEL ORIGINAL” (p. 32).

La Today’s English Version afirma esto:

“La Biblia Today’s English Version es una nueva traducción QUE BUSCA ESTABLECER CLARAMENTE Y CON PRECISIÓN EL SIGNIFICADO DE LOS TEXTOS originales en palabras y formas que son ampliamente aceptadas por todas las personas que utilizan el Inglés como medio de comunicación” (Prólogo, Holy Bible Today’s English Version with Deuterocanonicals/Apocrypha, American Bible Society, 1978).

La Contemporary English Version afirma esto:

“Cada intento ha tratado de producir un texto que es fiel al significado del original y que se pueda leer con facilidad y comprensión por parte de los lectores de todas las edades” (“Translating the Contemporary English Version,” Bible for Today’s Family New Testament, American Bible Society, 1991).

Ken Taylor, traductor de la Biblia al Día, afirma lo siguiente:

“Nosostros tomamos el pensamiento original y lo convertimos en el lenguaje de hoy. DE ESTA MANERA, PUEDE SER MUCHO MÁS PRECISA QUE LA TRADUCCIÓN VERBAL”(Evangelismo Hoy, diciembre de 1972).

¡Debería ser obvio que tales afirmaciones no significan nada! Hemos visto ejemplos de estas versiones, demostrando que son cualquier cosa menos fieles. Incluso se cambia el significado general del original. No me importa lo que afirma un traductor. ¡Si su traducción es una perversión de la Palabra de Dios, no voy a permitir que él se esconda detrás de su afirmación de que él es fiel a la Biblia!

Vamos a considerar una segunda imposibilidad de la equivalencia dinámica. Dicen los traductores que pueden saber cómo los oidores de la Biblia de hace siglos estaban impresionados.

Uno de los objetivos de la equivalencia dinámica es intentar reproducir la misma reacción en los oyentes modernos de sus versiones. Esto se conoce como traducción de impacto.

¡Algo completamente imposible! No podemos saber cómo hace siglos los hombres quedaron impresionados por la Palabra de Dios hablado con ellos.

Además, siempre ha habido diversas reacciones a la misma palabra por los diferentes oyentes. Un vistazo de esto se ve en Hechos 17, siguiendo el mensaje de Pablo a los atenienses. Todos escucharon el mismo mensaje de Dios ese día, pero unos se burlaban, algunos decidieron postergar la decisión hasta una fecha posterior, y algunos creyeron (Hechos 17:32-33).

El trabajo del traductor de la Biblia no es tratar de crear una cierta reacción en el oyente de la Biblia, sino concentrarse en hacer una representación fiel de las palabras eternas Santas de Dios. La mente del traductor es estar más especialmente en la lengua receptora, no en los individuos receptores. Cuando la traducción está terminada y comienza la predicación, los hombres responderán en las diversas formas en que siempre han respondido a la Palabra de Dios, algunos burlando, algunos ignorando y poniendo fuera, algunos creyendo.

CONTINUARÁ…

LA EQUIVALENCIA DINÁMICA (7)